Julio López
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"Las bicis pueden cambiar el sistema económico"
Por (reenvio) Ivan Illich - Wednesday, Jun. 13, 2012 at 4:04 PM

El sistema económico no promueve el uso de las bicis...

"Las bicis pued...
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"Los métodos que hoy se utilizan para producir energía, en su creciente mayoría agotan los recursos y contaminan el ambiente. Al ritmo actual de su utilización, el carbón, el petróleo, el gas natural y el uranio serán consumidos dentro del horizonte temporal de tres generaciones y entretanto, habrán cambiado tanto al ser humano como a su atmósfera de forma definitiva. Para transportar a un solo hombre en un Volkswagen una distancia de 500 km se queman los mismos 175 kg de oxígeno que un individuo respira en todo un año. Las plantas y las algas reproducen suficiente oxígeno para los tres mil millones de hombres que existen. Pero no pueden reproducirlo para un mundo automovilizado, cuyos vehículos queman cada uno por lo menos catorce veces más oxígeno del que quema un individuo." IVAN ILLICH, Energía y equidad (1973)

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Construccion natural: Volver a la tierra.
Por Verónica Alimonda - Wednesday, Jun. 13, 2012 at 4:23 PM

Construccion natural...
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En 1958, en la casa de una familia simple, una mujer le dice a su marido albañil mientras lo ve salir a trabajar: “Llevate a éste a la obra para que no pelee con las hermanas”. El marido obedece. Las manos blancas por el polvillo, la espalda encorvada y las rodillas doloridas es lo que muchos llaman gajes del oficio. Pero el hijo no se queja, y tampoco lo hace el padre. En cambio, trabajan juntos hasta que el hijo se convierte en adulto y finaliza sus estudios como constructor. Pero algo late en su interior, una ansiedad por aprender que lo lleva a consultar a un arquitecto y profesor suyo de dibujo. La pregunta: “¿Por qué no nos enseñan en la facultad a trabajar con materiales naturales?”. La respuesta: “¿Para qué perder el tiempo?”

Ese joven es el hoy adulto Jorge Belanko, nacido en la Capital Federal pero que vivió parte de su infancia en Córdoba, y que actualmente reside en El Bolsón, Río Negro. “Crecí dentro de una construcción”, reconoce este hombre de voz cálida y frases simples, pero llenas de sabiduría. Belanko es una de las tantas personas que defienden e impulsan la construcción con materiales naturales.

¿De qué estamos hablando exactamente? De construir el hogar con materiales del lugar. “Hay una memoria genética de construcción del propio refugio”, asegura Belanko. La meta: utilizar materiales que se encuentran disponibles en el entorno. Pero, ¿cuáles, de todos los materiales que nos brinda la naturaleza, son aptos a tal fin? Belanko explica a Sustentator que “no hay materiales homologados, porque ninguna tierra es igual a otra, hay fibras más o menos resistentes, arenas de diferentes granulaciones y demás. Entonces, al comenzar una obra, se hacen pruebas con lo disponible, es decir, se realiza un relevamiento de los materiales de la zona”.

Lo que hasta hace poco se consideraba símbolo de pobreza, hoy es sinónimo de sustentabilidad: casas de barro, paja encofrada, adobe, madera y sus diferentes combinaciones son el resultado de esta nueva -o más bien ancestral- forma de construir. Sus beneficios no residen únicamente en lo que implica el desuso de productos modernos o sintéticos y que significan un gasto energético y un aumento de la polución. Las casas hechas a base de estos materiales equilibran la humedad porque absorben y devuelven la humedad del ambiente, conservan mejor el calor en invierno (por ende, se utiliza menos leña) y mantienen los espacios frescos en verano, poseen una mayor resistencia a sismos e inundaciones. Tampoco hay riesgo de incendio, ni escombros durante su construcción y, como si fuera poco, sus habitantes sufren menos reuma y problemas bronquiales que aquellos que viven en casas tradicionales. “Los materiales naturales tienen una relación directa con el ser humano. No siempre existieron los materiales industrializados y, hasta entonces, el hombre construía con lo que había alrededor”. Actualmente, más de la tercera parte del planeta vive en construcciones hechas con materiales naturales. Incluso hay edificaciones hechas hace muchos años y que llegan hasta los 9 ó 10 pisos de altura tales como las Torres de Yemen, o “La Gran Mezquita” de Djenne en Malí, la estructura de barro más grande que se ha construido jamás en el mundo, y que data del año 1906.

La construcción natural, básicamente, promueve la idea de que el hombre vuelva a ser el arquitecto de su propio hogar. De esta manera, un grupo de personas sin conocimientos sobre construcción sostenible pero con una sola persona especializada en el tema, puede llevar adelante una obra. Una vez finalizada, la costumbre es colocar un papel en una botella de vidrio con el nombre de todos los que participaron y embutirla en una de las paredes. Belanko asegura que el entusiasmo de la gente y el cariño por la obra hacen que nadie la abandone hasta el final.

El gran referente de Belanko y uno de los principales propulsores de la construcción sostenible y natural es el arquitecto y profesor alemán Gernot Minke, de la Universidad de Kassel. Hace años que Minke se concentra en la construcción alternativa- como la llaman algunos- adaptada al clima y a la construcción ecológica. Belanko toma de sus publicaciones muchos datos y técnicas.

“Imaginate que yo trabajé durante años con las manos llenas de rasgaduras. Agarrar el barro es diferente. Uno puede sentir la tierra y moldear el material. Para mí, una casa tiene que estar hecha de tal manera que de ganas de acariciarla, y la construcción natural invita a eso”, explica Belanko con la parcimonia característica de un hombre satisfecho que ha logrado hacer un aporte a su comunidad. “Me preocupa que la gente, a veces por ignorancia, esté viviendo debajo de una lata”.

Frente al interés de la gente, Belanko filmó un documental llamado “El barro, las manos, la casa”, en el cual se explican de manera didáctica los beneficios y las técnicas de construcción natural. Para adquirirlo, hacer clic aquí. A este video, se suman talleres que dicta Belanko para lograr que la comunidad pueda conocer y ejercer las técnicas que él mismo enseña. “A mí no me interesa que se hable de mí, sino que la gente aprenda los beneficios de la construcción natural”, dice. Y al preguntarle si confía en que iniciativas como la suya ayuden a que el día de mañana la humanidad retome la costumbre que perdió de volver a utilizar materiales naturales para la construcción, Belanko tiene una frase prestada para respondernos: “El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir del otro lado del mundo”.

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