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Paso a paso, crece y se organiza la rebelión popular (primera parte)
Por PRML - Thursday, Jun. 14, 2012 at 9:20 PM

Junio arrancó con vientos de protesta para el gobierno nacional. Atrás queda­ron las brisas apacibles luego de la es­tatización de las acciones de la espa­ñola Repsol. Sobran las razones para que esto sea así. La suba de precios, y en especial de la canasta básica, no para y se come día tras día los ingresos populares. Las paritarias que cerraron con acuer­dos lo hicieron por encima del tope del 18% pretendido por el gobierno (salvo la UTA), pero por debajo de la inflación real. Algunas ni pudieron terminar y pactaron adelantos a cuenta menores a los 1.000 pesos, y se patearon hacia delante, es el caso de subterráneos y los ferroviarios de la Unión. Aún falta cerrar las discusiones de camioneros, sanidad y alimentación, entre otros. En la mayoría de los casos el porcen­taje de aumento se prorratea en dos o tres veces, es decir, los aumentos de precios se pagan al contado y el ‘au­mento’ de salario en cómodas cuotas patronales. El plan Argentina Trabaja mantiene congelados los 1.200 pesos desde su nacimiento, al igual que los cupos. El 75% o más de los jubilados tienen que arreglarse con 1.600 pesos, que apenas cubren la cuarta parte de una canasta básica. La asignación no uni­versal por hijo se actualiza con cuenta­gotas y cada vez hace menos fuerza en los hogares más humildes. En este escenario, que la Presidenta alegremente comunicara que pasaría a pesos sus ‘módicos’ tres millones de dólares, debió sonar como una bofeta­da para todos a los que no les queda más remedio que arreglarse con sus magros ingresos.

El mundo se nos cayó encima, dijo Cristina Kirchner

En oportunidad de la anterior crisis fi­nanciera originada en la caída de gran­des bancos de los EE.UU., el rebote impactó negativamente en nuestro país durante el 2009, y ello se reflejó en el retroceso de todos los indicadores eco­nómicos. Precisamente en ese año se registró la derrota electoral del kirchne­rismo en la provincia de Buenos Aires.
Ahora, ante la debacle europea y a di­ferencia de ayer cuando se decía que estábamos ‘blindados’ ante la crisis, Cristina Kirchner afirmó que “el mundo se nos cayó encima”.
Lo cierto es que la economía argentina parece abandonar su ciclo ‘virtuoso’, ascendente. Y más allá de cómo se las vista, todas las iniciativas económicas promovidas por el gobierno de CFK llevan el signo del ajuste e intentan re­montar los fracasos en la contención de la inflación; además son defensivas.
Atrás quedó el impulso al consumo y se desnuda un ajuste fiscal ortodoxo, recaudatorio y que descarga la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Suben los impuestos y contienen los salarios, intentan avanzar con la quita de subsidios y con el alza de las tarifas de servicios y transportes. Sólo los de­tiene la resistencia popular y los obliga a dar rodeos.
En el sector estrella del crecimiento industrial, el automotriz, reaparecieron las suspensiones y amenazas de des­pidos como consecuencia del bajón en las exportaciones a Brasil. Por otro lado, hace rato que el empleo no cre­ce.
Las turbulencias del dólar, la dispara­da del llamado paralelo –a pesar de su magnitud irrelevante–, empujó su des­plazamiento a los precios – lo toman como referencia– y sembraron dudas sobre la consistencia real de las reser­vas en dólares para soportar una fuga o corrida.
El horizonte en las provincias no está más despejado, al contrario. La mayo­ría de ellas tienen dificultades incluso para pagar salarios. Con la capacidad de endeudamiento al límite ya hablan de emitir cuasimonedas o bonos de triste memoria. Los únicos recursos son la suba de impuestos o la ayuda del gobierno nacional.
La sumatoria de inflación, parate en la economía, las dificultades de ‘caja’, las presiones devaluatorias más el im­pacto de la crisis internacional auguran para el resto del 2012 un panorama por demás conflictivo.

Lo que viene de la política

Si las señales de la economía son pre­ocupantes para el gobierno, las que provienen de la política no son mejo­res. Entre otras cosas por el acicate de la situación material.
La protesta popular gana presencia en las calles. El paro y movilización del 8 de junio convocado por la CTA Micheli, aunque llegó con demora, inicia el ca­mino en la coordinación y unidad de ac­ción de un amplio sector de las fuerzas populares. También de la disputa por imponer un curso meramente electora­lero o rebelde.
En este marco, la unidad del activismo combativo, los que luchan y la izquier­da además de posible es necesaria.
La disputa por la dirección de la CGT, con una casi segura fractura, contraria­mente a lo que piensan algunos dificulta los planes gubernamentales. Moyano amaga a izquierda y derecha: primero con la CTA Micheli, después con Scioli. De una u otra manera necesita bajar a la calle.
La oposición por derecha exalta el tras­pié del kirchnerismo al intentar nombrar a Reposo al frente de la Procuración, embelleciendo el rol del congreso. Al­gunos hacen lo mismo con los cacero­lazos. Lo cierto que ninguno de esos hechos tienen que ver con el motor de la protesta popular, ni uno ni otro empu­jan a las calles a miles de trabajadores y luchadores.
Seguramente el gobierno masculla una respuesta. Intentará recuperar la inicia­tiva. Si la estatización parcial de YPF, sus efectos balsámicos, duraron tan poco, se tendrán que esmerar mucho para hacerlo. Una reforma al código ci­vil, agitar ante el Comité Descoloniza­dor de Naciones Unidas la soberanía argentina sobre Malvinas o el cambio de figuritas en la cercada Secretaría de Transporte no parecen suficientes para cambiar el humor social.
En el camino se acortan los tiempos para una reelección de Cristina Kirch­ner o una sucesión ordenada.
Nuestro partido convoca a los trabaja­dores y el pueblo a organizar y sostener la lucha en las calles y que la crisis la paguen los que se beneficiaron durante estos años: los banqueros, monopolios y multinacionales. Para ello aporta un programa mínimo de seis puntos para una inmediata salida popular, bajo con­trol de la unidad del combativismo la izquierda y los que luchan.
Estamos convencidos que en el con­vulsionado mundo actual, germinan las semillas y crecen y aprenden nuevos contingentes obreros y populares que cavarán la tumba del imperialismo y el capitalismo y avanzarán con las bande­ras de liberación nacional y socialismo.
Nuestro país no es una excepción.
PARTIDO REVOLUCIONARIO MARXISTA LENINISTA
http://www.prmlargentina.org

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