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Mendoza: El Año Nuevo de los pueblos originarios
Por Los Andes - Friday, Jun. 22, 2012 at 8:39 AM

Por primera vez las comunidades aborígenes de Mendoza celebraron juntas el Inti Raymi, que marca el solsticio de invierno; un ritual que se vivió ayer a la madrugada al pie de la montaña.

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Más de 50 personas dispuestas en ronda alrededor del “fuego sagrado”, acompañadas del ritmo del tultcum (pequeño tambor) y del cui cui (cuerno), esperaban impacientes la salida del sol. Claro, la aparición de la máxima estrella no fue ayer como cualquier otra, sino que anunció el comienzo de los festejos por el Nuevo Año del Sur, ‘Inti Raymi’ o ‘Wiñoy Tripantú’, que marca el solsticio de invierno.

Apenas asomó sus primeros rayos, empezó la ceremonia huarpe que le dio la bienvenida. Una vez finalizada, los abrazos, saludos y buenos deseos para el nuevo ciclo se adueñaron del paisaje de montaña. La algarabía y felicidad no fueron menores, ya que además de conmemorar la fecha, se festejó el hecho de que por primera vez participaron de esta celebración las principales comunidades aborígenes de Mendoza: coyas, huarpes, ranqueles y pehuenches.

El camping municipal de Uspallata fue el lugar elegido para llevar a cabo esta fiesta que comenzó a las 12 de la noche y -entre historias y mate- mantuvo en vela a todos los presentes.
“Por primera vez celebramos todas las etnias juntas una fecha tan importante, ya que para los pueblos de América del Sur éste es el verdadero año nuevo”, relató Noemí Jofré, de la comunidad huarpe Xumec.

“Elegimos Uspallata porque se trata de un lugar sagrado donde últimamente se está trabajando mucho sobre la madre agua, ya que fue necesario defenderla para que no la contaminen”, destacó la mujer.

Pablo Melipal fue el ‘ngenpin’ o dueño de la palabra que presidió la ceremonia: “Los festejos por el Año Nuevo van del 21 al 24, pero nosotros nos reunimos un día antes aprovechando que era feriado y que muchas familias podían venir”, contó el hombre, miembro de la comunidad pehuenche Ñacuñán.

“Tenemos un ciclo regido por 13 lunas, en el que vamos celebrando los 4 elementos dadores de vida: hoy (por ayer) es el fuego, en agosto y setiembre, la tierra; en enero el agua y en marzo, el viento”, detalló.

El Año Nuevo del Sur que empieza hoy es el 5520, que surge de la suma de los cinco ciclos (cada uno de mil años) de historia de los pueblos originarios hasta el inicio de la conquista española en 1492. A esos 5.000 años hay que agregar los 520 que pasaron hasta hoy.

Ritual multiétnico

Luego de la ceremonia huarpe -que por ser la etnia anfitriona abrió el evento-, las diferentes agrupaciones realizaron sus rituales alrededor de un gran fogón, acompañadas a un costado por la huipala (bandera con los 7 colores del arco iris que representa a América del Sur) y el rehue (símbolo que se instala donde se hacen las celebraciones, realizado con jarilla).

Primero le tocó el turno a la comunidad coya, cuyos miembros comenzaron a anunciar en voz alta sus deseos mientras arrojaban hojas de coca al fuego. “Queremos que nos reconozca nuestra lengua, el quechua”, fue uno de ellos.

En segundo lugar los ranqueles y los pehuenches se unieron para bendecir a los presentes: “Utilizamos sahumerios y agua florida para energizar a las personas”, narró Pichipangue Gilyaam, ‘nuerquen’ o mensajero de la comunidad ranquel. “Habernos encontrado en este territorio ancestral nos lleva a la unión y a rendir respeto a la Ñuke Hapu (madre tierra)”, dijo antes de empezar con los buenos augurios.

Por último, le llegó el turno a quienes los miembros de los pueblos originarios llamaron “hermanos blancos”, los que decidieron unirse a la ceremonia a pesar de no pertenecer a ninguna comunidad indígena.

Este fue el caso de Rubén Esper, de Guaymallén: “Vinimos a acompañar la celebración, hace tiempo que me interesé por la cultura indígena, me llamó la atención su enfoque sobre el agua”, comentó.

Para formar parte de la fiesta los “blancos” se acercaron al fogón y manifestaron sus deseos: “Basta de confrontaciones, debemos integrarnos, juntos podemos”, manifestó a viva voz Néstor Almagro, a la vez que añadió: “Queremos pedirles perdón por la humillación de estos 500 años”.

La jornada continuó con un gran desayuno comunitario y con los festejos por el Día de la Bandera.

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