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“Receta” para desmonumentar al General Roca
Por Fuente: Marcelo Valko - Wednesday, Jun. 27, 2012 at 10:16 AM

A raíz de lo sucedido en Pinto con el exitoso cambio de la calle “Gral. Roca” por “Pueblos Originarios” gracias al valiente accionar de su intendente, concejales y vecinos, recibí una cantidad inusitada de mensajes señalando que en tal o cual localidad existen calles denominadas Roca, Rauch, Mitre, Ataliva u otras tantas que deberíamos reemplazar.

Algunos mensajes me llamaron poderosamente la atención, no me refiero a esos que me tildan de tener un apellido “extranjero” y que por eso estoy en “contra de una gloria militar como el general Roca”, me refiero a los que están a favor del cambio.

Puedo asegurar que estos reemplazos exitosos no son obra de un circo ambulante perteneciente a un iluminado o dos que están disgustado con los carteles de don Julio y que tienen la receta para bajarlos, que llegan a un pueblo, sacan el cartel y luego siguen viaje cual llanero solitario, sino, muy por el contrario, son producto del trabajo conciente y organizado de la comunidad como lo demostró Pinto o como sucedió en Rojas hace poco donde el deseo de cambiar ese nombre surgió de los estudiantes de los colegios.

En algunos de estos cambios nos tocó participar, en otras localidades lo ayudaron otros compañeros, pero en todos los casos los vecinos fueron los únicos actores indiscutibles comenzando por interiorizarse sobre el tema. En Pinto por ej., la intendencia a través de su Dirección de Cultura nos invitó hace un par de años y dimos una serie de charlas basadas en mi texto “Pedagogía de la Desmemoria. Crónicas y estrategias del genocidio invisible”, al que Osvaldo Bayer en el titulo del prologo que le dedica señala como “el libro para el gran debate histórico”. La apoyatura en un texto es imprescindible para los docentes y demás interesados, ya que necesitan basarse en datos precisos y contundentes. Obviamente pueden variar los ingredientes de esta “receta”. Utilicen al autor y texto de su preferencia, absteniéndose del “Soy Roca” de don Félix.

Trabajando con un texto histórico se redacta un Proyecto de Ley u Ordenanza según corresponda el ámbito donde será presentado. No debe ser demasiado extenso, no debe ser otro libro, sino un proyecto vecinal. En el mismo deben constar los motivos por los cuales el general no merece el sitial de privilegio de una calle, escuela o estatua. Tenemos tantos héroes maravillosos como Túpac Amaru, Castelli, Moreno, Belgrano, Guemes, Juana Azurduy, Monteagudo, Arbolito o San Martín que merecen los más altos pedestales y otros que en cambio merecen portuarios.

En el prontuario de Roca o Rauch deberán constar sus acciones más connotadas en este sentido, sin caer jamás en agravios, ni falsedades dado que no es necesario. Ni tampoco caer en la “pleitesía del número”, es decir, tratar de equiparar numéricamente las victimas de Roca con otros genocidios como por ej. el perpetrado por el nacionalsocialismo durante la II Guerra. Con la verdad estamos llegando muy lejos.

Se deberá contar con algún legislador que apoye el cambio. No importa que en primera instancia el proyecto no se vote o lo cajoneen. No es fácil ir contra el status quo establecido por más de un siglo. Ese impasse servirá para sumar nuevas fuerzas. Ese es el momento en que puede aparecer un investigador y libro de su preferencia con charlas en escuelas, clubes etc. para informar a los vecinos.

Ningún país civilizado tiene calles y estatuas de genocidas, eso es naturalizar la matanza y los homicidios y garantizar la impunidad de futuras matanzas. La impunidad es generadora de impunidad. Ocuparse de estos temas no es para nada banal, es ir contra la Historia Oficial que construyó un país enquistado en Buenos Aires, esa que es la obra maestra de la oligarquía como dijo el lúcido Hernández Arregui. Quitar a los genocidas de la vida diaria, es ocuparse de la verdadera historia, esa que fue ocultada por tanto doctor ilustrado. Y es necesario también llevar tranquilidad a vecinos a los que, los opositores a cualquier cambio, les aseguran que si se modifica la calle “no les llegarán más las boletas de la luz o el gas” o que la Dirección de Catastro local “les obligará a realizar nuevas escrituras de sus casas porque varió el nombre de la calle o sacar un nuevo DNI”. Miren a que pobres argumentos recurren los desventurados defensores del señor general.

Y luego, con todos estos “ingredientes” los vecinos organizados en alguna comisión deben insistir y no darse por vencidos ni aun vencidos. Y luego volver a insistir teniendo siempre presente el país fraterno que soñó la Revolución de Mayo, un país inclusivo, un país para todos, incluso para los compatriotas a los que décadas de masivas dosis de “Anteojito” convirtieron en defensores del señor general que si tiene calles y estatuas y laminas escolares a doble página “por algo será”.


Ojala sirva. Cordialmente.
Marcelo Valko

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