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Resolución Nacional 154: un nuevo abandono de la infancia
Por AMSAFE Rosario - Wednesday, Jun. 27, 2012 at 11:49 PM

27/06/2012 - Hace pocos días nos enteramos a través de los diarios de la nueva resolución del Consejo Federal de Educación. Lo que sigue es un análisis crítico sobre los fundamentales puntos que aborda.

154 es el número de Resolución Nacional que introduce por lo menos tres temas un poco más que polémicos que involucran dos niveles y dos modalidades: los niños, por Ley, ya no repetirían 1er grado; ya no sería imprescindible haber cursado el Nivel Inicial para ingresar a la escuela primaria y para asistir a la escuela especial; el ingreso a la escuela especial debe corresponderse con una necesidad absolutamente excepcional, que además, de alguna forma , se “nivela” al pase de la escuela Secundaria.
Que la continuidad en la asistencia es una condición imprescindible en términos de integración verdadera, construcción de un grupo, reconocimiento de adultos referentes e institucionalidad, es una verdad mayúscula.
Que los chicos no son los de “siempre”, que “siempre” no existe y que la escuela de hoy, en síntesis, debiera poder registrar los cambios sociales profundos y responder a los chicos de hoy, es otra verdad mayúscula.
Que es necesario trabajar con criterios comunes, articular niveles, optimizar recursos, establecer continuidades institucionales, también es otra verdad mayúscula.
Pero, ¿cómo son los chicos de hoy?, ¿cómo es la sociedad de hoy?, ¿qué debiera de ser la escuela en una sociedad donde efectivamente los adultos en nuestras distintas funciones, estemos decididos a hacernos cargo de los niños tal como esta sociedad los está produciendo?
Por supuesto que al hablar de “adultos”, nos estamos remitiendo también, y sobre todo, a los que tienen responsabilidades de Estado y de gobierno, bastante superiores al garrapateo de un documento en que se decreten algunas cosas, como si alguien a esta altura pudiera pensar que con algunos cambios de forma, podremos intervenir en la realidad en los honduras en que hoy debe ser modificada.
Para abordar esto con sinceridad, tendríamos que poder hablar con el nivel de dramatismo que implica, de esas generaciones y esas mayorías que se gestaron al ritmo de la desocupación, excluidos de todo, ajenos a las normas sociales que el trabajo regula, y que son los jóvenes padres de los chicos que hoy tenemos en la escuela.
Dice el documento: “En efecto, la desigualdad social que aún subsiste en nuestro país se expresa de manera negativa en el sistema educativo: las trayectorias escolares de los estudiantes, en general las de los sectores más necesitados, se ven reiteradamente obstaculizadas por ingresos tardíos, abandonos transitorios y permanentes, múltiples repitencias. Las explicaciones sobre estos obstáculos se han centrado inicialmente en supuestas características psicológicas de los sujetos para luego y en el contexto de la crisis social, justificarse por el “origen familiar” o medio social poco estimulador”.
Pero no son ni “supuestos” ni “justificaciones” los efectos devastadores sobre una niñez hija de esos hijos de la desocupación, en abandono, anómalos, signados por una subjetividad des-subjetivante. Pero no son ni supuestos ni justificaciones la caracterización de que la droga se ha instalado en todos los sectores sociales, ha generado su propio circuito de producción y mercantilización en las barriadas más populosas y se ha convertido en una forma de vida.
Porque el “contexto de crisis social”, “origen familiar” o “medio social poco estimulante”, constituye una niñez que es “otra”, bastante diferente al objetivo fundacional de la escuela (y hablamos de la pública), aquella alfabetizadora por excelencia, trasmisora de valores y de la cultura.
La escuela “cointenner” de la Ley Federal, del modelo de desindustrialización de los ‘90, no podrá ser superada sino es con una batería de medidas que en términos de escolarización, no pueden agotarse en la asignación familiar y ni siquiera en los planes de lenta internalización de la informática en las escuelas.
Hace falta una verdadera red de contención de la niñez, y la escuela no puede ser la única herramienta con que se disponga. Un revoque más o menos no hará de la escuela la institución que la nueva subjetividad demanda. Para garantizar asistencia y continuidad hacen falta muchos pero muchos más recursos materiales y humanos que los que hoy se invierten, y hace falta mucho pero mucho más enfoque y abordaje integral de los problemas.
El desbarajuste actual (la anomia, la polivalencia, la crisis de institucionalidad, la crisis de valores) no se arregla con que los chicos por Ley no repitan el primer grado. Ésa es sólo una formal comprensión de que los chicos tienen diferentes tiempos, de que esos tiempos deberían ser respetados y de que el conocimiento- dicen los que hacen ciencia- se provoca a saltos.
“Blanquear” la realidad de que muchos chicos no están concurriendo al Nivel Inicial, y aceptar que muchos chicos llegan a la escuela primaria cuando y si su condición de marginalidad se lo habilita, y no cuando fija la Ley, no alcanza para demostrar que lo que en realidad necesitan los niños es gozar de un tiempo de “privilegio” real que se llame niñez, donde otras personas, los adultos que han decidido incorporarlos al mundo, se demuestren capaces de hacerse cargo de ellos.
En una sociedad, por un lado cada vez más tecnificada e industrializada, el que llega con demora, se queda afuera. Los niños de 4 y 5 años tienen que poder gozar del derecho a la escolarización, y el Estado es responsable de que esto suceda, para acceder a una escuela primaria en donde efectivamente el mandato fundacional se cumpla: los niños se alfabeticen, se inscriban en el circuito cultural de una sociedad que quiera brindarles un lugar de privilegio.
El concepto de alfabetización abarca mucho más que la adquisición de la lectoescritura.
Paulo Freire decía que alfabetizarse es aprender a decir su propia palabra. Por lo tanto la alfabetización sería la lucha de todo sujeto por apropiarse de los distintos saberes que la cultura ofrece para hacer de ellos una herramienta que le permita reflexionar sobre la realidad y transformarla.
Antes de aprender la correspondencia grafema fonema, antes de asociar fonemas consonánticos con los vocálicos, los chicos aprenden a leer el mundo de la mano de los adultos. Al principio junto a sus padres, luego en la sala.
La alfabetización es un proceso que comprende distintas etapas. La escuela, y cuando hablamos de escuela nos referimos a los distintos niveles, es alfabertizadora por excelencia. Hay quienes dicen que la alfabetización termina el día en que dejamos de respirar, pero como la respiración no es todo, los educadores creemos que concluye cuando el cerebro deja de funcionar.
Cada chico es cada chico, aún dentro de un contexto, y la repitencia o no del primer grado, en términos pedagógicos puede sumar tantas adhesiones como rechazos.
El problema es si los cambios se hacen atendiendo a la nueva realidad (de marginalidad) para moderar las marcas de fracaso e influir “educativamente” generando un escenario alternativo (aunque mentiroso), si lo que subyace es una “tramitación” rápida de la escuela, en tanto menos costosa para el Estado. Tal creemos que es así, y aquí aparece la tercera cuestión, que el documento afirma que: “Las niñas y los niños con discapacidad que hayan acreditado terminalidad de primaria, ingresarán y cursarán en una escuela secundaria común; con el asesoramiento, aportes de los docentes y equipos técnicos educativos de educación especial en las configuraciones de apoyo que se requieran”...Es decir, los niños con discapacidad, se convertirán en “normales” al terminar su escolaridad diferente, puesto que bien sabemos todos que NO EXISTEN los “acompañamientos técnicos” en el nivel secundario PARA NADIE.
Cuando gremialmente insistimos en el reclamo de creación de cargos de docentes de todas las especialidades, de niveladores, de auxiliares y en los gabinetes interdisciplinarios, es porque sabemos que la situación actual no se supera con meros golpes de efecto. Cuando desde las escuelas decimos “los docentes no podemos solos”, es porque efectivamente NO PODEMOS SOLOS. Porque además de todos los cargos docentes que nos faltan en las escuelas, necesitamos trabajadores sociales, psicólogos, médicos, abogados e instituciones capaces de funcionar como hogares alternativos ante la ausencia de referentes parentales capaces de desempeñarse como adultos responsables.
Creeremos en las propuestas de Gobierno, cuando éstas se conviertan en creíbles. Tal como se presentan, están muy lejos de las necesidades de los niños. Por nuestro compromiso con la infancia, con la escuela pública y como adultos, no dejaremos de reclamar todo aquello que entendemos hoy es imprescindible para abordar a una niñez, que en este momento y en estas condiciones está condenada a naufragar.

Secretarías de Nivel Primario e Inicial

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