Como estudiantes y futuros profesionales consideramos repudiable toda acción que fundamentada en el beneficio propio acarree como consecuencias el deterioro real o potencial, de la salud de las generaciones presentes y/o futuras. Si bien nuestra carrera no presta un juramento ético, a pesar de estar afectada a la producción de alimentos y la preservación de los recursos naturales, por compromiso humano es necesario respetar en nuestra práctica la determinación de las comunidades que viendo amenazada su calidad de vida y siendo deteriorado su ambiente se movilizaron en pos de preservar su bienestar y desarrollo, derecho amparado por nuestra Constitución Nacional, en su artículo 41. 

 En este marco celebramos el proceso judicial que se está llevando a cabo en contra de las fumigaciones en Barrio Ituzaingo Anexo, esperando que finalmente se respete la determinación de los pueblos de no verse sometidos a la pulverización con agroquímicos, las cuales en cualquier caso constituyen un riesgo a la salud. La peligrosidad del mal uso o abuso de los productos agroquímicos es incuestionable, tomando por caso el endosulfan el riesgo de toxicidad crónica y aguda puede leerse cualquiera de las hojas de los datos de seguridad de las empresas que los elaboran y en el marbete del mismo producto catalogado como clase toxicológica Ib, sumamente peligroso, información que no puede catalogarse de tendenciosa o producto de “ambientalistas a ultranza”. Este principio activo ha sido recientemente prohibido por SENASA, según resolución 5011/2011, prohibiéndose su importación a partir del 1 de julio de 2012 y su elaboración y uso a partir de 1 de Julio de 2013, siendo coherentes con la mayoría de las legislaciones al respecto en el mundo. Queda demostrado también, por testificaciones de los vecinos del barrio, el mal uso de estos productos al violarse la ley provincial de productos químicos o biológicos de uso agropecuario nº 9164 que restringe claramente las aplicaciones aéreas de cualquier tipo de agroquímicos a 1500 mts (clases Ia, Ib y II) y a 500 mts (clase III y IV) de los centros urbanos y a 500 mts las pulverizaciones terrestres de aquellos de clase Ia, Ib y II. Ley que si bien reconocemos aún tienen puntos a mejorar (por ejemplo, las distancias antes mencionadas se establecen por criterios un tanto arbitrarios) es el marco legal que disponemos para defender de forma precautoria la integridad de los habitantes de las áreas periurbanas y debe respetarse. Reconocemos que las pulverizaciones con agroquímicos no son la única causa de contaminación ambiental, por lo tanto consideramos que se debe avanzar desde todos los frentes posibles, actuando sobre todas las causas de forma interdisciplinaria, sin descartar ninguna, dado que las causas no se excluyen entre sí sino que al contrario, suelen actuar de forma sinérgica, a fin dar cese a los casos de muertes y enfermedades en Barrio Ituzaingo Anexo.

Apoyamos a las “Madres de Barrio Ituzaingo” que en sus 12 años de lucha no han claudicado y han mantenido siempre vivo sus reclamo por mejores condiciones de vida para sus hijos y nietos, haciendo extensivo este apoyo a todos los pueblos fumigados, los cuales ya en más de 40 localidades de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires presentan testimonios de envenenamiento por agrotóxicos. Negamos todo intento de invisibilizar o disminuir esta problemática, ya sea con generalizaciones o presentando suposiciones contra suposiciones, pues en todo caso nos parece claro que no se deben escatimar medidas para defender la salud de estas, como se establece el artículo Número 4 de la Ley General del Ambiente Numero 25675/02, (principio precautorio): “...cuando haya peligro de daño grave o irreversible la ausencia de información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la degradación del medio ambiente...”. Por lo tanto esta problemática se constituye como una necesidad real de la sociedad a encarar y profundizar. Esperamos que este proceso sirva para poner en debate esta problemática, ya no desde la crítica vacía, sino desde el compromiso de tomar medidas reales para su estudio y resolución, libre de todo prejuicio e interés, fuera de aquél de preservar la calidad de ambiente y el desarrollo de los pueblos.

Destacamos por último que si bien es incuestionable el rol de los productos agroquímicos en las cadenas agroalimentarias actuales también debemos recordar que a partir de la “revolución verde” la producción agrícola se desarrolló a la par de los mismos, generándose e implementándose únicamente tecnologías dependientes de este tipo de insumos, en detrimento del desarrollo de otros tipos de conocimientos y nuevas formas de producción. Esta claro que las áreas periurbanas no pueden quedar improductivas y esto es en absoluto innecesario pero se precisan prácticas alternativas de producción sustentables ambiental y socialmente, que permitan la agricultura en estas zonas. Creemos responsabilidad de la Universidades como productoras, reproductoras y legitimadoras de conocimiento (rol que no puede dejar de desconocer) en sus funciones de investigación, extensión y docencia, dejar de profundizar las parcialidades de este modelo productivo para desarrollar nuevas formas de producción que contemplen las necesidades así planteadas por la sociedad.