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Bayer: “Se lo pone a Rosas como un gran héroe, pero hizo la primera Campaña del Desierto”
Por Politicargentina.com - Thursday, Jul. 12, 2012 at 10:03 AM

El historiador Osvaldo Bayer critica que los revisionistas no le reprochen al “Restaurador de las Leyes” la expedición de 1833 y 1834, financiada por la provincia de Buenos Aires y los estancieros bonaerenses, que dejó un saldo de 3200 indígenas muertos.

Bayer: “Se lo pone a...
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-Hebe de Bonafini le contestó que Rodolfo Walsh “tuvo la valentía de escribir una carta a la Junta Militar, se quedó en el país y le costó la vida. ¡Usted en cambio, se fue!”.
-Yo a las Madres siempre las he respetado. Hasta 1983 siempre he seguido su línea, porque es épica la resistencia que hicieron frente a la dictadura. Muy pocas veces en la Argentina se demostró tanto coraje civil. Yo estuve en ese movimiento hasta el 83, levantándolo con todo. Lo que pudo haber dicho Hebe de Bonafini no lo voy a contestar porque siempre lo aprovecha el enemigo. A mí Clarín nunca me nombra; está prohibido mi nombre, pero cuando Hebe dijo eso de mí salió en Clarín. El enemigo aprovecha cuando en una misma causa empiezan las divisiones. Sin ir a la opinión de Hebe, cuando Alfonsín hablaba de los exiliados decía “los que se escaparon”. Eso fue muy injusto y no es cierto.

-¿Por qué se fue?
-Tuve que irme porque me condenaron a muerte las Tres A. Yo no pertenecía a ninguna agrupación, así que no tenía ninguna protección. Lo primero que hice es decirle a mi mujer que se fuera con nuestros cuatro hijos a Alemania, porque tenía miedo de que pusieran una bomba en mi casa. Así que salvé a mi familia, mientras otros la perdieron. Y yo no podía dejar a mi mujer sola en el exterior con cuatro hijos. Tenía que mantener a esa familia, así que tuve que irme para allá. No me fui por cobardía. Cuando la señora de Perón llamó a elecciones volví de mi exilio, en febrero del 76. Yo ya creía que podía volver y estaba tratando de que volviera mi familia, cuando en marzo me sorprendió la dictadura y fue muy difícil volver a salir. Me sacó la embajada alemana como protegido.

-¿Cómo continuó su lucha en el exilio?
-En el exilio no abandoné de ninguna manera la lucha. Estuve en Europa explicando el sistema de desaparición de personas. Me duele mucho que Hebe haya dicho eso porque el primer premio que obtuvieron las Madres de Plaza de Mayo fue en Alemania. La Iglesia evangélica alemana les dio 20 mil marcos como premio durante la dictadura, que a ellas les vino muy bien para viajar y publicar escritos. No tomo como una ofensa, sino como una equivocación que Hebe haya dicho que me escapé, como dijo Alfonsín. Yo me di cuenta de que acá no podía hacer absolutamente nada. Que podía hacer mucho más en el exilio. Y no me puse a llorar ni a quejar, sino a trabajar por la democracia en la Argentina.

-Rodolfo Fogwill dijo que sus contrincantes le servían para aprender. ¿A usted qué le genera el juicio que le ha iniciado la familia del fundador de la Sociedad Rural, José Martínez de Hoz, por mencionar a su antepasado en el film Awka Liwen, donde se analiza la Campaña del Desierto?
-El familiar de Martínez de Hoz tendría que avergonzarse de sus antepasados y no hacerme juicio por lo que he sostenido. Todo lo que dije sobre su familia está basado en documentos científicamente históricos. Los nietos del ministro de Economía de la dictadura de la desaparición de personas me iniciaron juicio y piden un millón de pesos, monto que no van a obtener porque no lo tengo. Lo único que tengo es una casita. Pero creo que voy a ganar el juicio. El juicio está hace seis meses en primera instancia y todavía no hay resolución del juez.

-Hace un tiempo Martín Caparrós cuestionó la denominación “pueblos originarios” con el argumento de que esos pueblos seguramente ya habían invadido a otros.
-El señor Caparrós tendría que preocuparse en que los cristianos occidentales han tenido tantas guerras horribles. Se preocupa porque alguna vez hubo guerras internas en los pueblos originarios. ¿Cuándo no ha habido? Además, no es tan así. Ha habido, sí, pero no hay que tomarlo como ejemplo. No eran tan salvajes ni tan bárbaros como decía el general Roca. Ellos tienen una cultura y respeto hacia la naturaleza increíble. Y deberíamos aprender de ellos que no tienen sentido de la propiedad. Todo es comunitario entre ellos. Hay que resaltarlo.

-Los 70 han vuelto a merecer una reflexión. ¿Qué fue, en esencia, lo que ocurrió?
-Hubo una digna reacción de la juventud ante lo que ocurría en la Argentina ante la dictadura de Onganía, brutal dictador. La noche de los bastones largos nos dice muy bien lo que fue eso. Yo lo viví y fue de una brutalidad tremenda. Y a todo lo que hizo Lanusse en Trelew con sus ministros del partido radical. A la serie de dictaduras que hubo. Fue una reacción natural de la juventud, que buscaba soluciones, porque no se había solucionado ningún problema ni con las dictaduras ni con las democracias. Tampoco con el peronismo, que había caído rotundamente ante un golpe militar sin mucha importancia. De manera que no se le puede reprochar a la juventud que haya salido a la calle.

-¿Y los errores?
-Por supuesto que hubo algunas equivocaciones, pero en general los ataques que se hicieron fueron a los centros del gran poder que había en Argentina: el militar y el financiero.

-Usted presenta tantas diferencias con los liberales como con los revisionistas. ¿Dónde se ubica dentro de esa línea en apariencia antagónica?
-Yo soy un revisionista de la historia sobre la base de la ética y del respeto a la vida. Me parece muy bien que se defienda a ciertos personajes que defendieron al país contra invasiones extranjeras. Pero no basar la historia solamente en eso. Se lo pone a Rosas como un gran héroe, pero también hay que decir que hizo la primera campaña del desierto con la ocupación de tierras y la matanza de indios. Lo dice en sus comunicados. Y los revisionistas esa parte no la tocan. Ven solamente cuando se defendió contra los ingleses. En el caso de Sarmiento, él quería que nos pareciéramos a Estados Unidos. Es impresionante su racismo contra los pueblos originarios.

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