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Neuquen: La lucha de Kaxipayiñ en su territorio, hoy una codiciada zona petrolera
Por Avkin Pivke Mapu-Komunikación MapuChe - Sunday, Jul. 22, 2012 at 6:15 AM
avkinpivkemapu@yahoo.com.ar

En el medio del patio donde se ubica el centro comunitario de los Kaxipayiñ se erige partido y apenas vivo el tronco de un sauce de más de un metro de diámetro. El árbol es como un documento para esta comunidad Mapuche que ocupa unas 3.600 hectáreas del yacimiento de gas que le da nombre al paraje. Ellos están aquí desde hace mucho, en el amanecer del siglo XX.

Por Rodolfo Chávez / Diario Rio Negro

El sauce lo plantaron los abuelos de Gabriel Cherqui, hace una punta de años cuando todo era campo, río y un par de aguadas. Ahora hay fierros y chapas, decenas de caminos, camiones, torres y dos enormes lagos (Mari Menuco y Los Barreales) inventados por el hombre o por hombres que nada tienen que ver con la familia de Gabriel. Es este el hombre clave de la comunidad, algo así como el chico malo, mucho se dice de él.

Gabriel es bravo. De lengua filosa. Y no se anda con chiquitas a la hora de reclamar (lo que sea) a las petroleras, o de criticar al gobernador e incluso impedirle que entre al territorio. Así, de un día para otro, los Kaxipayiñ pueden rebelarse, bloquear un camino, una ruta. O todo el yacimiento.

Y Loma de la Lata no es cualquier yacimiento gasífero. Hasta hace algunos años fue el más rico de Latinoamérica. Pero empezó a desinflarse. Y cuando parecía encaminarse a una cuenta regresiva (igual sus volúmenes son todavía muy importantes) debajo de este suelo rojizo se ha revelado la existencia de una enorme formación geológica que contiene el equivalente a millones y millones de barriles de petróleo.

Estamos arriba de Vaca Muerta ¿Cuánto representa en plata sólo esta porción que ocupan los Cherqui? Miles de millones, pues las tierras están sobre una de las ventanas más ricas de shale oil y de shale gas de Vaca Muerta. Y los Cherqui lo saben. Y prevén un avance feroz de máquinas y pozos que van a resistir. Este lugar guarda una tremenda riqueza. Y una gran contaminación.

"No nos oponemos a la extracción pero queremos que se haga bien y que tengan en cuenta lo que opinamos", dice el lonco José Luis Cherqui. Hace frío y todos estamos junto a una estufa con velas de cuarzo, eléctrica, en el salón comunitario. Suena increíble: aquí no hay gas natural.

"No les cobramos a las empresas pero queremos acuerdos y diálogo. Tenemos un acuerdo con la empresa Skanska donde ellos admiten que siendo nosotros originarios tienen que compartir 'un 10% sobre el beneficio de los proyectos de construcción que Skanska ejecute en sus territorios'", lee Gabriel el acuerdo que está enmarcado sobre una de las paredes del centro comunitario.

Tiene el antecedente del acuerdo con esa empresa y el aval del Foro Permanente de las Naciones Unidas, que indica que ante explotaciones de este tipo "los pueblos originarios participen en un pie de igualdad y con representación jurídica, en negociaciones sobre la forma de compartir beneficios". Fue con estos argumentos que hace un par de semanas, los expulsaron a la empresa de servicios San Antonio, que "no cumplió" con lo que la comunidad entiende debe colaborar. Luego de ese incidente, aseguran que restringirán la actividad de las empresas que trabajan para YPF, la concesionaria del yacimiento.

La expulsión de San Antonio no fue gratuita. El ministro de Energía, Ambiente y Servicios Públicos Guillermo Coco encendió una mecha cuando afirmó que el problema con la comunidad es comercial y que cuando la cuestión comercial se soluciona, desaparecen los planteos culturales y ambientales.

"El ministro Coco habló de sacarse la careta, saquémonos la careta todos: sentado en esa mesa él ha venido haciendo lobby para que la remediación de Loma de la Lata se haga con las empresas que él dice y que son sus amigas", acusó Cherqui y agregó que "la forma que YPF y el ministro proponen para remediar sólo trae más contaminación y se hace en un lugar que no tiene ningún cuidado ni respeto por el medio ambiente. El ministro tiene dos caras y nosotros se las conocemos ¿Porqué le interesa tanto que trabajen acá las empresas que él dice", agrega Cherqui e invita a una visita por el centro de remediación de YPF.

"Esto no era un peladero, ese valle donde está el Mari Menuco era muy lindo con lugares muy verdes. Yo viví siempre en este lugar, estudié en las escuelas que se trajeron con las obras, primero en Los Barreales y después acá en (Planicie) Banderita, me faltó terminar séptimo, fui una semana nomás", recuerda el lonco de Kaxipayiñ. El término Kaxipayiñ hermana las palabras Catrupay y Panguinao. Hay explicaciones que tienen que ver con el grafemario y otras con la fonética. Demasiado complejas.

Con todo, lo que José Luis y Gabriel quieren dejar en claro es que son auténticamente una comunidad mapuche (algo que fue puesto en dudas alguna vez por el ex gobernador Felipe Sapag) y que han ocupado estas tierras desde hace muchos años, en el amanecer del siglo XX. Por eso, desde hace tiempo pelean por la titularidad de unas 6.000 hectáreas, una situación que ha tensado la relación con la provincia.

"Acá vivió la abuelita Florencia Catrupay, nieta del lonco Catriel y casada con Feliciano Cherqui", cuenta Gabriel, de 38 años, werken de una comunidad que vive junto al río Neuquén y muy cerca de los lagos. Así, al decir que estaban desde antes, están significando que quienes llegaron luego fueron los demás.

"Animales tenemos pocos porque es imposible la crianza, la contaminación está registrada y comprobada; es cierto que hemos conseguido cosas y que tenemos nuestras buenas casas pero eso no quita todo lo que la han hecho a nuestro territorio: tenemos gente enferma con cáncer de piel, cabritos que nacieron con dos cabezas, embarazos perdidos y Coco nos quiere obligar a hacer la remediación de una manera que se limpia en un lado y se contamina en el otro", explica Gabriel.

Los Kaxipayiñ admiten que han obtenido beneficios materiales de las empresas (desde la construcción de casas hasta la obtención el agua para riego) pero aclaran que es "mucho más lo que perdimos y lo que estamos perdiendo. Nos han querido correr y nos han reprimido con la policía. Lo cierto es que no vamos a dejar nuestro territorio y que más allá del abandono del Estado vamos a pelear por lo nuestro. Hay pruebas de que el río está contaminado y de que estamos contaminados", afirma Cherqui.

–¿Dicen que sos rico, que tenés empresas?

–Lo dirán quienes son ricos o tienen empresas. No es así, crío caballos cuarto de milla, bellacos, los quieren de todo el país.

–¿Y sólo te interesa la plata?

–Lo dirán quienes les interesa la plata.

–¿Cómo son los cuarto de milla, los bellacos?

–Salvajes, no se dejan amansar, corcovean hasta que te tiran.


"La contaminación va a los campos"

Uno de los principales cuestionamientos que la comunidad Kaxipayiñ le hace al gobierno es el método de bioremediación que YPF lleva adelante en Añelo, aceptado por sus vecinos de la comunidad Paynemil. Trabajan allí las empresas Comarsa y Serma (Crexell hace el transporte) en un escenario por lo menos desprolijo duramente criticado por los Cherqui quienes guiaron hasta el resumidero.

Llamó la atención que trabajando con restos altamente contaminados (van allí los residuos de perforaciones no convencionales) ningún operario estuviera con barbijo. El olor es intenso y hay polvo en suspensión de manera permanente pues dos palas cargadoras arrojan al aire material a remediar luego de un anterior proceso que, se explicó, utiliza bacterias autóctonas y una serie de procedimientos que permiten reutilizar la tierra recuperada.

Sin capacidad de evaluar técnicamente la calidad de los procedimientos, el resumidero está muy lejos de acercarse a la estética de las locaciones petroleras y no hubo advertencias ni objeciones ante el ingreso de Cherqui y de la prensa.

"Si se limpia cada vez que se tira para arriba, nos preguntamos adónde va a parar la contaminación que se le saca cuando está en el aire: al aire y a todo el campo de alrededor. No queremos esto para nuestro territorio, hay otros métodos pero parece que todo está hecho para que se haga de esta forma y con estas empresas", afirmaron durante la recorrida Gabriel y José Luis Cherqui. "Esto que se respira no puede ser bueno pero para ellos está todo bien", remarcó Gabriel.

En el terreno se vieron envases plásticos, palos e incluso un cartel que indica "Hombres Trabajando" dentro de uno de los cinco piletones que, según explicaron desde la subsecretaría, están sellados, con un banco de arcilla y cubierta plástica que, sin embargo, parecen conducir los residuos hidrocarburíferos y químicos.

En una de las empresas trabajan miembros de la comunidad Paynemil, incluso el esposo de la lonco. "Ellos aceptan este método, nosotros no, queremos una remediación in situ con una absorción térmica. No se entiende cómo el ministerio es de Energía y también de Ambiente", reclaman.

El subsecretario de Medio Ambiente Ricardo Esquivel indicó que el control es de su cartera con supuestas inspecciones semanales y que no se han detectado irregularidades, que los operarios deben utilizar elementos de seguridad (también barbijos), que no debiera verse basura y que existe un riguroso control técnico y científico con el que han logrado excelentes resultados que permitieron la recuperación de la flora autóctona.

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