Julio López
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Paraguay. Golpe parlamentario y balance necesario
Por PRML - Wednesday, Jul. 25, 2012 at 7:10 PM

El pasado 22 de junio el presidente Fernando Lugo fue destituido por el Congreso paraguayo, luego de un juicio político “exprés” en el cual los legisladores, por amplia mayoría, lo encontraron culpable de “mal desempeño.

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Los resultados muestran que, además de la oposición, casi todo el oficialismo le bajó el pulgar: la destitución ganó por 39 votos contra 4. Lugo fue al juicio
entregado y aceptó sin más la sentencia, llamando a la calma a la población. Los manifestantes que se
acercaron al Congreso a repudiar los hechos lo hicieron al margen del presidente. Al frente del Ejecutivo quedó Federico Franco, jefe de la maniobra y vicepresidente de Lugo.

¿Cómo se llegó a una situación tan particular?

El de Lugo fue un gobierno débil desde el vamos. Si
bien en el 2008 se impuso en las presidenciales por
un margen generoso frente al Partido Colorado (representante político de los grandes terratenientes), lo hizo sobre la base de una alianza muy heterogénea,
que iba desde un dudoso progresismo del Partido Liberal, de donde proviene Franco, hasta la centroizquierda y el Partido Comunista.
La de Paraguay es una economía capitalista dependiente atrasada, agroexportadora, en donde una gran burguesía terrateniente concentra la propiedad de la tierra y el control empresario de las grandes represas hidroeléctricas, aliada al imperialismo yanqui, e influída en los últimos años por el boom sojero y los pooles de siembras llegados fundamentalmente desde Brasil.
Oprime y explota a su propio pueblo compuesto esencialmente de pequenos productores, campesinos sin tierra, trabajadores y pequeña burguesía urbana.
Lugo surge diferenciado de dichos intereses dominantes. Sin embargo, nunca tuvo un anclaje de clase firme como para poder expresar y aplicar un determinado programa gubernamental. Generoso en promesas democráticas nunca pudo cumplir a fondo ni
con la tierra ni con la renta energética ni con el salario ni con la corrupción. Si bien se produjeron modificaciones respecto a la expansión en el alcance
de la salud pública y en medidas educativas, en los
temas centrales como la prometida democratización en la propiedad de la tierra no se avanzó en lo más mínimo. El movimiento campesino, que fue uno de los principales sostenes de su candidatura, rápidamente se vio desencantado: no solo se mantuvo incólume la estructura soja-dependiente, sino que desalentó la acción directa como las tomas de tierras. Un vocero de la derecha, como es el diario ABC, lo acusaba de “marxista” y de propagar la lucha armada en el campo. Si bien esta última acusación es falsa (lo mismo que la primera), es verdad que, a pesar de los desalojos y persecución, Lugo no puso todo el énfasis que reclamaban los terratenientes en ponerle fin a la actividad de las ligas agrarias. En ese mismo período se produce la aparición del EPP ( Ejército Popular Paraguayo).
Las medias tintas se vieron también en el terreno
internacional. Lugo mantuvo buenas relaciones con
EE.UU. Firmó acuerdos de colaboración militar con ese país y con su principal socio en Sudamérica, la Colombia de Uribe y Santos. También estrechó lazos con el FMI. La multinacional Monsanto hizo grandes negocios durante su presidencia. Pero a la par de esto, Lugo profundizó las relaciones con Brasil, vía Mercosur, y con Venezuela, a través de la incorporación de Paraguay a la Unasur. Esta medida, formalizada en 2011, fue fuertemente resistida por la derecha paraguaya, y se puede decir que contribuyeron sobremanera en el posterior golpe palaciego.
De esta manera, Lugo quiso encarnar un proyecto
de reformas desde el Estado, arbitrando de manera lo menos conflictiva posible entre las distintas clases, sin apelar a la movilización de sectores populares y haciendo enormes concesiones a la gran burguesía y al imperialismo. Para colmo, ni siquiera dirigía una fuerza política de algún peso: a poco de haber asumido la Presidencia, Franco lo cuestionó públicamente y se pasó a la oposición.
Lo que quedaba de la alianza se iría disolviendo con el paso del tiempo.
La debilidad de Lugo invitaba a la desestabilización, y el presidente no hizo nada por evitarla. Los hechos de Curuguaty, en donde murieron once campesinos y seis policías tras un desalojo de tierras, precipitaron en desenlace. El derrotero y el final del gobierno de Lugo dejaron varios elementos para analizar.
Primero, hay que anotar que la calificación de estos sucesos como golpe de Estado es justa, aunque no hayan participado las Fuerzas Armadas. La movida parlamentaria, previamente cocinada, despachó a Lugo mediante un simple trámite avalado luego por el Poder Judicial. No es nuevo el hecho de que cuando las formas de la dominación burguesa entran en colisión con los intereses de la gran burguesía, la legalidad troca en su contrario con suma rapidez. No es la primera vez, ni el primer lugar del mundo, en que una institución de la República atenta contra las propias instituciones de la democracia. Y este fenómeno se presenta con mayor frecuencia en momentos en que la crisis económica se acentúa.
Por otra parte, también hay que apuntar que EE.UU.
no pierde oportunidad de ganar terreno en América
Latina. Al igual que en el caso de Honduras, su participación fue inocultable. EE.UU. intervino en defensa de su plan de militarización de la zona -que si bien no tenía en Lugo a un enemigo declarado, tampoco era un “empleado modelo”- y para ponerle coto a la influencia de Venezuela. Y en este punto, es dable en señalar que mientras Venezuela rompió inmediatamente relaciones y suspendió el suministro de petróleo luego de la asunción de Franco, Brasil, de
fuertes inversiones en tierras, tuvo frases condenatorias pero no tomó medidas concretas. En el mismo sentido fueron las resoluciones del Mercosur, de
poco impacto y que tendrán duración hasta las nuevas elecciones. Negocios son negocios. Y mientras tanto, la diplomacia argentina -Cristina Kirchner incluida- se rasga las vestiduras en nombre de la estabilidad democrática, acusando de golpista cualquier
movimiento que cuestione su política interna, así se
trate de una legítima demanda obrera.
Con estas lecciones a cuestas, las organizaciones
populares del Paraguay, que verdaderamente apuestan por una sociedad justa, democrática, liberada del peso de la gran burguesía terrateniente y de la dependencia del imperialismo, se encuentran ante el
desafío de, al tiempo que denuncian al reaccionario
gobierno de Franco, elaborar una respuesta común a
la estafa electoral que vendrá, planteando un programa para la liberación por el camino de las puebladas y la rebelión popular.

PRML

PARTIDO REVOLUCIONARIO MARXISTA LENINISTA

http://www.prmlargentina.org

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Por PRML - Wednesday, Jul. 25, 2012 at 7:10 PM

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