Julio López
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Freyre y el trillado simulacro de la “renovación” pejotista
Por Movimiento Amplio de Izquierda - Thursday, Jul. 26, 2012 at 6:17 PM
maizrosario@gmail.com

A poco de asumir su cargo como nuevo presidente del PJ santafesino, José Luis “Poroto” Freyre ha hecho pública una nueva: “la decisión de cancelar la ficha de afiliación de represores acusados o condenados por delitos de lesa humanidad, ex agentes secretos del Ejército que operaban como Personal Civil de Inteligencia (PCI) y ex funcionarios de la dictadura."

Freyre y el trillado...
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Algunos reporteros incondicionales y referentes provinciales del oleaje nac&pop exageraron su glosa alegando que el “impactante” anuncio simboliza “una inédita revisión del pasado”.

Ante semejante escenificación valdrán –desde la izquierda- algunas advertencias y señalamientos sobre ciertas fantasías actuales (y no tan actuales) que profetizan “una nueva etapa” y una supuesta “alineación con lo mejor de la historia del peronismo”. Es que para analizar con realismo político las perspectivas de esta supuesta arremetida reformista, habrá que dimensionar el proceso real de crisis en el PJ santafecino, contenedor de un complejo y diverso arrastre de casi 30 años a esta parte.

En él es fácil advertir las fantásticas contorsiones de su raída ortodoxia – con la que obligatoriamente deberá concertarse todo pacto interno de gobernabilidad- y el categórico fracaso que acumula todo ideario de “renovación peronista”.

En los ’80 el signo calificador del PJ santafecino se constituyó bajo el parentesco con los dirigentes sindicales y políticos que prohijaron el nacimiento y aparición en escena de la Triple A en nuestra provincia. Este pejotismo vanguardizó las gestiones de Vernet y Reviglio impregnadas en el affaire de la corrupción y el enriquecimiento ilícito, en los espurios pactos de reparto institucional con el inefable “vasco” Uzandizaga, y un estilo político muy ligado al propósito de restaurar el clásico “ideario” populista de carácter paternal. Todos sus actores y personajes terminaron imputados e investigados judicialmente e –impunidad mediante- recluidos en ostracismo forzoso, sin retorno a la política por simbolizar la patética imagen del “peronismo impresentable”.

La continuidad de este proceso se encarnó en la alternancia de la dupla Reutemann-Obeid, éstos provenientes de historias y experiencias políticas muy disímiles.

En el caso del ex corredor su aparición política emerge en medio de un momento primario de la denominada crisis de representatividad generada por el fracaso del ampuloso proyecto de centro en nuestro país (con la democracia se vive, se come, se educa). Y también por el ocaso decadente de un gobierno provincial jaqueado por las corruptelas, los saqueos a supermercados y la hiperinflación. Con su poder de “metaformosis” el capitalismo apeló a colmar la política con la farandulización y el tecnocratismo y así socorrer la gobernabilidad con una “nueva imagen” que fuera funcional a la administración eficiente de la violenta extranjerización y concentración en curso a costa del empobrecimiento y miseria de miles de santafecinos. Ese “hombre imagen” fue el “Lole”.

Discípulo eminente y visceral del menemismo (voló personalmente a La Rioja para firmar la ficha partidaria en medio de la disputa presidencial del 2003), hizo gala de su adhesión incondicional de los parámetros del “pensamiento único”. Fue un ferviente ejecutor de las recetas neo-liberales, para lo cual tomó determinaciones selectas: nombró a Mercier -un experimentado ajustador- y a Enrique Alvarez -un calificado represor-, ambos apadrinados por el terror dictatorial. Operó para componer una Corte Suprema de Justicia “amiga”, premió a salteadores de bancos y a la policía que asesinó a Pocho Lepratti. Amparó a traficantes en el Tribunal de Cuentas y mantuvo a rajatabla la Ley de Lemas, instrumento primordial de su poder electoral inicial. Tuvo como tesorero a Massat, hasta los escándalos de los "giros" a empresas fantasmas. Hoy su casi desconocida tarea como senador oficia de estrategia de preservación de su proyección política.

Obeid posee una trayectoria conocida dentro del PJ. Ex jefe de la Regional II de Montoneros, luego de gobernar la municipalidad de Santa Fe sus dos llegadas al gobierno provincial se produjeron bajo una débil apoyatura electoral. En la denominada “década infame” alabó la “fiesta menemista” y enarboló el mega-discurso neo-liberal exaltando los “logros” de la apertura de mercados y las “reformas” que conducían aceleradamente al primer mundo. La gestión 2003-2007 la encaró bajo anuncios de claro sesgo demagógico: derogación de la Ley de Lemas -para absorber el cuestionamiento popular a los mecanismo de fraude electoral-; creación de la Secretaría de Derechos Humanos -para distraer y diluir las responsabilidades políticas por las criminales consecuencias de la represión de Diciembre de 2001-; declaración de la emergencia hídrica -para aplacar el costo político generado por las inundaciones-; y reforma constitucional bajo aparente objetivo de mejorar el sistema de representación política, pero que en realidad perseguía la meta de favorecer la continuidad hegemónica del PJ. Todas piezas cosméticas y virtuales.

Su verdadera política pudo apreciarse organizando y solventando el espectáculo de recolonización productiva, de carácter extractivista, impulsado bajo las “sugerencias” de la Bolsa de Comercio para encarar las grandes obras de infraestructura que permitan el tráfico de mercancías e insumos de la gran burguesía exportadora. Coherente con este plan de saqueo fue un apasionado defensor del relanzamiento de la denominada “Región Centro” junto a los gobernadores Busti y de la Sota para reforzar el modelo de acumulación capitalista que requiere permanentemente de la disposición de bloques y regiones subordinados a la concentración económica y financiera local e internacional.

Es precisamente este acumulado político el que desmerece toda creencia sobre panoramas de renovación y de ruptura histórica con el “peronismo de la vereda opuesta”. Porque los actores de ese acumulado son los que hoy participan como cultura política reciclada en la nueva conducción provincial del PJ, articulando un falso discurso sobre “unidad interna, alineada con el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”, cuando en más de un caso –como el mismo “Poroto” Freyre- poblaron con su presencia los “piquetes de la abundancia” en la plenitud de la “guerra agraria”.

Salvo que bajo el imperio del más obsoleto pragmatismo se quiera justificar el tremendo costo que los pactos jurásicos representan para una auténtica política de renovación. A ese perimido recurso ha echado mano el diputado provincial Gerardo Rico: “Hay que preservar la mayor unidad posible con miras a las legislativas del 2013. Todavía no somos el «hombre nuevo», y tenemos que construir política con quien no opina exactamente como nosotros. Scioli no tiene nuestra concepción, pero debe seguir en este modelo. Expulsarlo de este proceso a Scioli es un error estratégico.” (La Capital – Sección “Política” - 22.07.2012). Demasiada sutileza para un dinosaurio de “la corpo”.

Finalmente, si el Sr. Freyre -como nuevo conductor pejotista- pusiera empeño en su tarea de “depurador” de represores y colaboracionistas de la tenebrosa dictadura, tendrá que fijar su mira en funcionarios de su propio gabinete municipal. En especial, en el caso del Dr. Juan Alberto Vidal, abogado y actual Secretario de Obras Públicas municipal.

Este personaje –señalado y denunciado durante décadas por organizaciones políticas y sociales locales- colaboró como civil con la dictadura genocida comandada –en principio- por el Vicealmirante Desimoni. Asumió como Interventor Comunal en la ciudad Villa Cañas en 1976, juramento que mantuvo hasta el año 1981 cuando por sus “leales y eficaces” servicios fue premiado con un ascenso para desempeñar funciones a nivel provincial. Desde 1983 integró ciertos despachos de la burocracia provincial, y luego se recicló en el gobierno municipal del Dr. Roberto Scott, padrino político del “renovador” Freyre.

Quienes luchamos junto a Ana Braghieri -presidenta de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre de Venado Tuerto- por el esclarecimiento y castigo a los autores materiales e ideológicos del asesinato de su hijo, el joven Clemente Arona, hemos denunciado en su momento la participación del “colaborador” Vidal como abogado defensor del autor del crimen, el agente policial Roberto Mandelli. Por esos días este cómplice dictatorial ejercía sus funciones como Secretario de Gobierno del municipio venadense y explicitaba con su proceder el “interés político” del círculo íntimo del intendente Scott en defender la hipótesis de “accidente” y licuar la responsabilidad criminal del proceder policial.

Seguramente, el contenido de esta declaración reciba como respuesta –o no- chicanas de ocasión que aludan a la “izquierda paleolítica”, a “los monjes del dogma” o al “sectarismo paralizante”. Quizás se hable de “izquierda sojera” o de ingenuidad funcional a “la derecha”. Nosotros preferiremos entonces parafrasear a Jhon W. Cooke: “En último caso siempre es preferible ser derrotado o muerto con el Che Guevara, que acertar y triunfar con Vittorio Codovilla.”. Para los tiempos que corren, nuestra opción está muy lejos de pretender “triunfar” con Vidal, Gerardo Martínez o José Pedrazza.

Gran Rosario, 26 de Julio de 2012.

MOVIMIENTO AMPLIO DE IZQUIERDA (M.a.iz.)

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