Julio López
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En el día de la fuga que conmovió al continente
Por Plenario Obrero y Popular - Wednesday, Aug. 15, 2012 at 9:25 PM
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El mes de agosto tiene un significado destacado para la clase obrera y el pueblo. Dos hechos continuados viven en la memoria del pueblo desde el año 1972: el más recordado es la Masacre de Trelew, el 22 de agosto de aquel año, cuando en un hecho tan cobarde como el carácter inhumano de nuestro enemigo de clase, 19 de los más sólidos cuadros revolucionarios de las organIzaciones armadas, presos en la Base Naval Almirante Zar,  fueron fusilados a sangre fría por la Dictadura de Lanusse, muriendo en el acto, 16 de ellos.
Por otra parte, una semana antes, el 15 de Agosto, en una acción ideada y ejecutada por el ERP, FAR y Montoneros, se llevó a cabo la fuga del Penal de Rawson. En un principio debían escaparse más de 100 guerrilleros, pero un mal entendido derivó en un fallo de coordinación, lo que impidió que el plan se concretara tal como originariamente se lo había pensado. De allí, lo que todos conocemos. Los cuadros dirigentes de las tres organizaciones alcanzaron el avión y volaron hasta el Chile de Salvador Allende. Los 19 que llegaron unos minutos más tarde, lo hicieron cuando el avión ya había despegado, por lo que tomaron el Aeropuerto de Trelew. Luego de declarar ante las cámaras reivindicando la acción, fueron trasladados subrepticiamente a la mencionada Base Naval en Trelew para ser asesinados siete días después.

penalCaptura tomada de "Gaviotas Blindadas- parte 1

Por demasiado osada o aventurera pueden muchos tomar a esta acción de vanguardia de los compañeros. Sin embargo, la misma tuvo una clara y consecuente finalidad política: para ellos, la cárcel no era más que un castigo por sus aciertos, es decir por sus golpes al Sistema. De tal modo, si el enemigo pretendía neutralizarlos, alejarlos de su única tarea, la de hacer la Revolución; los compañeros, en el marco de la guerra de clases, sólo pensaban en fugarse para reintegrarse a la lucha revolucionaria. Si el enemigo golpeaba, ellos debían golpear más duro.
La coherencia reside en que aquella no fue la primera ocasión de escape de las rejas de la burguesía. Muchísimos son los ejemplos, aunque ninguno roza la magnitud de la fuga de Trelew: previo al 5to Congreso del PRT, a mediados de 1970, Santucho estaba preso en la Comisaría de Villa Quinteros. Un grupo de compañeros intentaron su rescate, pero fruto de la inexperiencia, el hecho se frustró. A raíz de ello, Santucho decidió tomar una pastilla de ácido pícrico para simular Hepatitis y ser llevado a un Hospital. Una vez allí, sorteando la guardia policial, escapó para reincorporarse a la lucha. El 30 de agosto del 71, Gorriarán Merlo, Santucho, El Petiso Ulla y Humberto Toschi caen presos. En una entrevista otorgada al Grupo de Cine “Mascaró”, Gorriarán cuenta que una vez en la cárcel, “lo primero que uno pensaba es cómo se iba a fugar porque no había posibilidades legales de recuperar las libertad con el propósito de reintegrarse a la lucha”. Luego de diez días allí, bajo las tradicionales torturas, fueron trasladados a Devoto. Al respecto Gorriarán cuenta: “apenas entramos a Devoto comenzamos a preparar un plan de fuga, que era un plan de fuga complicado, que se cumplió en parte cuando Fernandez Palmeiro se cambió por su hermano. La idea nuestra era cambiarnos por los abogados. A nosotros nos llevaban a una sala de abogados y logicamente con la anuencia de ellos porque en teoría, al ser un hecho donde no participaban de la violencia, no los podían condenar. Nosotros salíamos como si fueramos los abogados y cada uno de ellos quedaban adentro”. El plan no se llevó a cabo porque al poco tiempo fueron llevados a Trelew. No obstante, en el Sur, en un penitenciario de máxima seguridad, en medio del desierto, su deber de revolucionarios hizo que, parafraseando al CHE, de tan realistas se decidiesen a hacer lo imposible.

Ahora bien, a sabiendas de las brutales torturas que sobrevendrían luego de cada fuga infructuosa, y hasta incluso el riesgo que corría su propia vida, ¿por qué los compañeros no cejaban en sus intenciones de fugarse cada vez que caían en las garras del enemigo? Hay una razón decisiva: vivían para hacer la Revolución y no podían pensar en otra cosa que escapar del enemigo para poder enfrentarlo. Mientras tanto, entre muros, resistían organizadamente, estudiaban y se preparaban físicamente.


La Fuga del Penal de Rawson

Cuando se repasan los documentos que reúnen la organización y la ejecución de la Fuga, salta inmediatamente a las claras, la seriedad y la disciplina con que los compañeros emprendieron una tarea de una relevancia estratégica: aportar combatientes a la guerra, tal como lo afirmara Ricardo Rene Haidar, compañero  Montonero y sobreviviente de la Masacre, en la entrevista realizada por Paco Urondo conocida como La Patria Fusilada.  Tan sólo con recordar los aspectos principales de la misma, veremos que no fue ni por lejos una acción intempestiva ni imprudente.

La compañera María Antonia Berger, sobreviente, relata que “para la mayoría de los presos el fugarse es la tarea principal. Por lo tanto, apenas se llegó al penal, de alguna manera se estuvo funcionando en el conocimiento del terreno como fundamentalmente, para ir viendo las posibilidades que existían. A lo largo de meses se fueron viendo varias posibilidades y descartando otras. A veces por irrealizables y a veces porque se iban consiguiendo elementos, conociendo cosas que permitían pensar en la idea de ampliar la cantidad de compañeros a fugarse. Al principio se pensaba en contingentes limitados. En un primero momento el aislamiento, ese elemento de seguridad que es la zona donde estábamos, una zona totalmente aislada, nos impedía pensar en una fuga como la que finalmente se planteó, en una fuga masiva”. Cuando en abril del 72, la población del penal pasa a ser de aproximadamente 250 presos políticos, fue que tomó cuerpo la idea final del copamiento integral del Penal. A a partir de este momento se constituyó un cuerpo de conducción del plan de fuga que sería la cabeza organizativa de una estructura que abarcaría hasta el último detalle.

fuga pnal

Cuba, 1973. Los compañeros luego de la fuga, acompañados por miembros de sus organizaciones. De izquierda a derecha: Enrique Haroldo Gorriarán Merlo (ERP); Domingo Menna (ERP); Carlos Golbenberg (FAR); Víctor Fernández Palmeiro (ERP-22 de Agosto); Mario Santucho (ERP); Marcos Osatinsky (FAR); Ana Siessen (FAR); Alejandro Enrique Ferreyra Beltrán (ERP); Roberto Quieto (FAR) y Fernando Vaca narvaja (MONTONEROS).


Berger señala que “si bien el esfuerzo había sido hecho en su mayor parte por las organizaciones ya mencionadas, se trató de que todas las organizaciones armadas tuvieran también una participación, que no fuera una cuestión limitada solamente a las que pusieran el esfuerzo, aunque, por supuesto, iban a tener una mayor ingerencia. Pero que estuvieran todas las organizaciones en la medida que se las consideraba participantes de la guerra. Es decir, se cuidó ese derecho que todos tenían; y se cuidó en todo aspecto, no sólo en la incorporación dentro del plan, sino también en los roles a cumplir dentro de la operación. Para ver quienes eran los que participaban y el grado de responsabilidad que se adjudicaría, se tuvo en cuenta la capacitación previa, si el compañero había tenido algún tipo de experiencia político militar. También se trataba de que hubiera equipos en que estuvieran todas las tendencias”. Esto no quiere decir que todos los presos estuviesen al tanto de la planificación. Sólo aqellos compañeros que participaban operativamente estaban al tanto de la Fuga. El resto que estaba destinado a  escaparse, fue anoticiado el día de la fuga sobre la misma.

Los meses previos significaron un verdadero trabajo de hormiga, durante los cuales se funcionó como un ejército unitario a pesar de la direferencias políticas que subyacían entre las organizaciones involucradas. La mirada y el control incesantes de los guardia cárceles aumentaban la necesidad de la disciplina y de la actividad oculta. Desde la decisión de realizar la fuga hasta el día de la misma, fueron múltiples las actividades desarrolladas: se fabricaron uniformes, gorras, se bordaron las insignias del servicio penitenciario destinados a los compañeros que fingirían pretenecer a este último, se levantaron planos,  se acumuló información minuciosa de la rutina de los guardias, se estudiaron horarios de aviones, frecuencias de vuelos. También se logró el ingreso de un arma corta que serviría para reducir a los primeros efectivos; el resto del armamento lo proveerían los propios carceleros. En el terreno político militar, también fue intensivo el desempeño de labores: se dieron cursos de formación política, cursos de capacitación militar a la par de una profunda discusión entre las tres organizaciones. 

Eran las 18: 30 del 15 de agosto de 1972 cuando Santucho se sacó el sweater que llevaba y lo agitó. Era la señal para el comienzo de la acción.  El copamiento total del penal no duró más de 15 minutos. Un informe detallado de la ejecución del copamiento puede hallarse en el Estrella Roja número 23 del 15 de agosto de 1973, incluido en la recopilación A vencer o Morir de Daniel De Santis. Para tener una idea general de la magnitud del plan, es necesario saber que el Penal estaba compuesto por tres cuerpos de edificios. Berger cuenta que “fue un copamiento por zonas, a medida que se avanzaba se iban controlando las zonas. Es decir, se tomaba un centro y todo lo que dependía directamente de él. Como ser, cocina, enfermería, biblioteca, y una puerta que daba hacía los pasillos al fondo, para llegar después al centro neurálgico, que era todo el pasillo de dirección donde estaban todas las oficinas y sobre todo la sala de armas”.

Es necesario también recordar las disparidad de poder de fuego. En el penitenciario había 70 guardiacérceles y un armamento compuesto por casi 100 FAL, 100 pistolas Browning y municiones. A tres cuadras del Penal estaba acampada un compañía antiguerrillera de 120 hombres con buen armamento y equipo. Además estaba la base aeronaval, compuesta por dos batallones con un total de 1.200 hombres a unos 20 km. del penal, sobre el camino que unía Rawson con Trelew y otras unidades similares hacia el Norte. Mientras, los compañeros sólo contaban con el arma que puedieron ingresar, púas y réplicas hechas de sustancias tales como miga de pan o jabón...

Asimismo, el plan requirió de una logística externa que tuvo tres objetivos a cumplir:

Tomar el Aeropuerto en el momento en que llegaban los compañeros.
Garantizar los vehículos para el traslado hasta el Aeropuerto de Trelew.
Garantizar que el avión descendiera y pemaneciera en Trelew hasta que lo abordaran los compañeros que se fugaban.

En función de esos tres objetivos se formaron tres grupos constituidos por militantes de las FAR y el ERP.


Los Héroes de Trelew

Entre los compañeros fusilados, habían obreros y estudiantes, pero por sobre todas las cosas, eran revolucionarios. Todos ellos hijos del pueblo, nacidos del seno del pueblo mismo y para todos los tiempos ya Héroes del pueblo. Uno se resigna a sostener que la fuga fue su última acción, porque como dice la canción “el que murió peleando, vive en cada compañero”. Y vaya si ellos murieron peleando. Fueron más de 12 horas de confrontación con armas en la mano las que trascurrieron desde aquella señal de Santucho hasta la recuperación del Penal por parte de las fuerzas represivas el día 16 de Agosto a las 8:08, y los compañeros asesinados resistieron en el Aeropuerto de Trelew -foco de la atención de las tropas enemigas del pueblo- el tiempo necesario para fijar el enemigo al terreno hasta casi la medianoche del día 15 de Agosto, aportando con ello su acción al plan general que abarcaba a más de cien participantes, aún en el momento en que ya se sabía que el objetivo mayor de la evasión masiva no se podría cumplir.
Algunos dirán que no fue exitosa, pero a estos ya les respondió con absoluta justeza aquel 15 de Agosto de 1972, el compañero Pedro Bonnet frente a las cámaras: “una serie de cuadros de las distintas organizaciones armadas, Montoneros, FAR y ERP se van a reincorporar activamente a la lucha. Esto para nosotros ha sido todo un éxito entonces”.
A sabiendas de que su destino podía ser el que finalmente fue, la muerte, el compañero Bonet afirma sin titubeos que aunque más de un centenar de compañeros no puedieron fugarse, la operación había sido exitosa. Compartimos esas palabras. La fuga de Trelew fue una demostración hecha confrontando al enemigo con la capacidad de organización y de moral inquebrantable de aquellos que vivieron sola y exclusivamente para pelear por romper las cadenas que subyugan a los trabajadores y el pueblo. Su mirada estaba puesta en el futuro, un futuro sin explotados ni explotadores, y en ello se les fue la vida. Será cuestión de no dejarlos morir. Será cuestión de destruir al Capitalismo para construir sobre sus ruinas la Sociedad por la que los Héroes dejaron definitivamente vivo su ejemplo. 


¡¡¡ Gloria a los héroes de Trelew !!!

¡¡¡ La sangre derramada no será negociada !!!

¡¡¡ Justicia sólo el pueblo !!!

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