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"Aún se desconoce a los pueblos originarios"
Por Fuente: La Voz - Tuesday, Aug. 28, 2012 at 9:49 AM

Docente y militante aborigen jujeña, Natalia Sarapura reclama que se aplique la educación bilingüe intercultural.

"Aún se descono...
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En una celebración compartida por toda la comunidad educativa se da la bienvenida a los nuevos estudiantes. Con unción, estos reciben las banderas de Ceremonia: la argentina, la wiphala (emblema andino) y la guaraní.

Dos alumnos del último año avanzan con una humeante olla de barro con la ofrenda de hojas de coca, tabaco encendido y hierbas sahumadoras para iniciar una “corpachada” que alimente a la Pachamama.

Esto sucede en La Quiaca, Jujuy, donde se encuentra una de las sedes de la Tecnicatura Superior en Desarrollo Indígena Gloria Pérez, así llamada en honor de una líder guaraní fallecida, fundadora del Coaj, el Consejo de Asociaciones Aborígenes de Jujuy.

Esta primera tecnicatura aborigen cuenta con 400 alumnos distribuidos en siete sedes jujeñas y en una en Salta. Allí se reconstruyen los saberes originarios de collas, atacamas, avá guaraníes, tilines y ocloyas, enriquecidos con una currícula que cuenta con materias como Derechos Humanos desde la Perspectiva Aborigen, Medios de Comunicación y Representaciones Sociales, Estado Multicultural y Políticas Públicas, Nuevas Tecnologías y el Desarrollo Indígena, Territorios y Recursos Naturales, Procesos Sociopolíticos en la Argentina y la “Abya Yala” (América).

–Reclaman derechos aborígenes, ¿cuáles son esos derechos?

–Nuestros pueblos tenían sus propios sistemas jurídicos antes de la colonia y aún persistieron en la República. Se basaban en nuestra creencia de que no sólo tienen derechos las personas sino todos los seres del cosmos. Para los pueblos indígenas, las políticas de derechos humanos son un acto de reparación histórica ya consagrado internacionalmente. En este mundo occidentalizado somos defensores naturales de los derechos humanos, por ello respetamos sus instituciones y reclamamos ante ellas por la violación de nuestros derechos. Queremos que se reconozca que como pueblos también teníamos principios de vida ordenadores que son totalmente compatibles con los derechos humanos.

–Usted asegura que las políticas de educación del Estado no contemplan en general la interculturalidad ni el bilingüismo. ¿Cómo fue históricamente la relación entre las culturas originarias y el sistema educativo?

–Los modelos educativos impuestos en Abya Yala, desde los primeros tiempos de la invasión europea hasta la actualidad, fueron asimilacionistas, integracionistas y aculturizantes. La idea siempre fue imponer la cultura hegemónica y asimilar las culturas indígenas a esa cultura impuesta, a su forma de vida. Eso es para nosotros una forma de genocidio cultural. La educación se impuso como una forma de aculturación. Hubo desde los movimientos indígenas cuestionamientos a este sistema europeizante, demandando cambios para que se respeten nuestras pautas culturales. El Estado, en el año 2006, reconoce desde lo jurídico la educación intercultural y crea un espacio con una relativa participación indígena, pero sin recursos propios y sin líneas de acción concretas; por eso el modelo imperante sigue teniendo las características mencionadas.

–Y en Jujuy, particularmente, con tanta población aborigen, ¿se repite el esquema general?

–En Jujuy, la situación es mucho más difícil, ya que a pesar de que es una de las provincias con mayor cantidad de pueblos indígenas, con 260 comunidades reconocidas, con personería jurídica, está consagrada la educación bilingüe intercultural (EIB), pero no se aplica.

–Planteado este conflicto entre pueblos originarios y educación, ¿cómo es la relación con las demás instituciones del Estado?

–Las instituciones del Estado en sus diferentes áreas (salud, recursos naturales, asistencia social, etcétera) no superan los prejuicios de tener que relacionarse y atender las exigencias de nuestras comunidades, producto de una sociedad que aún desconoce a los pueblos originarios.

–¿Qué proponen en concreto para revertir este desconocimiento?

–Nuestra propuesta es construir juntos una sociedad intercultural, que debe manifestarse en sus instituciones. A su vez, la interculturalidad se construye sobre la base de reconocer que somos un país multicultural, y la definición de propuestas debe orientar procesos de cambio desde un Estado nacional a un Estado plurinacional. Así, todas sus instituciones deben estar integradas equitativamente por representantes de todas las culturas existentes. Lo único que demandamos es seguir siendo lo que somos: pueblos con una identidad, instituciones y visión propia del mundo. Nuestra lucha ha sido, inicialmente, por desconocimiento de nuestra existencia; en la década posterior, por el reconocimiento de nuestros derechos, y así hemos logrado que se reconozca nuestra existencia. Pero en el Estado no se ha cambiado lo suficiente como para gerenciar la diversidad cultural. Las instituciones públicas nos siguen viendo como pueblos vulnerados (que lo somos) y discriminados (también lo somos), pero no nos reconoce todavía como sujetos colectivos.

–Otra reivindicación pendiente es la tenencia de la tierra como bien común.

–La tierra es un elemento más del orden natural, como también lo somos nosotros. No es un bien económico que se compra y vende. Hoy exigimos la restitución de las tierras y el territorio que nos corresponde como derecho a la vida, y para defenderla de la explotación, comercialización, destrucción. Somos conscientes de que no sólo es una demanda política, sino que es un derecho reconocido internacionalmente que el Estado debe garantizar. La lucha por la tierra ha significado siempre el sustento moral de nuestra existencia y la corresponsabilidad con nuestras futuras generaciones; por eso el cuidado de sus recursos lo hacemos como obligación moral hacia nuestro pasado y hacia las generaciones venideras. Además, es el ámbito de desarrollo y continuidad de nuestra espiritualidad; allí están nuestra apachetas (sitios sagrados), que tienen centenares de años en lugares ceremoniales. El territorio es todo, por eso es nuestra principal demanda.

–¿Cuál es el germen de la creación de la Tecnicatura Superior en Desarrollo Indígena?

–Desde el Coaj (Concejo de Organizaciones Aborígenes de Jujuy), se inicia en el año 2005 una reflexión muy profunda, referida a que los pueblos indígenas no habíamos logrado avanzar en incorporar una política pública de educación que nos respete como tales, y una de las razones fue que este tema no estaba en nuestras agendas. La tecnicatura tiene la particularidad de reconocer en su estructura curricular espacios que promueven el rescate, reconocimiento y revalorización de nuestros saberes, conocimientos y valores. También propiciamos revisar la historia desde nuestra visión; conocer el marco jurídico en el que se reconocen derechos indígenas, entre otros.

–¿El modelo de esta tecnicatura puede ser replicado en otras comunidades aborígenes?

–La Tecnicatura en Desarrollo Indígena propone un modelo innovador en el marco de la educación intercultural superior, por lo tanto es posible desarrollarla en otras comunidades originarias, no sólo de nuestra provincia.

–¿Cómo se decide incorporar en la agenda del Coaj el tema educación?

Realizamos una gran autocrítica y allí, dentro del Coaj, comenzamos el proceso de promover una manera diferente de educación y de acceso a ella, al igual que la visibilización de la mujer aborigen. Primero fue un diagnóstico de la situación educativa comunitaria, ya que la educación bilingüe intercultural no es una política de Estado.

Perfil

Natalia Sarapura es jujeña, docente, líder del pueblo colla y militante de los derechos humanos aborígenes. Además, representa a la Argentina ante el Consejo Directivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe.

Forma parte del Grupo de Discusión de la OEA para la Declaración Americana de los Pueblos Indígenas.

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