Julio López
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En nuestro día
Por Agrupación SUR en AMSAFE Rosario - Monday, Sep. 10, 2012 at 9:28 PM

Compañer@s .. Convencidos que nuestras prácticas docentes pueden trazar huellas profundas en la sociedad y en los sujetos, desde la Agrupación SUR, en nuestro día, compartimos con ustedes algunos "apuntes", del Prof. Jaume Martínez Bonafé sobre la formación de maestras y maestros, profesoras y profesores.

¿Y que deberíamos sugerir que aprendieran los futuros profesores?

La Universidad de Girona inició recientemente un sencillo pero interesante, intenso y bien pensado debate social sobre el diseño de los nuevos títulos de grado de Magisterio. A petición de los dinamizadores de ese debate, tuve oportunidad de escribir unos apuntes a propósito de las competencias profesionales de los futuros docentes. Como entonces, los incluyo aquí -con algún matiz corrector posterior- a título de colaboración en ese reclamado debate con el que inicié este artículo. Intencionalmente he procurado escapar de las categorías académicas con las que habitualmente se identifica la formación del docente como formación en la cultura, la organización y la administración, los medios, recursos y tecnologías, o los conceptos estructurantes de una disciplina o materia de enseñanza. Categorías que identificarían la necesidad de una formación general, una formación profesional específica, y una formación en la disciplina concreta y su didáctica. He procurado escapar de esas categorías, también como ejercicio intelectual para que en el proceso de nombrar de otra manera podamos intuir nuevas y diferentes posibilidades formativas menos ancladas en la tradición académica de los listados de materias. ¿Qué es entonces lo que debería ser capaz de hacer una maestra o un maestro, un profesor o profesora de Secundaria, cuando empiezan a trabajar en la escuela o el Instituto?

1. Tener educada la mirada

Para a poder identificar lo particular, lo concreto, lo diferente y único en el mundo plural del sujeto-clase (o aula) colonizado por relaciones sociales que tienden a la homogeneización, al etiquetaje y al pensamiento único y excluyente.

2. Saber escuchar

Porque estamos tan acostumbrados a hablar que nos resulta muy difícil callar para poder identificar las voces diversas y disonantes, de los otros. Pero también, porque estamos tan acostumbrados a hablar desde fuera de nosotros mismos, desde un discurso ya constituido y ordenado, que se nos olvidó escuchar nuestro propio interior, buscar en nuestra propia identidad, recuperar la gramática de nuestra propia experiencia.

3. Ser sabio

Que es una hermosa palabra para identificar al maestro capaz de acariciar la pregunta del otro con nuevas preguntas y argumentos para que crezca en ambos el deseo de seguir dialogando. Es algo muy distinto al "experto" disciplinar, que sabe mucho de una cosa pero quizá incapaz de poner ese conocimiento al servicio del crecimiento humano. Fundamentar en el conocimiento científico las buenas prácticas es una condición necesaria que va mucho más lejos de la especialización disciplinar, porque requiere poner en relación saberes distintos con la finalidad de ayudar al desarrollo cognitivo y el crecimiento madurativo de los seres humanos.

4. Cultivar la experiencia del Amor

Es ese saber profesional docente que hace que los aprendices corran, movidos por los invisibles hilos del deseo, hacia las puertas del aula. Es saber reconocer al otro, otorgarle autoridad y facilitar que, a pesar de la estatura, las miradas tengan una relación horizontal. Es a su vez un saber profesional animado por un optimismo apasionado hacia los procesos de crecimiento y maduración de los seres humanos.

5. Ser justo

Es una forma de saber jurídico que vincula la actuación profesional al reconocimiento del derecho universal a la educación. La persona que interpela al maestro con la mirada es un sujeto de derechos -definidos en la carta constitucional- y, por tanto, la actuación docente deberá ser la respuesta pedagógica a ese derecho. Pero es también una forma de saber que reconoce y analiza críticamente la existencia de una suerte de economía política que pone a cada sujeto que entra en el aula en una relación de injusta desigualdad. Y actúa en consecuencia.

6. Ser sistemático y crítico

Que es una forma de saber orientado por la pregunta ante las situaciones concretas de la experiencia docente, y formula procesos dirigidos a la investigación, la reflexión y la crítica.

7. Construir desde la creación artística

Es un saber profesional que pone en juego e integra múltiples elementos de la realidad cultural y social en la que inscribe su práctica docente, para revisar y crear nuevas herramientas profesionales y nuevas estrategias de enseñanza y aprendizaje.

8. Identificar las urgencias

El tiempo que dura una escolarización obligatoria es más que suficiente para cambiar irreversiblemente el rumbo de la vida en el planeta. Hay límites y hay urgencias. Mientras nos ocupamos en el número de patas que tiene un saltamontes se nos escapa la posibilidad de educar para la comprensión crítica de un modo de vida que destruye la vida -incluida la del saltamontes-. El aula es un laboratorio en el que se aprende a identificar y problematizar. Y a tomar opciones y a buscar soluciones en lo concreto.

9. Aprender desde la cooperación.

El saber práxico del docente exige relaciones horizontales y procesos colectivos de diálogo y aprendizaje profesional. No son exigencias ni titulaciones individualizantes las que ayudan en el proceso permanente de seguir aprendiendo y mejorando la profesionalidad docente.

10. Valorar el comunitarismo y la participación.

El trabajo del maestro no es sectorial o corporativo, ni está desvinculado del sistema de relaciones sociales. Por tanto deberá aprender a valorar e impulsar proceso en los que necesariamente están implicados otros miembros o instituciones de la comunidad. El proyecto educativo de una escuela es siempre un proyecto de una comunidad educativa en la que se cruzan relaciones y nivel de participación social muy complejos.

11. Combatir la alienación de su propio trabajo

La comprensión de la economía política del trabajo docente es otra tarea básica del buen educador. El trabajo del maestro se inscribe en el marco del capitalismo global que regula las formas en que los individuos se relacionan con su actividad productiva, con los productos de esa actividad y con los otros individuos productores. Entender los procesos que regulan el puesto de trabajo docente dota al profesor de estrategias de combate a la alienación de su propio trabajo y le capacita para desarrollo crítico de su autonomía como docente.

12.Cultivar el deseo

El camino de la profesión docente es largo y sinuoso. El deseo, aquí, es ese estado de ánimo que provoca en el docente la búsqueda permanente de nuevas posibilidades para la innovación y el cambio. Es el cultivo del inconformismo ante la rutina y un discurso ordenado sobre los que es posible y lo que no es posible en la pedagogía. La reconstrucción del conocimiento profesional práctico requiere de la voluntad de la crisis y del reconocimiento de que otra pedagogía es posible. Esta competencia profesional se enraíza en la memoria que recupera como posibilidad de futuro los ejemplos histórico-biográficos de la renovación pedagógica.



¡Muchas Felicidades en este Día ..
Seguiremos construyendo juntos el rumbo de la lucha por los derechos de alumnos y docentes , siempre atentos a la defensa de La Escuela Pública.
Agrupación SUR en AMSAFE Rosario.
Septiembre de 2012.

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