Julio López
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Ni con la derecha fascista ni con el kirchernismo: Trabajemos por la indepedencia política
Por Periódico El Roble - Friday, Sep. 14, 2012 at 7:14 PM
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Quienes nos reivindicamos clasistas debemos analizar las movilizaciones de ayer contra el gobierno de Cristina y sacar conclusiones.
La movilización estuvo bien planificada: un día después del anuncio de Cristina del aumento de la AsignaciónUniversal por Hijo. Los sectores populares que sufrieron todas las políticas del neoliberalismo en los ’90, la desocupación, luego el trabajo precario en esta década, cuyas condiciones de vida desesperantes los llevan a la droga (gran negocio de los políticos y la policía, dicho sea de paso), es decir, las víctimas de todos los gobiernos desde hace 40 años para acá, son convertidos en el discurso neo-fascista en los victimarios.

No se nos puede escapar la enorme manipulación mediática que realiza el grupo Clarín para presentarlas como la más grande –y civilizada- manifestación popular espontánea desde 2001. Versión a la que se sube la oposición. Y que presumiblemente irá en ascenso al acercarse el 7 de diciembre, fecha en que se vence el plazo para que entregue las licencias.

En tanto que el oficialismo las minimiza y pretende mirar para otro lado, sin dar una respuesta política.

Las movilizaciones de ayer se enmarcan en la lucha entre distintas facciones de la burguesía local. No es novedad que desde hace ya unos años se han armado dos frentes: por un lado la burguesía agroexportadora, a la que se le ha unido el Grupo Clarín y la ultraderecha que está en contra del gobierno por su política de derechos humanos. Por otro lado, cierta burguesía industrial que produce para el mercado interno y que se benefició con la política económica kirchnerista, así como empresarios amigos del Estado (que se enriquecen con licitaciones de todo tipo, subsidios, obra pública) y un sector de la clase media “progre” que apoya al gobierno por la política de derechos humanos, el matrimonio gay, etc.

La primera facción, ha tomado por discurso la denuncia de la inseguridad, los impuestos, los planes sociales, la crítica a “los derechos humanos de los delincuentes”. En su versión más extrema, es xenófoba y racista. Y consigue gracias al aparato de comunicación del Grupo Clarín movilizar a una parte de la clase media y también de la clase trabajadora (que quizá no se moviliza a Plaza de Mayo pero comienza a comulgar con sus opiniones).

Los distintos referentes de la oposición se pelean para ver quien encabeza este movimiento de reaccionario, que aparece como espontáneo pero que está muy bien organizado y cuenta con grandes recursos.

Por el lado del gobierno, intenta saltar el cerco informativo creando su propio monopolio, con las cadenas nacionales, etc. y difundiendo un discurso de redistribución de la riqueza, derechos humanos, industrialización, trabajo, inclusión social. Discurso que sería muy hermoso sino fuera porque en la práctica la redistribución de la riqueza sale del bolsillo de los trabajadores; los derechos humanos son solo para el pasado y no para los luchadores populares de hoy; la industrialización es abrirle las puertas al capital extranjero para que explote nuestra gente y recursos y se lleve las riquezas sin dejar casi nada a cambio; la inclusión social son planes de empleo que mantienen al beneficiario en una situación de dependencia del gobierno y en la pobreza, etc.



En el marco de esta contradicción entre facciones burguesas debemos construir una alternativa política de la clase obrera, que denuncie el carácter reaccionario, antipopular de las manifestaciones de ayer y de todo el movimiento que les da origen; así como el carácter antipopular del gobierno de Cristina. Señalando el carácter burgués de ambas opciones y orientando la lucha en el sentido de reivindicaciones propias de la clase obrera: reparto de horas de trabajo sin bajar el salario; para terminar con la desocupación y mitigar la inseguridad; prohibición del trabajo en negro y precario; que los fondos para planes sociales salgan del bolsillo de los capitalistas y no del ANSES o del impuesto al salario obrero; salario mínimo igual a la canasta familiar, para eliminar la pobreza y que se indexe con la inflación real; no a la criminalización de la protesta social; etc. etc.

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