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La semillera como amenaza para el pueblo de Malvinas Argentinas
Por Dr. Medardo Avila Vazquez, Coordinador de RED -
Saturday, Sep. 15, 2012 at 12:20 AM
En el 1º informe titulado “El maíz venenoso de Monsanto”(*) desarrollamos los datos accesibles sobre la característica de la nueva semilla de maíz “Intacta” que producirá Monsanto en la semillera que levanta en Malvinas Argentinas. En esta segunda entrega sobre el tema, divulgamos lo que conocemos sobre el funcionamiento de la planta procesadora de semillas Intactas. La semillera como amenaza para el pueblo de Malvinas Argentinas En sus intentos por transparentar el funcionamiento de la planta, los ejecutivos de Monsanto mostraron la planta de Rojas, provincia de Buenos Aires. Supuestamente la cordobesa funcionará igual, procesando esta nueva semilla recientemente aprobada por el gobierno nacional, pero a una escala superior; de hecho, sería la mayor planta de Monsanto en el mundo (según JM De la Sota). Convertir la semilla en una esponja de insecticidas En general, para el curado de semillas de maíz se utilizan insecticidas como los organofosforados (acefato: Dressº), los neonicotinoides (imidacloprid: Gauchoº) o los carbamatos (tiodicarb: Semevinº), todos de categoría II y muy persistentes. Recordemos que existe un reclamo mundial por prohibir la utilización de agrotóxicos de categoría I y II por su inaceptable peligrosidad para la salud humana y la del ambiente; éstos no son productos inocuos, no son los más tóxicos, pero sí lo bastante, como para que cualquiera que ingiera estas semillas muera, sea pollo, cerdo, vaca o humano. Las semillas curadas con estos venenos, tan potentes y perdurables ambientalmente, se tienen que teñir de colores vivos para que sean rápidamente identificadas y no se incluyan en los alimentos por error, este accidente ya fue mortal muchas veces(2); incluso tienen la capacidad de contaminar la tierra alrededor de la semilla impregnada y esta contaminación perdura por varios años. Paradójicamente Poncho° y Gaucho° son de los agrotóxicos más cuestionados en Europa, numerosos científicos exigen a la Bayer que los deje de fabricar (3). El “tratamiento” de impregnar de venenos las semillas, se desarrolla en grandes tanques rotativos con dosificadores especiales; Monsanto dice que usa 31 ml de Poncho y 33ml de Nativo por bolsa; como cada bolsa alcanza para sembrar una hectárea de campo y la factoría va a producir semillas para 3,5 millones de hectáreas, esto significa que Monsanto en Malvinas Argentinas utilizará 108.000 litros de Poncho y 112.000 litros de Nativo (si solo usan esos pesticidas). Pero el folleto de fábrica de Poncho° dice que la dosis es mucho mayor (160ml x bolsa), lo que elevaría el uso de Poncho° a más de 500.000 litros por año(4). Los 500 mil litros de venenos se diluyen varias veces para poder embeber uniformemente a todas las semillas. Este proceso, no sólo consume una cantidad sideral de agua, sino, y lo que es más grave aún: genera una importante cantidad de líquidos residuales altamente peligrosos, que la semillera debe desechar; estos líquidos (equivalentes a los diques de cola de las megamineras), con restos de los venenosos curasemillas que utilizan allí mismo y de los agrotóxicos que traían los granos absorbidos de las fumigaciones que recibieron en su proceso de cultivo, son desechados por mecanismos discretos. Vientos tóxicos sobre Malvinas Argentinas En Malvinas Argentinas, un pueblo de 15 habitantes a 10 km al este de la ciudad de Córdoba, se está construyendo la planta en el predio de Monsanto que se encuentra al este/noreste del pueblo. Los vientos procedente del este-noreste son los más frecuentes en esa zona, muy cercana a Bº Ituzaingó, donde 300 días al año soplan vientos en ese rumbo, según el estudio de la rosa de los vientos presentada en el reciente juicio a las fumigaciones(5). La ubicación de la semillera no podía ser peor para el ambiente del pueblo, la nube de polvo tóxico procedente del venteo de los silos, claramente caerá sobre zonas pobladas; ya su población muestra las características patológicas propias de pueblos fumigados con patologías obstructiva crónica y recidivante, alergias, trastornos reproductivos y hormonales que los caracterizan. Pero todo es peor aún, como para no creer que se haga a propósito; en ese sector del pueblo, en su límite Este, la última construcción es la Escuela Capitán Luis Zenobio Candelaria, una escuela primaria provincial, la primera del pueblo y la más grande. Esta típica escuela fumigada, soporta la aplicación de glifosato y 2.4D entre septiembre y diciembre con todos los chicos en clases (como las más de 3000 escuelas fumigadas que hay en el país); la seguridad sanitaria de sus alumnos, no podrá resistir esta nueva agresión tóxica. Si funciona la planta tendrán que trasladar la escuela si no se quiere multiplicar los casos de leucemia, sarcomas, asma y bronquitis recurrentes, dermatitis, etc. en la población escolar. Contamina un poco… pero disminuimos el hambre mundial Las justificaciones generales de estos proyectos extractivistas y tóxicos se asientan en la premisa de que, de esta manera, se incrementa la producción, se mejoran los ingresos del país, etc… Sin embargo, los aumentos en el rendimiento de la producción agraria no se verifican con la incorporación de semillas transgénicas y con el uso de agrotóxicos, como expresa el “relato” hegemónico (y transversal al oficialismo y a la oposición). Los análisis más serios y profundos muestran que los rendimientos, intrínsecos como extrínsecos, de los cultivos de soja y de maíz, no aumentaron por la biotecnología, sino por otros factores; y que insistir en este camino sólo concentra la producción cada vez más, en las manos de un grupo selecto de empresas transnacionales (6 y 7). Con respecto a la falta de alimentos globales, la FAO anunció ya en el año 1986 que se producían alimentos para toda la población(8). En 2011 la población mundial llego a 7000 millones de habitantes, con 1000 millones de hambrientos, pero también con 1500 millones de obesos mundiales a los que la propaganda del mercado de alimentos induce a comer mal, muy mal. También la FAO informó que actualmente se tiran sin consumir 1300 millones de toneladas de alimentos que podrían cubrir las necesidades de 2.000 millones de personas(9 y 10). Es decir, no sobran alimentos, se distribuyen mal, porque el mercado de alimentos no busca que cada uno pueda comer; su objetivo exclusivo es ganar dinero. Dr. Medardo Avila Vazquez, Coordinador de REDUAS Referencias
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