Julio López
está desaparecido
hace 6423 días
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"López es un ejemplo de humanidad"
Por Indymedia La Plata - Wednesday, Sep. 19, 2012 at 1:25 AM

Dentro de pocos meses, el periodista platense Miguel Graziano presentará la biografía de Jorge Julio López y la investigación sobre su desaparición forzada. En entrevista con Indymedia La Plata, relata cómo se fue involucrando con la vida del albañil, secuestrado por segunda vez el 18 de septiembre de 2006.

Indymedia La Plata: ¿Cuándo empezaste la investigación sobre la desaparición forzada de Jorge Julio López?

Miguel Graziano: Hace como un año, lo hice en etapas. Estuve como ocho meses con la primer parte del libro, lo que llamo la biografía de López. Ahora está la nueva parte que es lo que los otros hicieron con López y con la desaparición forzada de López que tiene que ver con la investigación de su desaparición o la no investigación, o la causa judicial infértil.

((i)): ¿Por qué te interesó este caso en particular?

Adelanto del libro. Graziano presenta un estracto del primer capitulo:

La boina azul, el buzo bordó y los mismos zapatos que usó en cada una de las audiencias del juicio, sin importar si hiciera frío o calor, estaban en el living, preparados sobre una silla. Gustavo pensó que su papá se había quedado dormido y se metió en su habitación. Su lado de la cama estaba abierto. Fue hasta el baño. No estaba ahí. Irene recién se despertaba.

—¿Dónde está el viejo? —preguntó.
—Habrá salido a caminar —dijo Irene, entredormida.
—Pero se nos hace tarde.
—A mí no me dijo nada. Fijate afuera.

Gustavo salió a la vereda. Miró extrañado a su alrededor. Caminó hasta la carpintería de su hermano y llamó a su papá. Nadie contestó. Volvió a la casa, lo buscó otra vez en el patio, entró de nuevo al dormitorio, abrió la puerta del baño.

—¿Dónde se habrá metido? —insistió.
—Yo no lo vi.
—¡Cómo que no lo viste, mamá!
—¡Recién me despierto! —se justificó—, tal vez salió a caminar.
—Qué pelotudo… vamos a llegar tarde…
—¿Y qué querés que haga? ¡Si yo no quiero que vaya a ningún lado! ¡Yo quiero que se olvide!

La de Jorge Julio López es la historia de un albañil que fue secuestrado, encarcelado y torturado. En las tinieblas fue testigo de la muerte de una generación de jóvenes con los que se había comprometido a construir un mundo mejor. Sobrevivió y aprendió a vivir en silencio, a soportar la indiferencia. Fue sabueso de su propia memoria, no para buscar a los asesinos de sus compañeros, que a esos ya los conocía, sino para denunciar lo que hicieron. “Los argentinos tienen que saber”, decía. A los 77 años, cuando había encontrado justicia, después de haber dado testimonio, fue otra vez desaparecido. En la última aventura de su vida, entre la noche del domingo 17 y la madrugada del lunes 18 septiembre de 2006, le abrió la puerta a la muerte. Se lo llevaron. Su ausencia se investiga como una “presunta desaparición forzada” y es el manual de la perfecta impunidad.

MG: La cuestión es ser periodista y ¿para qué sos periodista? Siempre tuve interés en escribir e investigar sobre cosas que me gustan a mí, sobre temas relacionados con los derechos humanos. Hace como seis o diez años había pensado en hacer una biografía de Marita Verón, en una historia sobre la trata. Pero el caso era en Tucumán y yo soy de La Plata, me resultó rebuscado, hasta ridículo, muy difícil hacer una investigación teniendo que viajar hasta allá; los que ahora están cubriendo el juicio claramente tienen la posibilidad de hacerlo.

En ese marco un día viajando en micro me cruce con Rubén, el hijo mayor de López. Ahí me cayó la ficha de que era de López de lo que había que hablar. Era mi vecino, el tipo que vivía en el mismo lugar que yo, el tipo cercano y el que había vivido una situación extraordinaria, de suma violencia. Así fue como primero salió la biografía, la idea de hacerle un homenaje a un militante que pudo dar un testimonio tan contundente y que sufrió por segunda vez una desaparición forzada.  Ahora empecé a entusiasmarme con lo que pasó y con su historia; un poco por la necesidad de los editores, aunque me gustó mucho porque empezas a escribir, a conocer las historias, empezas a encontrarte con las personas detrás de los personajes, las anécdotas, las cosas que pasaron, las conversaciones.

((i)): ¿Cómo se va internalizando López con vos?

MG: López empieza a ser un ejemplo de personas, de humano alucinante. Era un tipo que tuvo un norte, que fue generoso con la situación que vivió, valiente, comprometido, supo dar  todo de sí para acceder a la justicia, a la verdad y a la memoria. Aparece como un hombre de ejemplo.

((i)): ¿Cómo empezaste a acercarte a la familia de López, teniendo en cuenta que no se han acercado mucho a la prensa?

MG: La familia no quiere hablar. En su momento Irene, la esposa de López salió a dar alguna declaración, el hijo menor también; pero el vocero es Rubén que es el hijo mayor de la familia. Con él hice ocho, nueve o diez entrevistas, a veces notas para el diario en los aniversarios, a veces cuando tenía una duda iba a la carpintería para preguntarle. Una vez, solo de estar ahí me encontré Irene y pude hacerle algunas preguntas, no fue una entrevista en profundidad pero sí fue sobre el tema puntual e importante que tiene que ver con lo que le pasaba a López con su familia, el no poder decir, el tener prohibido el recuerdo y la memoria de lo que había vivido durante los años de cautiverio. Ella me reconoció que no quería que López hablara ni que declarase; Rubén siempre recordaba que Irene decía ‘si él me hubiese hecho caso no le hubiera pasado lo que le pasó’. Para mí era importante tener la confirmación de ella, que realmente había sido así; de hecho fue muy interesante ya que ella lo afirmo y además dijo que sentía que había estado equivocada, lo cual vuelve todo más humano.

Después, por la obsesión de recuperar la infancia de López y disconforme con los recuerdos que de su padre tenía Rubén, en un evento conocí a la hermana mayor de López, Margarita. Después de sacarle el teléfono la llame para que me contara cómo había sido su infancia. Porque era el albañil que fue a primer grado, a segundo etc., pero ¿hasta qué grado fue? ¿A qué colegió? ¿Vivía en el Elordi o vivía en Villegas? ¿Quiénes eran los padres? Eso no está desarrollado en cinco capítulos, serán cinco párrafos pero para mí era importante no pifiarle en contar quién era López niño y su familia. También sirvió para que ella ratificara lo que había vivido López cuando salió en libertad y la cuestión de no poder hablar con nadie, él hablaba con el marido de Margarita, fue uno de los primeros confidentes y a quien le mostró las heridas de la tortura. Esas heridas que en el primer juicio por la verdad López dice ‘¿Quiere que le muestre? ¿Quiere?’ y los jueces le dicen que no hace falta. Esa misma actitud la tuvo en los años ochenta con el marido de Margarita cuando salió por primera vez en libertad, eso de querer mostrar, de querer compartir, de querer que se sepa lo que le había pasado.

((i)): ¿A quién se debe responsabilizar?

MG: El tema de las responsabilidades es complejo. Primero se puede decir que la responsabilidad de la aparición con vida de López es del Gobierno, en ese sentido estoy de acuerdo con lo que plantan los organismos de derechos humanos. Pero no es el Gobierno responsable de su desaparición, López fue secuestrado para que no declarara en los juicios, para amedrentar al resto de los testigos en los juicios por delitos de lesa humanidad, para evitar que continuaran los juicios. Sin ninguna duda, está relacionado con su declaración en el juicio a Etchecolatz y con todos los testigos y querellante en todas las causas. En esta causa en particular, él era no solamente un testigo clave y contundente, dijo ‘el señor Etchecolatz me torturó y el que hacía que me aplicaran la picana con la corriente de la calle’. Evidentemente su desaparición tiene que ver con su declaración, con ese momento histórico en el que se estaban desarrollando los juicios, el de Etchecolatz era el primero que había empezado recién había terminado el de el Turco Julián en Buenos Aires que no fue condenado en el marco de un genocidio como si lo fue Etchecolatz en La Plata. No hay otra vuelta que darle.
Por otro lado la familia plantea que hay una responsabilidad en los que lo tendrían que haber cuidado, es posible que los juicios se hayan llevado adelante sin todas las previsiones que requerían por parte de los organismos de seguridad y que López haya sido víctima de esa circunstancia. Pero no lo sé, es posible, solo es posible.

((i)): ¿Cuáles son tus objetivos con la investigación?

MG: Primero es contar la historia, me pareció que lo más importante era contar la historia y que se conociera. Además porque de López no se habla; se habla pero en esta fecha en particular,  se habla a veces, poco, alguna gente. Me parecía que todos necesitamos saber, como él decía ‘los argentinos necesitamos saber’ con respecto a la dictadura, hoy necesitamos saber quién era este tipo que tanta controversia trajo en este momento cuando parecía que la Argentina se podía hacer cargo de lo que había pasado en los setenta, me parece que también se tendría que hacer cargo de lo que  pasó con López. 

((i)): ¿Cuál crees que fue el rol de las organizaciones una vez que desapareció López?

MG: Lo raro en las organizaciones es que volvieron a aparecer nuevas internas y conflictos, a abrirse heridas que parecían cerradas, algunos sospechaban de otros, se planteaban si eran o no militantes. Pero en definitiva, bien o mal, están todos en la calle pidiendo justicia. Por ejemplo está el tema de lo que dijo Hebe de Bonafini, no estoy tan seguro porque no se bien qué dijo, ahora estoy laburando con ese tema. La gente recuerda que dijo cosas que yo no estoy en contacto con que lo haya dicho, es complejo.

Lo que en definitiva me da pena es que viejas heridas volvieron a abrirse por las diferentes maneras de encarar la desaparición de López y el reclamo de justicia. Entonces, los ex detenidos desaparecidos, los sobrevivientes no eligieron caer ni eligieron sobrevivir, pero en los inicios de la democracia fueron mal vistos por algunos sectores porque pensaban que habían tenido privilegios, sospecharon algunas relaciones con los milicos. Cuando desapareció López lo primero que surgió fue esa duda sobre si López era un militante, que tenía un familiar policía, esa cuestión que me parece que fue lo que ensució el tema en los primeros meses.

((i)): ¿Qué experiencia te deja esta investigación?

MG: Bueno, como todas las cosas es algo bueno, que te deja como mejor persona. Después de hacer algo así, de involucrarte en la vida de una persona como López que es absolutamente maravillosa por cómo logra dar vuelta su historia y pese a todos los impedimentos y dificultades puede darnos su testimonio y acercarnos una verdad histórica de todos los argentinos, es un ejemplo de humanidad.

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