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Que se vayan todos a la española
Por reenvío agencia walsh - Thursday, Sep. 27, 2012 at 11:16 AM

(AW) En respuesta a la masiva convocatoria de ayer a rodear el Congreso en Madrid, España, para pedir la disolución de las Cortes y una nueva asamblea constituyente, el estado español desató una violenta represión contra los manifestantes. A pesar de ser una protesta completamente pacífica, la policía española reprimió brutalmente a la población.

Represión brutal en MadrId
Madrid, 25 de setiembre de 2012 (Telam).-

Miles de indignados con los ajustes marcharon al Congreso en Madrid para exigir la renuncia del presidente Rajoy. La policía reprimió con porras y hay al menos 26 detenidos y 32 heridos leves.
Al menos 26 personas fueron detenidas y 32 resultaron heridas al cabo de los enfrentamientos, que tuvieron su primer capítulo cuando un grupo de acivistas intentó superar un vallado de seguridad en la plaza Neptuno, la zona más próxima al Congreso de los Diputados a la que pudieron llegar los manifestantes.



Algunos de los más de 1.000 policías que participaron del operativo respondieron golpeando con sus machetes a las personas de la primera fila de la manifestación y realizaron los primeros arrestos, y cargas similares seguidas de coridas se repitieron con el transcurso de la tarde y tras caer la noche.
La mayoría de los heridos sufrió con cortes y contusiones y 16 tuvieron que ser trasladados a hospitales, uno de los cuales podría haber sufrido una lesión medular debido a un golpe que agravó una patología previa, según fuentes del Samur, los servicios de Emergencia de Madrid.
La tensión cerca del Congreso duró varias horas, y luego de las
primeras escaramuzas, grupos de policías lanzaron un segundo intento de disolver la concentración lanzando balas de goma y arremetiendo con sus porras contra los manifestantes, que, perseguidos por los agentes, corrieron en todas direcciones.
Los manifestantes también arrojaron objetos a los agentes.
La violencia de los agentes llevó al dueño de un restaurante del Paseo del Pardo a salir en defensa de un grupo de activistas que se refugió en su local, echando a un grupo de policías que pretendía ingresar a detenerlos, según pudo constatar Télam en el lugar.
Por momentos se convirtió en una batalla campal.
Los disturbios se dispersaron a zonas aledañas e incluso hubo persecuciones en el interior de la estación de trenes de Atocha.
Algunos indignados se dirigieron a la Puerta del Sol y otros regresaron a Neptuno, donde permanecieron bloqueando un carril del Paseo del Prado con una sentada pacífica.
"Los delincuentes están del otro lado", coreaban los manifestantes, muchos de ellos jóvenes estudiantes y miembros de grupos anticapitalistas, muy recelosos de los medios de comunicación, que suelen criminalizarlos.
"Después dicen que somos pocos, aquí hay miles de personas, no necesitamos explicar nada más", dijo a Télam Marta, una joven madrileña, que gritaban con todas sus fuerzas "Rajoy dimisión".
"Esta manifestación es una maravilla, y la respuesta de las autoridades demuestra que están nerviosos. Cuando el ser humano tiene miedo se comporta de forma agresiva", afirmó Enrique Gil, con una bandera del sindicato Comisiones Obreras (CC.OO), que suele ser blanco de críticas de los indignados.
Enrique, de 57 años, aseguró que "la única forma de conseguir un cambio es que obreros, estudiantes, los trabajadores en general, se junten porque tienen el mismo interés, mientras los diputados defienden sus intereses de clase".
"Hay que seguir intentándolo, esta es la única manera de defender nuestros derechos", dijo por su parte Eva, empleada pública de 32 años, mientras se retiraba de las manifestación en medio de la represión.
Su amiga, Ana, de 34 años, insistía en que "no queda más opción que luchar, pero no solo para que se vaya Rajoy, sino todos los diputados, que no nos representan".
Sandrina, francesa de 37 años y llegada desde Mallorca, expresó su indignación por la represión policial mientras se refugiaba de los golpes entre los árboles del Paseo del Prado: "No hace falta, esto parece una guerra".
Convocados por la plataforma ¡En Pie! bajo el lema "Ocupa el Congreso", miles de personas -6.000 según el Gobierno en Madrid- tenían la intención de rodear la sede parlamentaria de forma indefinida hasta forzar la dimisión de Rajoy, el presidente del gobierno, del derechista Partido Popular (PP).
"Rajoy dimisión", corearon los manifestantes, que no pudieron acercarse al Parlamento, cuyo perímetro se encontraba custodiado por unos 1.300 agentes antidisturbios.
"Menos policía y más educación" o "El pueblo, unido, jamás será vencido", fueron otras de las consignas que repitieron los activistas, que llegaron a la zona en distintas marchas que partieron de la madrileña plaza España y Atocha.
Los manifestantes llevaban banderas republicanas, anarquistas y pancartas con lemas como "Libertad de Expresión", o "Rescatemos la democracia".
La protesta, impulsada en junio desde las redes sociales e ideada por un grupo de activistas anticapitalistas que conforman la plataforma ¡En Pie!, dividió desde el principio al 15-M o movimiento de los indignados, porque se tratado de una iniciativa no consensuada.
No obstante, los indignados adhirieron a la movilización y fueron claros protagonistas de esta protesta que ha sido criminalizada por el gobierno del PP.
El Ejecutivo de Rajoy advirtió que rodear el Congreso cuando está sesionado puede ser penado con hasta un año de prisión, mientras acusó a los convocantes de la protesta de "golpistas".
Sin embargo, el fuerte operativo policial mantuvo a los manifestantes a más de 300 metros de los diputados españoles, que tras participar de una sesión plenaria, abandonaron la Cámara Baja sin incidentes.
Al concluir la sesión, la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, justificó la represión asegurando que "la democracia debe ejercerse sin presiones", según declaró en los pasillos del Congreso.
"Hay que atender a la voz de la calles cuando uno se manifiesta pacíficamente y no cuando se hace violentamente".
Más allá de las amenazas, el "25-S" es un nuevo termómetro para medir el descontento social con las políticas de ajuste neoliberal implementadas por Rajoy en España, en un momento crítico para el país, que sigue dilatando la decisión de solicitar un rescate soberano a Europa.
España atraviesa su segunda recesión en tres años, y su desempleo es cercano al 25%, más de 5,6 millones de personas.
El gobierno de Rajoy recortó en Salud y Educación y adoptó reformas estructurales para convencer a sus socios del euro de que cumplirá su promesa de reducir el actual déficit del 6,3% del PBI a un 4,5% el año próximo. Un nuevo rescate podría significar más recortes para los ciudadanos.

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