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Un barco sueco para ayudar a Gaza
Por Znet - Tuesday, Oct. 16, 2012 at 7:52 PM

Un barco sueco de ayuda a Gaza recoge pasajeros en Italia


Stefan Jonsson
Znet


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens




Frente a la estación de ferrocarril de La Spezia en Liguria en Italia hay un viejo plátano oriental. Las ramas no son suficientemente fuertes para soportar su propio peso, pero son apuntaladas por vigas de acero sujetas a fundamentos de hormigón. Desde el árbol de la vida de la estación, camino por calles serpenteantes a través de una ciudad que parece al mismo tiempo recién pintada y de espíritu público. Sábanas y ropas revolotean desde cuerdas de tender en los patios traseros y las callejuelas.


Las calles conducen al puerto donde el agua brilla bajo el sol de octubre. Un gentío goza de un lento paseo por el muelle central en camino a la goleta Estelle. Está anclada en La Spezia por unos días en su viaje desde Umea a Gaza.


Tres simples mesas han sido colocadas junto a la pasarela. Una vende artesanías de Marruecos. Otra vende sandalias producidas en Cisjordania. La tercera suministra información sobre un proyecto conjunto según el cual La Spezia ayuda a construir una escuela en Yenín.


Voluntarios muestran su apoyo, recolectan dinero y trabajan para influenciar la opinión concentrándose en los sufrimientos de los pobres y oprimidos. Ha sido una característica regular de la vida europea de todos los días durante décadas.


Una de las características más urgentes, podría agregar. A veces el compromiso de la gente con una causa es motivado por sentimientos de culpa – sobre el Holocausto, sobre el colonialismo y el racismo o sobre el hecho de que Europa y el mundo occidental se benefician en un grado irrazonable de la desigualdad global. Durante los días en los que Estelle ha estado anclado en el muelle, organizaciones de voluntarios hicieron una demostración de fuerza en La Spezia, bajo la consigna “La Spezia sigue siendo humana”.


“Es importante ayudar a que los palestinos comercien”, dice la persona que vende sandalias. La joven que informa sobre la escuela en Yenín sugiere que el intercambio es una continuación lógica de la historia de La Spezia: de la resistencia antifascista contra Mussolini a la lucha por la justicia global.


Durante un debate esa misma noche, Patrizia Saccone, responsable del programa de apoyo e intercambio internacional de la ciudad, dice que la “collaborazione” es algo fácil de comprender: la sociedad se mejora si la gente se ayuda mutuamente.


La investigación económica está actualmente en el proceso de redescubrir esta verdad, que es realmente obvia pero que ha sido olvidada hace tiempo. Desde el punto de vista de la economía, el altruismo tiene más sentido que el individualismo.


Esto significa que la responsabilidad ética hacia “otros” encuentra una base sólida en las ciencias económicas. No es que la ética necesite un fundamento semejante. Pero, desde luego, es útil que se presente a las instituciones industriales y políticas una prueba científica del hecho de que a largo plazo es más beneficioso colaborar con otros que maximizar sus propias ganancias. Naciones Estados y compañías han carecido desde hace demasiado tiempo de un compás ético. Muchas grandes compañías, como ser Lundin Oil, han tomado decisiones de inversión que condenaron indirectamente a la gente a morir o a vivir en la miseria mientras los políticos dijeron frecuentemente que el crecimiento económico requiere sacrificios o víctimas. Es el actual mensaje de la UE a los pueblos de Grecia, Italia, España y Portugal.


A fines de los años noventa sociólogos comenzaron a hablar de “Estados al revés”. Incluso si los Estados eran oficialmente democracias, el poder y la autoridad estatal habían cesado gradualmente de representar los intereses del pueblo sino fueron utilizados para hacer que sus propios ciudadanos se doblegaran ante los requerimientos del poder económico.


Según los sociólogos, se trata de una de las explicaciones para la pérdida de confianza en los partidos e instituciones políticas tradicionales y de intentos de inventar nuevos métodos políticos de trabajo. Los partidos políticos derechistas de descontento fueron un resultado, el creciente movimiento de solidaridad global otro, y las campañas políticas virtuales por Internet un tercero. Por doquier vemos a ciudadanos –la sociedad civil– reorganizándose.


Los actuales movimientos de solidaridad se caracterizan por su carencia de fronteras. Incluso si el propósito es nacional –por ejemplo, remover a un dictador y establecer democracia, como en la Primavera Árabe– presupone una amplia movilización global. Otro hecho característico que tienen es que hacen uso de la maquinaria política existente – no para imponer decisiones políticas, sino en el sentido de hacer que éste o aquel político tras ellas les dé el necesario perfil mediático. Una tercera característica es la carencia de poder de los movimientos. No tienen instituciones o infraestructura, y en su lugar se basan en la recolección de fondos, y son fácilmente aplastados si el Estado o el capital se resisten violentamente.


El que esto suceda tan rara vez, y que solo suceda cuando la situación se ha hecho urgente o revolucionaria, se debe por su parte a una cuarta característica de los nuevos movimientos: se movilizan alrededor de un solo principio o idea universal que es difícil cuestionar. Las naciones Estados y los políticos se alinean con ellos en teoría, pero en la práctica los ignoran. La política climatológica es el mejor ejemplo. Una simple idea –la supervivencia del planeta y de la humanidad– requiere reglas y regulaciones que los políticos son incapaces de realizar porque están atados a intereses a más corto plazo.


Lo que, por cierto, hace que el descontento popular crezca aún más. Y cuando una cantidad suficiente de descontentos se organizan y toman la política en sus propias manos, emergen movimientos populares que se esfuerzan por renovar la democracia desde abajo y en una escala global. Estamos en medio de este proceso ahora, en 2012, al comienzo de una década que, según muchos pronósticos, va a ser marcada por levantamientos populares y nuevas iniciativas políticas.


En La Spezia me uniré al Barco Sueco a Gaza, uno de esos movimientos que, sostiene un par de principios simples –todos los seres humanos son de igual valor y el derecho a comerciar y a la libertad de movimiento– y desenmascara los discursos ambivalentes de los políticos y las naciones Estado. Lo que quiere lograr la organización es después de todo lo que casi todos los políticos y naciones Estado ya han decidido: el bloqueo de Israel constituye una violación del derecho internacional y de los derechos humanos, y causa sufrimientos innecesarios a un millón y medio de personas. Todos los involucrados se beneficiarían del levantamiento del bloqueo.


Pero no se trata solo de principios – también tiene que ver con políticas de fuerza y estrategia militar. ¿Puede vencer un movimiento de voluntarios a una de las potencias militares más fuertes del mundo? Lo más difícil que tienen que encarar los pasajeros del Estelle no es la idea o el objetivo; es el corrosivo sentimiento de impotencia. Israel probablemente va a detener el barco y mantener su bloqueo – ¿y seguirá el mundo haciendo la vista gorda ante la consumición de Palestina, y pretendiendo que no tiene lugar?


El Barco a Gaza ha sido llamado muchas cosas – de salvador del mundo y turistas políticos, a terroristas y títeres de Irán. ¡Una pila de tonterías! La organización debería más bien ser vista como ejemplo de globalización de la acción política. Hasta ahora no existen instituciones políticas realmente globales. Pero la semilla de algunos nuevos modelos puede ser encontrada en el movimiento de la sociedad civil y de movimientos populares que van más allá de las fronteras nacionales.


Todo apunta al hecho de que los derechos humanos y la justicia van a estar al centro de la política global emergente. Es poco probable que sea impulsada por ideologías, o por intereses nacionales o regionales – es mucho más probable que lo sea por diferentes intentos de encarnar una realidad de ideales éticos universales. Y los ideales son simples y obvios, es fácil recaudar fondos para ellos. El resultado es el “movimiento de movimientos” que ciertos filósofos políticos identificaron como el tema democrático del mundo globalizado: el poder popular a escala planetaria.


Una acción ética en defensa de los derechos humanos es significativa, sin consideración a su probabilidad de éxito. Si Estelle no logra romper el bloqueo de Israel, el barco será a pesar de todo un espejo para los amos del orden mundial y mostrará que están violando los derechos y principios a los cuales ellos mismos se han suscrito. Y el próximo año habrá otro barco.


El primer jueves de octubre llegaremos a la ciudad de Nápoles, a la sombra del durmiente volcán Vesubio. Al mismo tiempo se intensifican los esfuerzos de Israel por detener al Estelle. El Barco a Gaza es la pesadilla de gobiernos y naciones Estado: miles de ciudadanos de Europa y de Medio Oriente que toman las cosas en sus propias manos, formando una unidad y recordando sus deficiencias a los que están en el poder. La ética tiene la misma relación con el poder que la gota de agua sobre una roca. La roca se gasta y se desintegra; el agua se escurre y refluye, como la propia vida.


Fuente: Warisacrime.org


Fuente: http://www.zcommunications.org/swedish-aid-ship-to-gaza-picks-up-passengers-in-italy-by-stefan-jonsson






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