Julio López
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Corrientes. Agonizar en la cárcel, otra muerte indigna
Por reenvío agencia walsh - Tuesday, Oct. 30, 2012 at 6:52 PM

(AW) "Corrientes no escapa a la caótica situación general en lo que hace a prevención, detección y tratamiento de enfermos de HIV-SIDA en centros de detención y la sistemática violación al derecho a una muerte digna en los casos terminales. Hace menos de quince días, sin ningún tipo de asistencia y en estado de abandono, Cesar Dàndrea ("Helicóptero"), padeciente de un tumor en el cuello y SIDA fue alojado en la capilla de la unidad penal n° 1, por el término de cuatro días, con la puerta cerrada con candados hasta que finalmente falleció", denuncia la Red de Derechos Humanos. A la vez, los compañeres intentarán frenar el traslado de Pedro Francisco de los Santos, quien se halla agonizando y el servicio penitenciario quiere mandarlo lejos de todos sus vínculos.

Fue una muerte en condiciones indignas, crueles y degradantes, sin asistencia médica, sin higiene, alimentación y cuidados paliativos adecuados.
En estos momentos está agonizando Pedro Francisco De los Santos, procesado que padece SIDA en estado terminal y el servicio penitenciario ha dispuesto su alojamiento en los calabozos de un pabellón de máxima seguridad en la Unidad Penal n 6. Se está, nuevamente, incurriendo en una omisión lesiva del derecho a la salud, falta de atención y debida medicación, o aplicación de medidas de cuidado paliativo en algún centro médico, con la debida asistencia y control, o permitir que pase los últimos días de su vida rodeado de su familia, si la tuviera. Si cabe agravamiento a esta situación, tenemos que decir que el Subjefe del Servicio Penitenciario de la Provincia de Corrientes es médico, por lo que ni siquiera puede alegar desconocimiento respecto a pautas sanitarias y de tratamiento de enfermos.
Ubiquémonos en los padecimientos de este hombre, enfermo terminal, encerrado en el calabozo del pabellón. Lejos de celadores, guardia, enfermeros.... alejado de cualquier trato mínimo humanitario que lo acompañe en sus últimos días; en el suelo, sin agua ni baño dentro de la celda, con olores nauseabundos por falta de limpieza, sin acceso a servicios de salud ni a medicamentos, y con una alimentación escasa y deficiente, sufre la discriminación de los custodios, del personal de enfermería, o de quienes comparten el pabellón, circunstanciales compañeros de infortunio.
Estas situaciones suman mas humillación y tormento al modelo de cárcel-deposito de escoria humana que desde las organizaciones de derechos humanos sistemáticamente denunciamos.
Hilda Presman - Red de Derechos Humanos

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