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La educación se viene abajo más rápido que Baumgartner
Por Juan del Sur - Friday, Nov. 02, 2012 at 11:30 PM
juan.delsur2@gmail.com

¿Los ministros y demás funcionarios no debieran responsabilizarse por el éxito de las tareas que se les encomiendan? ¿Los ministerios de Educación no se hacen cargo del fracaso del sistema, cada vez más ostensible?

Florencia Etcheves, caso testigo

Esta tarde Florencia Etcheves estuvo con Tenembaum en Radio Mitre, para promocionar su novela. No tengo el menor interés en escuchar las ramplonerías de esa periodista porque mis neuronas, como las de cualquiera, no son inmunes al contagio. Pero, igual, llegué a oír, entrecortadamente, una historia de que había ido a visitar una Virgen que llora sangre. No cualquiera, sino una de las cinco cuyos casos están aceptados por la Iglesia, dijo. Un Etcheves auténtico: como si la opinión del Vaticano fuera determinante para decidir si un mazacote de yeso, o un aparato de maderas, cartón pintado y trapos puede llorar, o consumar cualquier otra función biológica.

A la periodista le asombró también que la imagen estuviera en un sótano, sin custodia de ningún tipo y, sobre todo, que fuera pequeña, de alrededor de un metro de alto, como si esto fuera un obstáculo extra para llorar sangre.

El tema me interesó, así que estuve buscando en internet historias de vírgenes que lloran (y, si es sangre, mejor todavía). La red no me defraudó: les recomiendo que hagan lo mismo, porque es... ¿cómo decirlo?, bueno, un paseo por toda la gama de la deficiencia mental y moral.

Pero fui más lejos: hasta la página de la editorial de la obra en cuestión, o sea Planeta. ¿Qué creen?: ¡la editorial y la autora son tal para cual! Vean, si no, la página correspondiente a la novela (http://www.editorialplaneta.com.ar/descripcion_libro/10810): Lado izquierdo: tapa del libro y, al lado, sus datos. La tapa dice “Etcheves”, al lado, “Etchevez”, y abajo, en la sinopsis, de nuevo “Etcheves”.
Lado derecho, datos del autor: “Etchevez, Florencia / Florencia Etcheves nació en...”.

Ya pueden ver qué rigor y prolijidad exhiben los editores.

Fui, finalmente, a la cuenta de Twitter de la autora. Vi esto:

“Gracias a la gente de Radio Mitre de Venado Tuerto por la linda nota que me hicieron para hablar de mi novela "La Vírgen en tus ojos" ”

Sí: la autora del libro escribe “virgen”, palabra que está en el título de su obra, con acento gráfico. Pero no es todo. Hoy, en los pocos tweets de ella que leí, encontré dos de solo tres palabras con seis errores cada uno, y uno de una sola palabra (“ficción”) con tres errores, lo cual debe de ser récord mundial.

Vuelvo, entonces, al principio: ¿de qué es caso testigo Etcheves? Del deterioro brutal de nuestra educación, que alguna vez fue la mejor de Hispanoamérica y hoy (como lo demuestran las pruebas PISA) naufraga en los lugares más bajos del ránkking.

Y a nadie le importa. Menos que menos, a las autoridades educacionales. Porque Etcheves, para poder trabajar en TV, debe tener, al menos, título primario. Y puede ser tan inculta como quiera, y nadie puede castigarla por eso. Pero el Ministerio de Educación (nacional, y los de las distintas jurisdicciones) deben vigilar que nadie obtenga un diploma que no esté respaldado por haber alcanzado las metas de cada curso. A Etcheves deben dejarla tranquila, repito. Pero tienen que ir a los registros e identificar las instituciones, los directivos, los docentes y los inspectores que le otorgaron los certificados indebidos, y demandarlos por defraudación al fisco, porque cobraron dinero por una tarea que no cumplieron. Y hacerlo así con todos los casos que detecten.

Para terminar, y con ánimo de colaborar, por si no se les ocurre ningún otro terreno que investigar, les doy un filón: la película “La educación prohibida”. Los créditos y los diálogos del filme, así como su página web, ostentan la más completa colección de errores que pueda imaginarse, incluidos los propios nombres de los autores en las notas que firman.

(¿Y si lo hicieron a propósito: para poner de manifiesto las falencias de nuestro sistema educacional? ¡Qué astutos!)

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