versión para imprimir - envía este articulo por e-mail |
Catamarca: Dario Moreno, en homenaje
Por Red Nacional de Medios Alternativos - RNMA -
Sunday, Nov. 18, 2012 at 1:05 PM
rnma@rnma.org.ar
Nadie lo puede creer; ni el que lo
cuenta, ni los que escuchamos. Estamos hablando de aquel tipo que
siempre aparecía con su voz arengando a la resistencia contra la
minería a cielo abierto. Del que necesitaba cuatro policías por lo
menos para calmar su furia llena de razones y ni así era apaciguado. El
mismo que se tiró de cabeza contra los camiones de La Alumbrera
intentado evitar que atravesaran el bloqueo selectivo. El que quedó
detenido por eso. Sí, ese tipo que al salir de la comisaría aún tenía
energía para dar un discurso político a través de la radio. Para gritar
NO PASARÁN.
Martín nos sigue contando lo que
sabe. Es un amigo de esta casa. Tiene cara Martín para nosotros. Lo
hemos abrazado varias veces. A Darío, en cambio, por una de esas
paradojas de la vida, le pusimos cara el día de su muerte. Su voz se
escuchó muchas veces en el mismo teléfono que ahora nos sorprende con
la noticia. La última vez fue hace demasiado poco. Una semana atrás.
Cuando el teléfono suena desde
Catamarca nos sobresaltamos. Desde aquella mañana de represión, cuando
corrimos de la cama al estudio con los gritos desesperados de Karina
Olmos mientras se metía dentro de un auto para proteger a sus chicos,
esos números nos inquietan cada vez que aparecen. Esta última vez que
escuchamos su voz fue una excepción. No estaban reprimiendo. No habían
arrasado con el campamento como hace un mes. No. Ahora Darío nos
llamaba para pedirnos un número telefónico. Es que la Asamblea de
Tinogasta por la Vida, a la que le supo entregar buena parte de la
suya, tiene funcionando una radio desde hace poco. Darío necesitaba
entrevistar a alguien. Desde anoche -solo dormí porque me dictaron
conciliación obligatoria con el sueño- que intento recordar a quién
quería entrevistar. No tiene la menor importancia conocer ese dato, ni
siquiera para este texto, pero es un detalle que me gustaría recordar.
Supongo que será porque ahora sé que no volverá a llamar y siento la
obligación de recordar esa conversación. Ante la muerte y sus
misterios, uno puede detenerse en cualquier tontería. Darío sonaba
contento esa que, ahora sabemos, fue nuestra última vez. Sonreía,
entusiasmado por el chiche nuevo de la radio. “Estamos rompiendo todo
con el programa de la mañana”, dijo, y largó una risotada enérgica.
Otras veces hablábamos de la lucha; ese día hablamos de la radio. Al
fin, fueron las dos cosas que, juntas, nos unieron.
Pienso cuánto tiempo faltará para que
su nombre sea el nombre de una agrupación en lucha. Me río por eso.
Supongo que él también lo haría. Al menos el Darío que yo me armé se
reiría.
Ya no será posible darle un abrazo.
Sí queda su voz registrada por la tecnología moderna. La misma
tecnología que hace que, recién ayer, le hayamos puesto cara a un tipo
al que sentíamos cerca. Hubiéramos preferido quedarnos solo con su voz.