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Descendientes de etnias originarias reclaman la preservación de un sitio...
Por analisisdigital - Monday, Nov. 19, 2012 at 3:17 PM

Una organización de descendientes de diversas etnias indígenas pidió a las autoridades conocer el destino de 116 cuerpos extraídos por arqueólogos en el nordeste bonaerense a lo largo de más de un siglo y reclamó que se preserve un antiguo cementerio, en la primera reivindicación de este tipo en la provincia de Buenos Aires. Quieren que el lugar conocido como Punta Querandí, en Tigre, sea mantenido como sitio público y que se preserven allí los restos de los pueblos que habitaron durante siglos ese sitio.

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El sitio que motiva la iniciativa es Punta Querandí, entre el canal Villanueva y el arroyo Garín, en las afueras del pueblo bonaerense de Dique Luján (municipio de Tigre) y cerca del paraje Villa La Ñata.

El lugar es frecuentado por pescadores y otros visitantes en plan recreativo, pero según el Movimiento en Defensa de la Pacha, fundado en 2009 por descendientes de indígenas emigrados desde sus lugares ancestrales a la zona metropolitana y por otras personas, es ambicionado por proyectos inmobiliarios.

“Lo que reclamamos es que sea mantenido como lugar público y se preserven los restos que allí dejaron los pueblos que habitaban la zona antes de la invasión europea”, dijo Pablo Badano, integrante del Movimiento y periodista de temas indígenas.

La organización construyó allí un salón, señalado con carteles y la whipala -la bandera de los pueblos originarios-, que fue generando un movimiento cultural en su torno, a tal punto que es visitado por delegaciones escolares.

Valor

El descubrimiento del valor arqueológico e histórico del lugar se dio a partir de la extensión del canal Villanueva en el marco de la construcción en la zona del barrio privado Santa Catalina, hace más de una década.

“Esa obra afectó un cementerio, conocido como sitio Garín, del mismo modo que el sitio Sarandí desapareció por Nordelta. Del lugar se sacaron dos cuerpos. Ya no se discute que es un cementerio, lo que lo convierte en un lugar sagrado. Santa Catalina se construyó encima y lo dañó”, afirmó Badano.

Más tarde, los vecinos comenzaron a observar restos arqueológicos que afloraban al desprenderse tierra de las barrancas de la otra orilla del canal Villanueva, producto del proceso erosivo. Ese lugar es Punta Querandí.

El interés de organizaciones de pueblos originarios creció hace unos años, cuando visitantes y pescadores fueron advertidos por guardias de barrios cerrados próximos que el lugar había sido comprado para un proyecto privado.

En diciembre de 2008, una investigación arqueológica encargada por una constructora excavó durante diez días en un sector de 18 metros cuadrados de los más de 6.000 que tiene el terreno en cuestión.

Encontró cerámica y restos de animales consumidos como alimento y otras evidencias de un antiguo asentamiento, pero no cuerpos humanos, por lo que el informe funcionó como visto bueno a nuevas construcciones.

La novedad movilizó a las personas y organizaciones indígenas que se habían interesado, por lo que el 4 de enero de 2009 constituyeron el Movimiento en Defensa de la Pacha, instalaron allí un acampe permanente para evitar obras en el lugar, hicieron su propia búsqueda que sí dio con restos humanos y luego construyeron el actual salón, según relató Badano.

Mes de los difuntos

El Movimiento tomó nota además de un informe de Daniel Loponte y Bárbara Mazza, expertos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano y del Conicet, que contabiliza 116 cuerpos encontrados por arqueólogos en la zona de Tigre, Escobar y Campana, desde el siglo XIX.

A partir de ello, unió el reclamo de preservación “del sitio público y sagrado de Punta Querandí” al de conocer el destino de los restos de aquellos ancestros indígenas, consignó El Diario.

El domingo 4 de noviembre, en el comienzo de un mes que para muchas culturas originarias está dedicado a los difuntos, el Movimiento hizo un homenaje a los ancestros en Punta Querandí.

Las decenas de personas que se congregaron para la ceremonia compartieron luego una comida comunitaria, levantaron un altar e hicieron una caminata para reconocer algunos de los enterratorios indígenas de la zona.

En rigor, la festividad se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre y es de origen previo a la llegada de los españoles.

“Según la tradición, durante ambos días, quienes ya no están físicamente presentes en el mundo regresan para visitar a sus seres queridos, por única vez en el año”, explicaba el documento que convocaba a aquella ceremonia.

“Es costumbre preparar altares para esperarlos y agasajarlos, donde se colocan flores, velas, fotografías de los difuntos, comida, bebida junto a figuras y otras ofrendas. Esta fecha es vivida con alegría y expectativa, ya que es una oportunidad para reencontrarse con ellos”, concluyó.

Restos en el humedal del Paraná Inferior

Según organizaciones que nuclean a descendientes de pueblos originarios al menos 116 cuerpos fueron sustraídos de cementerios ancestrales por parte de arqueólogos, a pocos kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. La cifra suma 378 en todo el Humedal del Paraná Inferior (nordeste de la provincia y sur de Entre Ríos). Esta enorme cantidad contrasta con la imagen eurocentrista de la región, donde su pasado y presente indígena se encuentran “tapados”, sostienen.

“En Tigre, Escobar y Campana, desde el siglo XIX hasta la actualidad, distintos arqueólogos han extraído restos humanos que corresponden a por lo menos 116 personas de la época previa a la invasión europea en el Río de la Plata”, señala un sitio web dedicado a asuntos indígenas. Los números fueron divulgados en marzo por Daniel Loponte y Bárbara Mazza, pero no incluyen varios entierros, entre ellos de “las poblaciones de horticultores amazónicos históricamente conocidos como guaraníes”, por lo que el número sería mayor. Muchos de estos espacios sagrados han sido destruidos o están en peligro por las grandes urbanizaciones de barrios privados.

Los mencionados arqueólogos pertenecen al Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) y CONICET, y han sido cuestionados por organizaciones de pueblos originarios por su rol en el conflicto de Punta Querandí, en el norte de Tigre y sur de Escobar.

En el 2001, el organismo nacional a cargo del resguardo del patrimonio arqueológico, el INAPL (dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación), reconocía la destrucción de espacios sagrados indígenas por negociados inmobiliarios en el partido de Tigre. En ese documento se hablaba de al menos dos sitios con inhumaciones que habían sido desaparecidos, Sarandí (por Nordelta - Constantini) y Garín (por Villa Nueva - EIDICO). Una década después, a fines de 2011, desde el Movimiento en Defensa de la Pacha se solicitó a las autoridades arqueológicas nacionales y provinciales información precisa sobre la cantidad de restos humanos extraídos de sitios arqueológicos de la región y la ubicación actual de estos cuerpos.

El Centro de Registro del Patrimonio Arqueológico del Instituto Cultural Bonaerense confirmó a la organización la existencia de restos óseos del sitio Garín, sin dar más detalles. “Este último yacimiento quedó cubierto o destruido por el country Santa Catalina, ubicado frente al campamento de Punta Querandí, del otro lado del Canal Villanueva, extendido en el 2000. Por eso, hemos pedido la restitución del cuerpo a los pueblos originarios para su reentierro en Punta Querandí, en cumplimiento con las normativas vigentes, fruto de años de luchas en el país y en todo el continente”, finalizaron los portavoces de Defensa de La Pacha.

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