Julio López
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El aire es gratis
Por La Boludez Infinita (LBI) - Wednesday, Nov. 21, 2012 at 6:40 AM

El tradicional diario de la burguesía argentina le contesta a la LBI Brasilera:

Editorial I
El peor método para un pedido tan justo como desoído

La huelga general dista de ser el mecanismo apropiado en una democracia, pero obliga al Gobierno a escuchar las demandas y a una profunda autocrítica
Comentá6
Ni las huelgas generales, ni mucho menos la prepotencia y las actitudes intimidatorias, pueden ser el camino para expresar en democracia demandas sobre rectificaciones en las políticas de gobierno, por legítimas que resulten. El paro realizado ayer , con la convocatoria de tres centrales sindicales, y los diversos piquetes y cortes de calles registrados, constituyen un retroceso en nuestra vida institucional.

Cabe preguntarse, sin embargo, cuánta responsabilidad hay de parte de un gobierno nacional que se ha empeñado durante demasiado tiempo en no escuchar muchos de los reclamos que expresó esta medida fuerza. Distintos funcionarios del Gobierno se preocuparon por calificarla como un "acto de chantaje" y puede que no les falte algo de razón. No obstante, esos mismos hombres de la Presidenta deberían recordar que, desde 2003, las sucesivas administraciones nacionales del kirchnerismo se valieron en reiteradas ocasiones de la perversa metodología de los piquetes y de los escraches con fines políticos, que ahora cuestionan. Podrían recordar los piquetes para presionar o extorsionar a empresas como Shell e incluso para impedir la circulación de diarios como Perfil, Clarín y LA NACION.

Eran otros tiempos, claro está. Tiempos en que el gobierno kirchnerista vivía preocupado por el control de la calle y en que su alianza con Hugo Moyano funcionaba a pleno. Las circunstancias han querido que esos antiguos aliados, con concepciones del poder y estilos tan parecidos, hoy protagonicen una feroz disputa de la que la sociedad argentina no podrá esperar progresos reales sustantivos.

El daño que una seguidilla de huelgas puede causar al país, en el supuesto caso de que se profundice el enfrentamiento, no será menor que el derivado de los conocidos errores de gestión. Hay una diferencia, empero, entre ambas cuestiones. Mientras las equivocaciones de un gobierno pueden tener remedio en las urnas, el recrudecimiento de la violencia puede generar perjuicios irreparables.

Sería deseable que los dirigentes de las organizaciones gremiales y sociales que activaron la protesta de ayer pensaran en la conveniencia de buscar otros métodos, quizá más afines a la movilización tan pacífica como multitudinaria del 8 de noviembre, a la hora de profundizar su plan de lucha.

Del lado del gobierno de Cristina Kirchner será necesario que, lejos de su habitual soberbia, escuche la demanda planteada. Podrá discutirse largamente cuántos argentinos se quedaron en sus casas en señal de hartazgo frente a un gobierno que no atiende sus reclamos y cuántos lo hicieron por la imposibilidad real de trasladarse a su trabajo o por el miedo a quedar atrapados en medio de alguno de los 150 cortes de rutas y calles que tuvieron lugar. Lo que no puede discutirse es que la totalidad de las centrales sindicales, incluidas las dos que no adhirieron al paro general, comparten un pedido de rectificación al Gobierno que éste viene desatendiendo injustificadamente.

La suba del mínimo no imponible de ganancias es, sin dudas, un reclamo con fundamento, ya que por efecto de la continua inflación, una proporción cada vez mayor de asalariados ha quedado sujeta a sufrir una retención sobre los sueldos para cumplir con ese impuesto. Ya no se trata de ingresos altos ni de ganancias propiamente dichas, sino de remuneraciones que apenas alcanzan para una vida relativamente austera de un trabajador y su familia. Esta situación escapa del concepto filosófico que dio origen a ese impuesto, hoy pagado por un trabajador soltero que apenas recibe algo más de dos salarios mínimos y por uno casado, con dos hijos, cuya remuneración no llega a los tres sueldos mínimos.

Tal deformación, además de una caída en el poder adquisitivo del trabajador, está provocando toda clase de asimetrías en el mercado laboral y situaciones inimaginables tiempo atrás, por las cuales existen trabajadores a los que ya no les conviene hacer horas extras porque el tributo a las ganancias absorbe la mayor parte de la mejora o que deben considerar detenidamente el impacto en su bolsillo de un aumento salarial, como consecuencia de un sistema de escalas que no se ha modificado desde la presidencia de Fernando de la Rúa.

La falta de ajuste del mínimo no imponible no es obviamente una actitud empeñosa del gobierno por perjudicar a los asalariados. No sería esto concebible en un gobierno populista y ocupado en preservar su base electoral. Lo hace porque ya no puede prescindir de esos recursos. Los intentos de reducir el gasto vienen fracasando, como ocurrió con la "sintonía fina" para reducir los subsidios. Los atrasos con los proveedores y los contratistas ya son insostenibles y los gobernadores reclaman sin éxito lo que les corresponde.

Menos recaudación es más déficit. Agotándose las cajas de la Anses y del PAMI y no habiendo crédito externo, más déficit es inevitablemente más emisión y mayor expansión monetaria. Con ello aparece la sombra de un descontrol de la inflación.

Frente a este contexto, el Congreso de la Nación, donde deberían estar los genuinos representantes del pueblo, brilla por su ausencia, totalmente anulado por un Poder Ejecutivo que no duda en seguir avanzando sobre el principio republicano de división de poderes.

Por todo esto, se impone un sereno análisis de lo ocurrido por los distintos sectores en pugna. Tanto del sindicalismo opositor, para medir las consecuencias de una metodología que generará más perjuicios que beneficios, como de las autoridades de un gobierno que, además de evaluar las justas demandas planteadas, deberían preguntarse cuánta responsabilidad en lo sucedido ayer tiene la cultura del apriete y la violencia verbal impuesta desde el Poder Ejecutivo en los últimos tiempos.

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ponete de pie
Por triunvirato rojo - Monday, Dec. 03, 2012 at 1:02 AM

Ponete de pie cuando escribe la L.B.I ya que cabalgan a pasos de gigantes.
Ya se que te molesta la falta de republicanismo y esas cosas que te inculcaron los Chitecago Boys y te sentis identificados con estos garcas y queres que se te respete el derecho republicano de ser un garca para vender a tu pais con su gente, pero cuando escribe la L.B.I sacate el sombrero gil, lamebotas de los Bush y de los titiriteros de Obama.
EL GLORIOSO TRIUNVIRATO ROJO SALUDA A LA GLORIOSA L.B.I.
!HASTA LA GLORIOSA DICTADURA REVOLUCIONARIA DEL PROLETARIADO SIEMPRE!

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El valor de las ideas
Por cumpita - Monday, Dec. 03, 2012 at 11:40 AM

El valor de las ideas

ACTO ÚNICO

(Se hace la luz sobre las tablas y en ellas aparece EL UNO, de frente al público, detrás de su ordenador nuevamente, sentado, como en la primera parte. El rítmico sonido de las pulsaciones sobre el teclado nos sigue llegando desde el fondo del escenario)

El UNO: (Modulando la voz como la de quien se dirige a un niño para contarle una historia) Hola, amigo ¿Estás ahí....? Pues verás: Tan pronto como había leído el artículo que te envío más abajo, cuando entro en mi correo, encuentro tu comentario sobre "El Fin de la Historia" y lo leo. Y, efectivamente, así fue. Este escritor/ensayista de apellido japonés, no hizo más que dar pábulo a esa idea. Una idea (a la cual echa por tierra), que tenía y que tiene tras de sí mucho sudor, lagrimas, muertes y alguna que otra alegría. Es una esquizofrenia constante para quien no se tome sus medicinas diariamente, la lucha en su subconsciente, entre los grandes protagonistas de lo que hasta ahora hemos vivido y los monstruos actuales, que, si no nuevos, sí viejos, pero remaquillados, intentan hacernos volver a creer que los ideales han fracaso y que lo económico actual es el nuevo "arca de la alianza" .

En este articulo que te envío, nos cuentan la odisea de un grupo de hombres que si bien parece que huyen del conflicto, no queriendo aportar su parte a los ideales que estaban en juego, luego parece que, por sus gestos, son "rojos" de convicción. En fin, otra esquizofrenia: http://www.publico.es/444760/el-asalto-al-barco-del-exilio.

(Se hace el oscuro por un instante, para seguidamente volver a iluminarse el escenario, aunque ahora permanece totalmente vacío, mientras se escucha LA VOZ, en off, nerviosa y acompasada al ritmo de un tecleado distinto del anterior, pero también procedente del fondo).

LA VOZ: (De barítono ligero) Desde mi punto de vista, amigos, hay dos formas de terminar con las ideologías. Una es que, adentrándose tanto en ellas, se confunda la ideología con la realidad; esta vía es de corto recorrido, pues termina agudizando las contradicciones, como ahora estamos observando en la realidad. Generará, antes o después, el efecto contrario. Todas las ideologías han terminado así, tanto la de Hitler como la de Stalin. Este efecto contrario traerá también un fin de la historia, de la historia hasta ahora conocida; pues comenzará un modelo nuevo de abordar los problemas. La otra forma de terminar con las ideologías es transformando la realidad. Si construimos una sociedad solidaria y amable en la que los seres humanos vivan plenamente ya no tendremos necesidad de ideologías, o sea, de aferrarnos a sueños; pues estaremos constantemente haciendo los sueños realidad. Más que ideología será un vivir en plenitud. Más que ideales o sueños será conducta.

(Vuelve el oscuro y, enseguida, la luz. Pero ahora, en el centro del escenario, también detrás de su ordenador, frente al público, comparece EL OTRO)

EL OTRO: (Tras sacudir la cabeza, hacia uno y otro lado, como intentado salir o huir de una mala idea, pero ya con el índice hacia arriba, ratificando su arranque un tanto enojado) Efectivamente, amigo, (y vuelve, en esto, a reproducirse el teclado de fondo, aunque ya otro distinto a los anteriores) parece hacerse imposible huir de la esquizofrenia colectiva. De esa para la cual no hay remedio. No tanto para la individual, que si tiene tratamiento, pero que ni se cura con él. La esquizofrenia, según los especialistas, es para toda la vida. Fíjate, si no, en lo que nos dice el de la voz. ¿Pues, quién le habrá dicho a éste, según lo que hemos intercambiado, en nuestra amigable charla a través de estos E-mails, que cualquiera de los dos, de entre nosotros, pretende “terminar con las ideologías”? ¿De dónde lo habrá sacado?

Sin embargo, después de su pretensioso afán de intentar que confundamos a Adolf Hitler con Stalin, lo curioso es que nos diga (Intentando imitar el mismo tono de La VOZ ): “La otra forma de terminar con las ideologías es transformando la realidad, si construimos una sociedad solidaria y amable en la que los seres humanos vivan plenamente ya no tendremos necesidad de ideologías, o sea, de aferrarnos a sueños; pues los sueños los estaremos, constantemente, haciendo realidad. Más que ideología será un vivir en plenitud. Más que ideales o sueños será conducta.” ¿Te imaginas a quien pretenda construir un nuevo mundo a partir de dos ideas absolutamente abstractas (solidaridad y amabilidad), que nada son, si no producto de los buenos deseos de los hombres –por no tildarlas de ensueños–, en contraste con los impulsos reales que nos dominan a los hombres, individualmente, como productos sociales, productores y artífices de los propios sistemas económicos que nos definen? ¿No es el expresarse así, un síntoma de esquizofrenia? Tal vez. Pero yo sé que lo es, por experiencia, el empeñarse, ante los demás, en el querer que así es y debe ser. Y aún más esquizofrenia, si quien la padece afirma, inconscientemente, que tiene conciencia de ello, que es factible confundir lo ideal con los sueños y, de estos, pretender la realidad. (Y en aparte, en actitud pensativa de quien sólo pregunta a sí mismo) ¿No es de locos el pretender que otros lleguen, por medio su razón, supuestamente ejercitada en “su praxis”, a defenestrar las ideologías, por considerarlas sueños, o sea, lo que no es realidad, para convertir, en cambio, como aceptable, lo soñado en realidad?

LA VOZ: (Que sobresale del fondo acompañada del tecleo, cual sonido atronador de tambores, sin que consigan ahogarla, pero aceleran su ritmo mientras avanza el discurso, y se silencian, en tanto interviene el CORO) No terminas de entender que me refiero a las conductas amables y solidarias; no a ideas.

A las ideas se las lleva el viento igual que a las palabras. Mira dónde estamos por seguir tantas ideas inconsistentes e ideologías que no son más que fantasmagorías legitimadoras de dictadores, de derecha y de izquierdas, de tres al cuarto.

CORO DE VOCES: A las ideas se las lleva el viento, lo mismo que a las palabras.

LA VOZ: Observa ese mismo trato que me dispensas al llamarme "éste", de forma despectiva; es obvio que así no se avanza en un análisis compartido de las cosas. Y habrás de tener en cuenta que la esquizofrenia política solo afecta a aquellos que se aferran a lógicas de poder. Hitler y Stalin eran de este tipo de esquizofrénicos. De ellos y de sus ideologías encubridoras no sale nada productivo; solo horror y daño.

CORO DE VOCES: A las ideas se las lleva el viento, lo mismo que a las palabras.

LA VOZ: La ideología, según la concepción marxista de la historia, actúa de lubricante para mantener fluidas las relaciones sociales, proporcionando el mínimo consenso social necesario mediante la justificación del predominio de las clases dominantes y del poder político.

La ideología, como la religión, es un invento de las clases dominantes para acallar a las masas que sufren y, por tanto, que son potencialmente rebeldes.

CORO DE VOCES: … Se las lleva el viento, lo mismo que a las palabras.

LA VOZ: La ideología, como la religión, prenden en el hombre que todavía no se ha ganado a sí mismo o bien ya se ha vuelto a perder.

La religión, al igual que la ideología, es conciencia invertida del mundo, porque vivimos en un mundo al revés. Son la realización fantástica de la esencia humana, puesto que la esencia humana no existe en la realidad. Por tanto, la lucha contra la religión y la ideología es indirectamente una lucha contra este mundo de padecimientos e injusticias. La religión y la ideología son el alivio fantasioso de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas desalmado. Son el opio del pueblo.

CORO DE VOCES: … Se las lleva el viento, lo mismo que a las palabras.

LA VOZ: La superación de la religión y de la ideología como felicidad ilusoria del pueblo, es la reivindicación de su felicidad real. El llamado para que el pueblo se deje de ilusiones acerca de su condición, es el llamado a que termine con un estado de cosas que necesita ilusiones.

La crítica de la religión y de las ideologías es ya, en embrión, la crítica a este valle de lágrimas santificado por la religión y las ideologías.

CORO DE VOCES: … Se las lleva el viento, lo mismo que a las palabras, lo mismo que a las palabras…

(Se hace el oscuro y vuelve la luz casi al mismo instante, como a modo destello que permanece. Y de nuevo el OTRO, de espaldas al público como saliendo del anonadamiento que le produjese el discurso de la VOZ).

El OTRO: (Dirigiéndose al fondo) Bien, no quiero seguirte más, pues, cuanto más racionalices, más pruebas aportarás, y, ya de ese modo, al pronóstico de esquizofrenia tendría que añadir la indicación del síntoma paranoide. Por ejemplo: el "éste " no es la muestra de ninguna expresión despectiva, sino que, ahí donde iba, un pronombre demostrativo, ejerciendo su función sintáctica o gramatical, simplemente. Y, en fin... Para ti, que tanto recurres a las citas, sin acertar del lugar donde debes colocarlas, te diré:

Los ojos a los que miras
No lo son, porque los veas
Son ojos, porque te ven.

O algo así, según A. MACHADO.

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