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Apuntes sobre el paro: la clase trabajadora reconoce su fuerza y el kirchnerismo...
Por Octavio Crivaro - Tuesday, Nov. 20, 2012 at 11:51 PM

Apuntes sobre el paro: la clase trabajadora reconoce su fuerza y el kirchnerismo imita a Cavallo

Apuntes sobre el par...
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Noviembre 20, 2012

Pensaba escribir unas líneas mañana, después de recoger información, datos, lecturas, comentarios de los compañeros obreros y trabajadores. Pero prendí la televisión y estaba hablando Cristina. Estaba atacando al paro de hoy en Cadena Nacional, sumándose a la heroica tradición de Isabelita, Alfonsín, De la Rúa y Menem. Usó el argumento (¡tan masticado!) de que apoya el derecho a huelga, pero que lo de hoy fue un piquete y una extorsión. En su fase de gorilismo más lejano, Cristina utiliza las muletillas con que los sectores antiobreros de la clase media atacan las huelgas obreras: “apoyo sus reclamos pero no sus métodos”, “esto no es un paro, nos toman de rehenes”.

El kirchnerismo ataca a los sindicatos que luchan y se apoya en los sectores más entreguistas (UPCN), los que garantizan la más amplia impunidad patronal (UOCRA) y los que permitieron estos años enormes ganancias empresarias sobre condiciones de precariedad extrema y bajísimos salarios (UOCRA). Una coronación del giro antiobrero y gorila que el kirchnerismo viene encarando de forma “militante”. Ver al Chino Navarro del Evita diciendo en TV que los trabajadores que vayan a los hospitales van a quedar sin atención por culpa del paro, o escuchar a Pianelli diciendo que los subtes no van a parar y que Claudio Dellecarbonara no quiere trabajar, demuestra que defender a gobiernos y atacar trabajadores lleva indefectiblemente a usar argumentos propios de Domingo Cavallo. Si uno le suma que hace pocas semanas los K aprobaron la buchona y empresarial ley de ART con el PRO, da cuenta de que ya se trata de una estrategia.

A pesar de todos ellos, y aunque tuvo el límite que las propias conducciones imponen, el paro fue una acción contundente que volvió a mostrar la fuerza de la clase obrera, cubierta con la telaraña de 10 años de tregua de la CGT moyanista. Curiosamente, en otro síntoma de extremo gorilismo, el kirchnerismo reivindica al Moyano que detuvo a la CGT en boxes durante 10 años, pero ataca a la CGT que llama a acciones por los derechos de los trabajadores. Recién la JP cantaba no sé que canción que hablaba de “Perón y Evita”, pero ignora (ups) que acciones como Octubre del 45 y la enorme Resistencia Peronista, se hicieron con marchas, piquetes, sabotajes, bloqueos. Osea con “chantaje y violencia”: ni sus supuestas tradiciones conocen estos “jóvenes” de militancia de escritorio.

La combinación del paro general y piquetes, mal que le pese al gobierno (y a sectores burgueses que solamente coyunturalmente se hacen los que “simpatizan” con la huelga, como Clarín, pero que se oponen estratégicamente a la clase obrera), confirmó que la clase obrera tiene un poder que no tiene ninguna otra clase o sector de clase: paralizar el país, agobiar el funcionamiento normal de la “realidad”. Que la clase obrera se vea a sí misma, reconozca esta capacidad, mueva esos músculos atrofiados y que, al mismo tiempo, se hable abiertamente de sus demandas salariales, de condiciones de trabajo y demás, puede abrir un nuevo momento en la conciencia de la clase obrera, que profundice la separación, la “escisión” de sectores populares y de trabajadores con el gobierno de Cristina. Como bien dijo hoy un periodista de C5N (perdón por esta “licencia”), si el 8N expresó el hartazgo por derecha de sectores de las clases medias, el 20N expresa las rupturas por izquierda de sectores de trabajadores, que si continúa vigorizando su combatividad social, puede atraer y ganar a sectores, incluso, de las clases medias caceroleras, evitando que se las gane la derecha política de oposición.

Hay un argumento falaz y, en parte, ridículo de sectores que sienten culpa de enfrentar a Cristina: “está mal parar con Moyano”. Cuando una medida de fuerza justa y sentida es convocada por una conducción burocrática y de “otro palo”, no parar no es de izquierda, es una claudicación. Si solo acatáramos huelgas organizadas por centrales sindicales revolucionarios o impuestas “desde la base”, seguramente la huelga político reivindicativa pasaría a un segundo plano y habría que pensar en la Huelga General revolucionaria. Para llegar a eso es fundamental dar la pelea y participar en las acciones que convocan burocracias como la moyanista. ¿O habría que no haber parado contra Menem y De la Rúa porque convocaba Moyano? ¿O en España no hay que ir a la huelga contra los planes de ajuste de Rajoy porque convocan sindicalistas más traidores que Sérpico?

La intervención del sindicalismo de base, en buena medida orientado por el PTS, en este paro, fue enormemente correcta, jugada, la única opción. Aparte del paro del Sarmiento, el piquete de los obreros de Kraft, Pepsico y Donnelley en la Panamericana, la huelga de aeronáuticos combativos, los jaboneros, gráficos y otros sectores fabriles que pararon, o el paro de la línea B del Subte impulsado por el dirigente del PTS Claudio Dellecarbonara contra el boicot de Pianelli, fueron los puntos altos de una vanguardia obrera que da la pelea donde corresponde. En huelgas con gendarmes y sojeros, no. En acciones obreras y huelgas, aun siendo convocadas por sectores de la burocracia sindical, por supuesto. Así, la izquierda jugó un rol cualitativamente superior al que mostró en el paro de diciembre de 2001, el último en nuestra memoria.

Hay una izquierda sindical, antiburocrática y clasista en Argentina. Como tal, tiene la responsabilidad de pechar y disputar cada vez más, haciendo verdaderos congresos de los sectores combativos, que exijan continuidad del plan de lucha, etc. Pero que también plantee con convicción construir un gran partido que sea propio de los trabajadores, lo contrario a la política moyanista y de Pablo Micheli de apoyar a lamentables opositores burgueses como Macri, Binner o Scioli. Este combate solo lo puede dar la izquierda clasista y es una política alternativa a ser furgón de cola de sojeros o de la centroizquierda. No se puede ser una oposición de “cualquier clase”.

La clase trabajadora se despereza y gana confianza. En una de las acciones de las que participamos en la ciudad de Rosario (que estuvo paralizada y vacía, a pesar de Cristina), cientos de metalúrgicos comentaban que querían parar, que apoyaban los piquetes. ¡Y claro! Son parte de los millones que no pudieron adherir porque sufren el “chantaje” de empresarios y burócratas, pero que se agobian con bajos salarios, precarización extrema y ritmos negreros. Esto mismo se ve en call centers, fábricas de la alimentación, empresas de limpieza, jaboneros, etc., hayan parado o no sus sindicatos. Allí el odio crece y el kirchnerismo se tapa los ojos, bocas y oídos como los monitos de la foto (¿o son gorilitas?). Hay una enorme posibilidad (y encima creciente) de que la izquierda y la juventud combativa se metan a organizar, concientizar, confraternizar. Solamente hay que quererlo y romper la rutina, como ya comenzaron a hacer millones de cabezas de trabajadores.

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Ya!!!
Por Karlitos - Wednesday, Nov. 21, 2012 at 12:09 AM

con los camaradas Moyano, Barrionuevo y el Momo Venegas a tomar el palacio de Inviero!!!!!

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¿y Kraft?
Por Arthur Lemming - Thursday, Nov. 22, 2012 at 10:04 PM

¿Es cierto que Kraft no paró?

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unidad
Por PO - Monday, Dec. 03, 2012 at 4:00 PM

arriba los que luchan!

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