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"Poseer o no juventud y belleza es hoy equivalente a poseer o no riqueza"
Por (reenvio) Ángel Stival * - Sunday, Nov. 25, 2012 at 8:02 PM

22-4-2012 / Christian Ferrer, doctor en Ciencias Sociales, sociólogo y ensayista, reflexiona sobre los valores que sustentan la utilización de la técnica para la remodelación del cuerpo.

“No es tan fácil matar. La inmensa mayoría de las personas que viven en el mundo jamás lo ha hecho y probablemente nunca lo hará”, dice Christian Ferrer en una carta con la que participó en la polémica abierta por el filósofo Oscar del Barco con su célebre artículo “No matarás”.

Ferrer es doctor en ciencias sociales y un agudo ensayista que reivindica orígenes anarquistas. Es profesor titular de la Universidad de Buenos Aires. Integró los grupos editores de las revistas La Caja y El Ojo Mocho, y actualmente de Artefacto , entre otras.

Su último libro, Barón Biza. El inmoralista , es una biografía del escritor Raúl Barón Biza. También ha publicado, como compilador, El lenguaje libertario. Antología del pensamiento anarquista contemporáneo ; Prosa plebeya: Ensayos 1980-1992 , recopilación de ensayos del poeta Néstor Perlongher y Lírica social amarga . Otros libros suyos son Mal de ojo. Critica de la violencia técnica ; La curva pornográfica. El sufrimiento sin sentido y la tecnología ; La mala suerte de los animales y El entramado. El apuntalamiento técnico del mundo .

Antes de llegar a Córdoba, donde disertará el próximo jueves en Galileo (ver El jueves... ), accedió a responder un cuestionario, vía correo electrónico.

–Usted titula su charla del próximo jueves en Galileo “El malestar de la carne. La época de la remodelación técnica del cuerpo”, ¿de qué técnica habla?

–Son todas aquellas (de las farmacológicas a las quirúrgicas, entre otras) que posibilitan eludir, momentáneamente, la inmensa incomodidad que se siente ante la imagen del propio cuerpo. Se trata de técnicas que prometen una metamorfosis, tomando al cuerpo como “playmobil”, de modo de dejar atrás la sensación insoportable de inadecuación social. Dado que la apariencia en sí misma ha devenido en valor, se pretende transformarla en un arma para la supervivencia e incluso para posibilitar el ascenso social. Eso revela una debilidad existencial tanto como una urgencia por resolver el dolor causado por las presiones sociales descargadas sobre el cuerpo. Más que encarnación, o potencia de auto creación, este mismo deviene en objeto a ser apuntalado de continuo.

–¿Por qué la técnica puede remodelar el cuerpo?

–Porque responde a una tendencia adictiva de la subjetividad, un rasgo contemporáneo. Se requiere que el sufrimiento sea tratado desde un “afuera”, que la regulación de los estados de ánimo sea lograda sin mayores esfuerzos espirituales, como si necesitáramos de un gran consuelo y supusiéramos que dando la talla de una imagen de cuerpo joven y bello buena parte de nuestros problemas se desvanecería como por arte de magia.

–¿Cuáles fueron las rebeliones subjetivas propias de la década de 1960 y qué efectos no previstos o no deseados provocaron?

–Fue una etapa de aprestamiento cultural, en la cual la juventud se transformó en actor protagónico de los cambios sociales, amén de que por entonces se demandaron cuotas de placer que anteriormente estaban sometidas a variadas restricciones. Eso supone una revolución cultural. Pero luego de medio siglo, esos reclamos que parecieron revolucionarios devinieron en un vector de diferenciación social. Poseer o no poseer juventud y belleza es ahora equivalente a la posesión o desposesión de riqueza. De modo que las industrias del cuerpo funcionan como dispositivos compensatorios para quienes carecen de las mismas, de la misma manera en que los “estados de bienestar” prometían aliviar la posición desfavorecida de los “perdedores” en el juego económico.

–El anarquismo fue una presencia política muy fuerte en el mundo de fines del siglo 19 y principios del 20, incluso en Argentina. ¿Dónde podría reconocérsela hoy?

–Es cierto que el anarquismo tuvo su esplendor 100 años atrás, pero no ha desaparecido. A lo largo del siglo 20 se mantuvo como reserva de imágenes refractarias, como imagen antípoda de las diversas variantes de la jerarquía, como nutrición subrepticia del ineliminable malestar existencial, como estilo de alarma disidente y como afluente de influencia de otros pensamientos radicales o de prácticas inconformistas. Probablemente, eso responda a que su ideal de transformación social suponía una revolución cultural insólita y original para su época y también para la nuestra. Su divisa era: “Vive ahora tan libremente como te gustaría que se viviera en el futuro”. Eso supuso la promoción de la autarquía personal, del apoyo mutuo, del vegetarianismo, de la organización por afinidad, del nudismo, de milicias femeninas, de lo social en desmedro de lo político, de la experimentación amorosa, de la enemistad con dioses, amos y patrones. Se trata de una idea a la vez muy sensata y muy exagerada de la libertad.

–El mundo desarrollado teme un renacer de los nacionalismos en América latina con nuestro país a la cabeza, sobre todo a partir de la expropiación de YPF. ¿Qué opinión le merece esta situación?

–Estatal o privada, la cuestión de la energía debe ser pensada en relación al tipo de mundo que se ha venido construyendo en la época moderna, en donde rige la producción por la producción misma, en desmedro de necesidades que serían mejor compensadas con bienes afectivos. Pero está claro que la industrialización no se detendrá, al menos hasta que se agoten las fuentes de energía. Más específicamente, en esta etapa el mundo, y el ser humano mismo sólo pueden comprenderse a sí mismos como productores y distribuidores de energía.

–Oscar del Barco inauguró el ciclo de conferencias en el que usted participará. ¿Qué piensa sobre él, en particular a partir de la polémica desatada por su carta “No matarás”?

–Pienso que en este país se discuten pocas cosas importantes, particularmente pocas en las que haya desacuerdos de fondo. Oscar del Barco hizo saber que él no era parte de ese coro y “no matar” me parece un mandamiento imprescindible para cualquier comunidad que no se pretenda ase sina. Además, es algo con lo que está de acuerdo la inmensa mayoría de las personas, a excepción de la inmensa mayoría de los intelectuales de izquierda. Es una cuestión de decisiones: justificar o no hacerlo a las ideologías de la muerte.

–¿Por qué en su libro sobre Raúl Barón Biza lo llama “inmoralista” y no simplemente “inmoral”?

–Porque Barón Biza se impuso a sí mismo una suerte de misión: enrostrarle a la sociedad argentina una verdad sobre el sexo. Era una tarea de desenmascaramiento, de ataque al pudor, de denuncia del mecanismo de destrucción de la vida cumplido por la Iglesia y el Estado.

El jueves, en Galileo

El sociólogo Christian Ferrer disertará el jueves próximo, a las 19,30, en Galileo (avenida Gauss 5700, Villa Belgrano) en el marco de un ciclo de conferencias que se desarrollan con el lema “¿Es posible un mundo distinto?”

El tema del catedrático argentino será “Técnica: El malestar de la carne. La época de la remodelación técnica del cuerpo”.

El ciclo fue inaugurado el pasado 29 de marzo por el filósofo Oscar del Barco, quien abordó la problemática planteada desde la pers­­pectiva de la religión, y continuará con una serie de charlas de diferentes especialistas a lo largo de este año.

* Periodista

fuente http://www.lavoz.com.ar/suplementos/temas/poseer-o-no-juventud-belleza-es-hoy-equivalente-poseer-o-no-riqueza

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