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‘La primavera entre nosotros’
Por (reenvio) Adrián Sertanejo - Sunday, Dec. 02, 2012 at 9:13 PM
adriansertanejo@gmail.com

Sí, sí, comenzaron los primeros calores. La temperatura se eleva durante el día para refrescar hacia la noche y en las mañanitas. Típico clima de primavera.

Y es que hace ya un mes hemos transitado por el equinoccio de primavera, donde coinciden en su órbita planetaria el ecuador terrestre y el solar o galáctico, y a partir del cual el sol ‘entra’ en el hemisferio sur. Podemos corroborarlo en los arcos cada vez más pronunciados que describe en el cielo, ‘acercando’ su cenit a nuestras cabezas, adelantando su horario de salida y retrasando el poniente. Así, poco a poco el día solar se agranda, los rayos del sol caen cada vez más perpendiculares a esta parte de la Tierra, y entonces se ‘recupera lo perdido’ en luz y temperatura durante el invierno, en un ciclo que se extenderá hasta finales de diciembre para comenzar de nuevo.

Con este panorama y a excepción de algunos que descansan como tipas y jacarandás, todos los árboles y plantas explotan en brotes y retoños. En huertas, chacras y pequeños campitos están a pleno con almácigos y plantines, las semillas se zambullen a tierra en palomita desesperadas por nacer y crecer. Todo es vida. Los humanos salimos de a poco del cascarón, renovamos pieles, aumentan las sonrisas y las hormonas, perdonamos más rápido y saludamos al que antes no porque … llegó la primavera.

Sin embargo, los cambios que se notan a nivel climático todavía no se ven acompañados en lo que se refiere a alimentos. Y es que todo este eyectar de cultivos va a dar sus frutos recién hacia finales de año. Se dice que este mes y gran parte de noviembre es la parte más difícil del año ya que las temperaturas aumentan poco a poco y los frutos ideales aún no entran.

El ajuste entonces pasará por adecuar las formas de consumo de los alimentos de invierno aún vigentes.

Por ejemplo, en horas del mediodía cuando la temperatura es elevada, podemos incluir tubérculos crudos rayados que antes sometíamos a cocción, caso zanahorias o remolachas. También podemos empezar a realizar algunos brotes o germinados de semillas y legumbres o consumir por ejemplo lentejas frías en ensaladas. Y dejar para la noche los platos calientes como guisos, sopas o pastas. Y por la mañana seguiremos disfrutando de jugo de cítricos que aún se brindan generosos.

Es decir, de alguna manera hacer la transición que proponíamos para el otoño pero al revés: levantar el pie de los alimentos calóricos, concentrados y de cocción e incorporar alimentos plásticos, más líquidos y con menor cocción. Se trata pues de compensar un clima cálido en aumento con alimentos y formas más diluídas, más expandidas, más frías … más yin.

Para quienes consumen carnes, disminuir gradualmente su ingesta en favor de otros alimentos ya que aquellas se encuentran en el extremo yang del abanico, alimentos superconcentrados en calor, cuando lo que queremos es expandir (cuerpo y mente, es la época) y alivianar, bajando la temperatura corporal.

Recordemos qué está creciendo en esta estación: verduras de hoja todavía, espinacas, rúculas, apio y quien conoce las silvestres, todavía se pueden cosechar algunas. No olvidarse del hinojo y de los rabanitos, ideales para el mediodía. Ultimas coles hervidas. Y alcauciles, esa flor carnosa riquísima del cardo. Podemos aprovechar el agua de cocción de éstos como caldo para una sopa por la noche, agregando burgol remojado, germen, salvado o lo que quieran.

También, algo que suele descartarse en las verdulerías y que resulta riquísimo: las hojas del brócoli, de la coliflor, de la remolacha a dos tonos, verde y bordó, todas ellas se pueden simplemente hervir al vapor en su propia agua unos pocos minutos, tapadas, y quedan listas para saltarse con ajo y hongos (aún crecen silvestres) con soyu, y mezclarlas con arroz integral o el cereal que elijan.

Están entrando arvejas y habas frescas, aprovechémoslas antes que las encarcelen en latas. También apenas hervidas pueden comerse frías en ensaladas al mediodía. Y no se olviden de las paltas, que aún cuelgan de los árboles.

En cuanto a frutas, disponemos todavía de cítricos y llegan las frutillas. Primero entraron las del norte, Jujuy y ahora están comenzando a llegar las de la zona sur de Buenos Aires. Recuerden elegir los ejemplares chicos, menos ‘intervenidos’ y con más sabor (y eso sí: lavarlas muy bien porque la rocían bravamente con pesticidas) . También podemos incluir bananas (las pequeñas que entran desde Bolivia, Paraguay, sur de Brasil o de la misma Salta, más cercanas a nosotros, y no los bananotes tipo torpedos ecuatorianos, ideal para otras latitudes) y las aguantadoras manzanas que ya se terminan.

No es un buen momento para hacerse de cereales o harinas integrales. Recién comienza la cosecha fina, que comprende los granos que más consumimos como avena, mijo, trigo, etc. y por lo tanto ahora se liquidan los stocks de la temporada anterior. El resultado es que con el calor se bichan. Esperemos a fin de año o comienzos del próximo para asegurarnos que sea la cosecha nueva.

Qué queda fuera de esta lista y que sin embargo los vemos ofrecidos en las verdulerías?: Berenjenas, zapallitos, choclos, tomates, todo frutos que fueron congelados a finales de verano pasado y que ahora liquidan. Nada de esto es fresco, fíjense cómo las pieles de la berenjena se arrugan, los zapallitos se palpan como fofos, los granos del maíz como chupados, todos efectos post-cámara frigorífica. Quien prueba un tomate ahora dirá: “no tiene gusto a nada”. Y claro. Los frutos mantenidos ‘a la fuerza’ no solo han perdido todo su sabor y aroma sino que también conservan muy poco de su vitalidad. Y si ésta se manifiesta en componentes que en nutrición llamamos carbohidratos, proteínas, ácidos grasos, etc. lo cierto es que como seres dependientes del reino vegetal vivimos esencialmente de la energía vital que contienen.

Simplemente recordarles la importancia de sintonizar el ritmo de nuestra alimentación con el de los vegetales de estación en un todo biológico que nos comprende a todos como seres vivos. Es una de las claves de la conexión con lo que nos rodea.

Nada más amigos. A llenar narices con el aroma de jazmines, magnolias y paraísos en flor y a disfrutar de toda Natura.

(Aportes a este informe bienvenidos)

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