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Un caso paradigmático
Por Joaquín ((I)) - Monday, Dec. 10, 2012 at 11:32 PM
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Seguridad y Derechos Humanos

Un caso paradigmático


La limitación de las excarcelaciones que impulsa el gobernador Daniel Scioli afecta a dos delitos comúnmente utilizados por la policía para el armado de causas: resistencia a la autoridad y portación de armas. Por estos mismos delitos, el martes por la mañana Facundo Goñi enfrentará un juicio mientras la Comisión de Seguridad del senado debate el proyecto . La Comisaría 1° de La Plata le plantó un arma por su trabajo en la calle y luchar por los derechos de los chicos y chicas en situación de calle.

 

La Comisaría 1°-53 e/ 9 y 10 -le armó la causa a Goñi

Facundo Goñi es un limpiavidrios de la ciudad que trabaja en los semáforos céntricos. Desde su adolescencia pisa la calle , realizando distintos trabajos y durmiendo durante épocas en plazas, bancos, o donde pueda descansar. Su paso por la calle lo hace un conocedor y víctima del trabajo que realiza la policía en el subsuelo del discurso de la seguridad y la prevención del delito. Amenazas, aprietes, y reclutamiento de menores, son parte de su cotidianidad.

En lugar de someterse a la autoridad policial, Goñi empezó a militar por los derechos de los chicos y chicas en situación de calle realizando trabajos comunitarios. Actualmente participa de los Proyectos de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, que busca tejer redes que permitan la contención y protección de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de calle. Con 33 años, su lucha se ha sumado a su trabajo en la calle como motivo para las hostigaciones de la policía, que una vez más lo ha llevado a la cárcel.

El martes 31 de julio, cerca de las 22 hs. Facundo se encontraba en un banco de la Plaza San Martín junto a un grupo de niños, cuando un patrullero se subió a la plaza y encaro en dirección al banco. Facundo cuenta que los chicos se fueron corriendo “porque están cansados de que por estar en situación de calle la policía los detenga, los golpee y se los lleve”. Él en cambio optó por dirigirse hacia el móvil que seguía avanzando. Para evitar una persecución, para cubrir a los chicos, o porque no pensó que se concretaría aquella amenaza que tanto escuchaba y días atrás le había repetido un uniformado, de que iban a “meterlo preso con papeles”.
Al preguntar a los oficiales qué pasaba, recibió un golpe de puño. Facundo cree que fue el jefe de calle de la Comisaría 1°, Gastón Lascano Alberto, quien le propició el golpe; aunque también pudieron ser los otros dos policías que estaban en el operativo: Héctor Daniel Flores y Matías Ponce. Seguidamente, Facundo se encontraba en el piso y entre los tres policías le pegaban patadas hasta que lo esposaron y lo apoyaron contra la caja de la camioneta.

Facundo señala que en ese momento le hicieron el cacheo y le sacaron la billetera con efectivo y un celular. Lo subieron a la camioneta y le dijeron que lo detenían por resistencia a la autoridad pero él se negó a firmar el acta policial asegurando que no hubo ninguna resistencia de su parte. No acabó allí. Al día siguiente, al declarar se enteró que la causa era por “resistencia a la autoridad y portación ilegal de arma de fuego”.

El titular de la Defensoría N°10, a cargo de Ricardo Fuentes, le ofreció a Facundo un juicio abreviado, que implicaba que aceptara la culpa, y cumpliera cuatro años y medio de prisión. Sin embargo rechazó la propuesta  y otra superadora no tardó en llegar: un año de prisión con libertad asistida a los seis meses. Tampoco aceptó. “No voy a firmar ni seis meses, ni un mes ni dos días; porque esto va a seguir pasando, y los chicos que están en situación de exposición en la calle están desprotegidos y la policía actúa como quiere”, señala. A su vez afirma que carga con una mochila pesada “por todos los chicos que están en situación de calle y que constantemente están sufriendo a la policía” y no es para menos. De haber firmado el abreviado, en dos meses estaría en libertad. Rechazó la oferta aceptando el riesgo que implica apelar a obtener justicia en el sistema penal bonaerense que llena las cárceles con un 65% de presos que aguardan su juicio privados de la libertad.

Facundo mantiene la entrevista con Indymedia La Plata desde la alcaldía Petinato. Repite constantemente “voy a seguir hasta las últimas consecuencias” con el hartazgo de quien conoce esta práctica policial y al mismo tiempo sabe que es una lucha, más con las de perder que de ganar.

Tras rechazar el juicio abreviado, inició una huelga de hambre que duró veinte días para que le den una fecha de juicio. Él asegura que tomará la misma medida en caso de que los jueces lo declaren culpable, De todas maneras, se da seguridad: “el hecho de no haber firmado nada e ir a juicio oral a pesar de mis antecedentes ya para mi es una victoria, salga como salga el juicio”. Reflexionando sobre su lucha afirma que “es no callarse para mí, es enfrentar la policía cuando actúa mal, y si los jueces me quieren condenar por mis causas que reconozco que las tengo y las pagué, esta vez voy a apelar”.

Facundo no oculta sus inseguridades. “Tengo miedo de que los jueces no actúen con parcialidad y crean los manejas de la policía” sostiene y recapitula que “es la única manera en que puedan hacer bien las cosas y que no metan más pibes en cana por el simple hecho de estar trabajando o viviendo en la calle.” A Facundo le da bronca que la Policía esté usando su caso para sembrar temor en los chicos, a quienes los amenazan con armarles una causa como a él. Sim embargo, eso lo empuja a seguir adelante. Afirma que quiere “demostrar que no todas las personas van a bajar los brazos y que por tener antecedentes no me voy a sentir culpable de algo que no hice”.

Con energías y dispuesto a enfrentar al Tribunal, se muestra más seguro en cada frase, “estoy tranquilo, sabiendo que estoy luchando por una causa justa y los brazos no los voy a bajar”. Sus compañeros de militancia que estarán presentes el martes en la audiencia le dan valor. “Tengo respaldo de la gente y eso me llena de fuerza y más ganas me dan de que se pueda descubrir la verdad”, sostiene.

A pesar de la bronca que le provoca su situación, reflexiona y concluye que “si no me hubiera pasado a mí le habría pasado a cualquiera de los chicos, así que prefiero estar yo en ese lugar y armarme como para poder salir bien de esta injusticia”.

Los antecedentes de la policía

Facundo afirma que la persecusión de la Comisaría 1° se inició siete años atrás.
Es un asedio permanente por desempeñar un trabajo que no es delito”, dice en referencia a su trabajo de limpia vidrios. En el 2003 policías de esa Comisaría lo detuvieron por un robo calificado y tenencia de arma de guerra. Estuvo dos años y medio en la cárcel de Olmos, hasta que el Juez dicto el sobreseimiento cuando se constató que la Policía le había plantado una pistola calibre 38. Por ese motivo, hoy se encuentra en juicio con el Ministerio de Justicia y Seguridad.

En el 2011 las hostigaciones de la Policía volvieron. Todo empezó a mediados de enero cuando el entonces jefe de calle de la Comisaría 1°, Guillermo Salas, junto a otros oficiales y personal de Control Urbano se presentaron en Plaza Moreno. Allí vivía él, detrás de un arbusto ubicado al lado de la céntrica calle 12 a la altura de calle 51. Él no estaba, pero cuando volvió se encontró con que los policías cargaban su colchón y pertenencias a un camión de residuos de la Municipalidad. La explicación de la policía fue que era orden de Pablo Bruera.

Días antes, el 15 de enero por la mañana, él se encontraba en la plaza junto a unos amigos cuando de dos patrulleros bajaron dos oficiales. Uno armado con una itaka les empezó a gritar “al piso”. A pesar de obedecer a los uniformados, fueron golpeados y luego notificados de que eran sospechosos de un robo. En una suerte de rueda de reconocimiento, llevaron a la víctima del robo allí. Sin embargo no reconoció a ninguno de los limpiavidrios.

El 25 de enero de ese mismo año, policías intentaron detenerlo, pero fueron impedidos a raíz de la reacción de sus amigos. Semanas después, el 8 de febrero, otros policías se acercaron a la plaza alrededor de las once y media de la noche insultando a un limpiavidrios. Cuando Facundo le dijo que no le hablara así a su amigo, el oficial lo llamó por su apellido diciéndole “que ahora él mandaba en la plaza y que no lo quería ahí”. El uniformado también lo amenazó diciéndole que “él no iba a hacer como los demás, que no lo iba a mandar preso, sino que lo iba a hacer desaparecer; le iba a tirar un fierro y nadie iba a preguntar por él”.

En aquel verano Facundo fue detenido 25 veces por averiguación de identidad. Por este motivo recurrió al Comité Contra la Tortura, temeroso de que alguna de las tantas amenazas se termine por concretar. La denuncia fue concretada, y pudo declarar en el Juzgado de Garantías N°6. Sin embargo, el recurso de habeas corpus fue rechazado por el Juez Mateos.

Las amenazas, las detenciones arbitrarias y las golpizas continuaron para Facundo luego de ese verano. Con mayor y menor intensidad se sucedieron hasta llegar al juicio que debe enfrentar este martes. Frente al Tribunal N°1, espera que esta vez la Justicia lo acompañe en lugar de proteger a los uniformados. La cita es a las 8:30 en 8 y 56.


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