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Los "asaditos" en la ESMA tienen una connotación peligrosa y desconsiderada
Por Carlos Loza - Monday, Jan. 07, 2013 at 8:58 AM

Domingo 6 de enero de 2013, por Carlos Loza ( Junta Interna de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA) en la Asociación General de Puertos (AGP). Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos)

Me ha llegado un comunicado de los compañeros de la Junta Interna de ATE del Ente Público Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos (ex ESMA), haciendo consideraciones sobre el trabajo que realizan en ese lugar por demás simbólico, donde se perpetró el genocidio, junto a otros Centros Clandestinos de Detención.

Desde nuestra organización sindical estuvimos junto a ustedes en todas las oportunidades en que se han manifestado por sus legítimos derechos (reconocimiento de la organización sindical en el sector, pase a planta, acceso a los derechos a participar de paritarias, reincorporación de despedidos, etc.).

La Junta Interna de ATE-Justicia tiene el legítimo derecho a manifestarse en contra de ser obligados a participar en actos de la patronal, en este caso el Estado). Nadie ha menoscabado su trabajo que tan responsablemente ejecutan. De la misma manera otros trabajadores y trabajadoras del Estado realizamos nuestro trabajo en otras reparticiones.

No es práctica en nuestra organización cuestionar a trabajadores de otra Junta Interna denunciando hechos en su sector de trabajo y mucho menos hacerlo públicamente. Recuerdo cuando ustedes volantearon la marcha del último 24 de marzo pidiendo la reincorporación de dos compañeros del organismo. Muchos opinaban que era incorrecto traer un problema sectorial a una movilización donde el protagonismo es la memoria de los 30.000 compañeros. Otros entendimos que su voz debía ser escuchada y el reclamo debía atenderse.

En muchos de nuestros organismos se realizan fiestas de Fin de Año organizadas por los funcionarios o los gremios. A nadie se lo obliga a concurrir. Tal vez en vuestro comunicado faltó hacerse solidarios con los compañeros/as que fueron obligados a concurrir o justificar su ausencia.

Me permito hacer esta observación como integrante de la Junta Interna de ATE en la Administración General de Puertos que también ha proporcionado su cuota de desaparecidos y sobrevivientes en el Centro Clandestino de Detención y Exterminio ESMA.

Por otra parte y en mi carácter de miembro de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) quisiera reflexionar sobre estos hechos.

En el mes de diciembre de 1976 siendo trabajador portuario, y con otros tres compañeros, miembros del Cuerpo de Delegados, fuimos secuestrados, llevados a la Seccional 30 de La Policía Federal y esa misma noche llevados a la ESMA.

Ustedes conocen perfectamente cada uno de los lugares donde 5000 compañeros/as fueron golpeados, torturados, asesinados, violados, despojados de sus hijos, etc.etc.

Saben también que los días miércoles se hacían los “traslados” que significaba la desaparición definitiva de los detenidos-desaparecidos.

Muchas veces en los operativos se producían asesinatos o los compañeros/as quedaban muy mal heridos. Ello no impedía que sus cuerpos fueran llevados a la ESMA. Muy infrecuentemente se entregaban los cadáveres a sus familias. Tal es el caso de Rodolfo Walsh, asesinado en las primeras horas de la tarde del viernes 25 de Marzo de 1977 o el caso de Enrique “Quique” Juárez, quien junto a Marcelo Cerviño y Lidia Zunino fueron baleados en la localidad de Martínez entre las 20.30 y las 21 horas del viernes 10 de diciembre de 1976. Llegaron muertos a la ESMA.

Es muy larga la lista de compañeros y compañeras en situaciones similares. Conocen también que la no existencia de cámaras que conserven los cuerpos obligaban a deshacerse de los cuerpos, cremándolos. En la jerga del campo se llamaba “asadito”. Desde ese momento y especialmente del lugar de lo simbólico los vocablos “asadito” y ESMA quedaron indisolublemente ligados. Lo mismo sucede con los términos vuelos, parrilla, capucha, capuchita, traslados, entre otros.

Evocan necesariamente en el inconsciente de cada uno de los sobrevivientes esa marca perpetua. El genocidio nazi evoca de la misma manera los términos crematorio, esvástica, noche y niebla, etc.

Ello implica prohibir el uso de esa palabras. De ninguna manera. No debe pasarse por alto que estas asociaciones remiten para muchas de las víctimas, hayan pasado o no por los campos, a recuerdos o imágenes que hieren innecesariamente.

Nosotros compartimos la idea de recuperar la memoria sobre la vida de los compañeros y compañeras más que recordar insistentemente su martirio, asesinato y desaparición.

Una larga lucha se inició en soledad por parte de madres, compañeros y amigos ante cada una de las desapariciones desde el mismo 24 de marzo de 1976. Los sobrevivientes han permitido la sustanciación de los juicios. Lamentablemente los tribunales y el Código Procesal Penal, en el que se basan los hechos tienen como casi único elemento de prueba el testimonio de los que estuvimos en esos centros clandestinos de Detención.

Digo lamentable porque existen pruebas dentro del propio estado para probar los hechos. Por ejemplo los 478 decretos secretos de la dictadura que aún no pueden ser consultados a pesar del decreto firmado por la presidente de la Nación hace menos de dos meses.

A pesar de ello seguimos testimoniando, como lo hicimos en todos los tribunales en que hemos sido citados como víctimas o testigos de otros casos. Muchos de ellos víctimas de los “asaditos”. ¿ Qué carne había dentro de esos dos pedazos de pan conque en forma escasa nos alimentaban ? ¿Sería carne humana? No lo creo, pero lo pensé y pienso muchas veces.

La memoria que evocamos es la de la vida. En primer lugar la de los compañeros y compañeras que no están. Sus profundas convicciones en pos de la revolución y el socialismo le permitieron soportar el martirio. No quisiera olvidarme de Jorge Mendé que ante los golpes y en estado de inconsciencia absoluta les repetía “Oficial Primero Montonero médico”.

Hemos atravesado la muerte, de la cual él no volvió, pues algunas horas después de la Navidad de 1976 fue muerto a patadas en el altillo de la ESMA en horas de la tarde, posteriormente envuelto en una frazada y retirado al anochecer. Todo ello a uno o dos metros nuestro. Tardamos 32 años en identificarlo. ¿Habrá formado parte de los “asaditos”?.

Esa memoria anterior pretendemos rescatar. La de la militancia cotidiana en las fábricas, las villas, las escuelas, la universidad, los barrios, las parroquias, el ámbito rural, especialmente el campesinado pobre. La memoria en la construcción de boletines de fábrica y periódicos que denuncian cualquier avasallamiento a los derechos de los trabajadores, en cualquier lugar y en cualquier momento.

Los “asaditos” en la ESMA tienen una connotación peligrosa y desconsiderada, muy especialmente para esas Madres que con más de 80 y 90 años esperan conocer la verdad sobre el destino de sus hijos e hijas, por más dolorosa que fuera. El ámbito judicial es un lugar para construir pruebas, un espacio para condenar a los 68 represores acusados por las 796 víctimas. Juicio que ha comenzado el 28 de noviembre y que no ha podido contar con la presencia de funcionarios y tampoco de muchas víctimas y familiares como deseamos.

Quisiera invitarlos a participar en los juicios y proponerles tener en cuenta estos espacios para construcción de memoria, especialmente de los testimonios de las propias víctimas. Hemos podido cuestionar en forma exitosa la teoría de los dos demonios, pretendemos ahora rescatar la vida plena de los compañeros y compañeras en su lucha contra el capitalismo y el imperialismo.

Finalmente quisiera mantener una reunión con ustedes e invitarlos al acto que haremos el martes 8 de enero a partir de las 12 horas en la sede del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos sita en Sarmiento 329.

Quisiera despedirme de ustedes con el compromiso y afecto de siempre y con la siguiente frase:

“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”, Rodolfo Walsh.

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