Julio López
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Libro de Martínez Sarasola: 'La Argentina de los caciques. O el país que no fue'
Por Fuente: Identidad Cultural - Tuesday, Jan. 08, 2013 at 11:52 PM

Una hipótesis del autor de " Nuestros paisanos los indios" , que desafía la manera tradicional de entender nuestra historia: más allá de la violencia de la época y de los enfrentamientos librados para la defensa de sus culturas, territorios y cosmovisiones, los grandes caciques de las pampas y Patagonia evidenciaron una clara intención hacia la convivencia con la nueva sociedad en formación que proponían los "blancos", en la medida en que fueran respetados sus derechos como habitantes originarios.

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Como el subtítulo del libro lo dice, aquella posibilidad "no fue", porque el proyecto de país que finalmente se impuso a fines del siglo XIX, decidió no incluir a los pueblos originarios. La Argentina nació así automutilada, negando a los hijos de la tierra. Y lo que es peor y lo que esta obra sostiene, es que aquel proceso de aniquilamiento se llevó a cabo mientras los caciques tenían por voluntad convivir con "el otro", tal como ellos y su gente lo hacían en las tolderías.

Este nuevo ensayo de Carlos Martínez Sarasola nos sumerge otra vez en las profundidades de la perspectiva etnohistórica, siempre desde una mirada que busca lo novedoso, lo original, con ese plus que caracteriza a la obra del autor. El resultado es sorprendente, emocionante. La palabra cruda, clara de los caciques recorre estas páginas, interpelando a nuestra memoria como sociedad y dejándonos un legado hacia adelante: el de recuperar el valor de la diversidad, con la certeza de que aún es posible construir esa sociedad que aquellos líderes soñaron hace no mucho tiempo atrás.

CARLOS MARTINEZ SARASOLA

Antropólogo (Universidad de Buenos Aires,1974), especializado en la temática indígena,la etnohistoria y los estudios de la frontera como metáfora de la construcción de la Argentina. Autor de los libros " Nuestros paisanos los indios" , " Los Hijos de la Tierra" y "De manera sagrada y en celebración" . Coautor de " El lenguaje de los dioses ", " Mapuches del Neuquén" y " Diseños indígenas en el arte textil de Santiago del Estero" . Docente en actividades de posgrado y profesor invitado en universidades del exterior. En los últimos años investiga
sobre las cosmovisiones originarias, la idea de realidad que las sustenta y el chamanismo, en el marco de los procesos de reetnización y espiritualidad emergentes. Es profesor e investigador de la Maestría y el Instituto en Diversidad Cultural de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Miembro de TEFROS, Taller de Etnohistoria de la Frontera Sur (Universidad Nacional de Rio Cuarto).

Director de la "Fundación desde América", una ONG dedicada a promover la sabiduría, el arte y la cosmovisión de los pueblos originarios en su encuentro con la nueva consciencia occidental.

http://www.cmartinezsarasola.com

http://www.desdeamerica.org.ar

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Fragmentos de la introducción:
Por Fuente: UNRC - Thursday, Jan. 31, 2013 at 3:51 AM

Acceso al archivo PDF:

http://www.unrc.edu.ar/publicar/tefros/revista/vol10n1P12/cuadernos/sarasola.pdf

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Introducción: “Un país con los pueblos indígenas” (Fragmentos)
Por Fuente: Carlos Martínez Sarasola - Thursday, Jan. 31, 2013 at 4:05 AM

Desde mi primer libro publicado en 1992 (1) y en muchos de mis trabajos posteriores, así como en cursos, seminarios y conferencias, pongo y puse de manifiesto la intención de muchos de los patriotas —Moreno, Castelli, Belgrano, San Martín, Güemes, Artigas, entre muchos otros—, y especialmente en un momento de la Argentina, de construir un país con los indígenas. Gran cantidad de hechos y documentos así lo acreditan. Pero esta voluntad no fue sólo de estos grandes hombres, sino también la de muchos caciques, que coincidieron con aquellos en hacer un país que cobijara a todos.

Esta es una parte de nuestra historia muy poco conocida, y lo que me propongo en las páginas que siguen es que nos acerquemos a esos momentos culminantes, los que expresaron una idea que, de haber triunfado, muy probablemente hubiera cambiado el curso de los acontecimientos.

Obviamente no pretendo recuperar una historia acerca de lo que hubiera sucedido “si…”, porque sabemos que no tiene sentido. La historia ya hizo lo suyo. Pero lo que sí busco traer a consideración de los lectores es que cuando se estaba construyendo la Argentina, muchos de los jefesindígenas propugnaron también la posibilidad de una sociedad en la que hubiera lugar para todos, una idea que me parece lo suficientemente sugestiva e importante como para tratar de desentrañar y profundizar, y esta vez desde una óptica diferente: a partir de la palabra de los propios protagonistas.

Opté por tomar el período comprendido desde las dos últimas décadas del siglo XVIII hasta 1885, cuando se dio por finalizada oficialmente la autodenominada “conquista del desierto”, dirigida por el general Roca con su consecuencia ulterior: el capítulo final del genocidio de los pueblos aborígenes, la pérdida de los territorios indígenas libres (2) y la anexión definitiva de éstos a la Nación argentina. Elegí este período porque es durante el cual, con mayor sustento, se ve una intención de muchos de los caciques en participar de la construcción de la nueva sociedad que se estaba gestando desde los “blancos” y porque, de alguna manera, coincide con el momento independentista y los albores de la Argentina en su formación como Nación.

También me concentré en una región: Pampa y Patagonia, y especialmente la pampa —o las pampas, como también se conoce a la región—, porque fue allí a mi entender donde se jugó hacia fines del siglo XIX el destino de una Argentina sin los pueblos originarios. Esto no excluye que en estudios posteriores podamos adentrarnos por ejemplo en las palabras de los caciques del Chaco, el otro gran territorio indígena libre.

El libro recorrerá las palabras de los caciques pronunciadas en cartas, diálogos, entrevistas, negociaciones, ceremonias, actas, testimonios de viajeros, en fin, una gran base documental que dará sustento a la hipótesis que estamos presentando. Me he basado para ello en las fuentes (archivos, cronistas, viajeros, misioneros), los ensayos y artículos de colegas antropólogos, historiadores y estudiosos, así como en mis propias investigaciones.

Respecto a las fuentes, debo mencionar que en los últimos años han sido publicados algunos trabajos que comienzan a reunir y clasificar en gran número las cartas enviadas por los caciques. Estas recopilaciones me han resultado de un valor inestimable para el presente trabajo, y creo además que ellos inauguran una línea de valorización, investigación y difusión de una documentación indígena largamente olvidada cuando no negada, y que presentadas con ese grado de masividad, ponen al descubierto una parte sustantiva de la historia de la conformación del Estado-Nación. Me refiero puntualmente a Cartas de Frontera. Los documentos del conflicto interétnico, de Marcela Tamagnini, publicado originariamente en 1995 y reeditado en 2011, que recopila más de un centenar de cartas enviadas por los caciques ranküllche entre 1868 y 1881, conservadas en el Archivo Histórico de San Francisco de Río Cuarto (Córdoba) actualmente denominado “Archivo Histórico Fray José Luis Padrós”.

El otro trabajo fundamental es la compilación de Jorge Pávez Ojeda, Cartas mapuche. Siglo XIX, publicada en Chile en 2008, que reúne más de trescientas cartas provenientes de distintos archivos de Chile y Argentina, y que ofrece un panorama muy completo de los distintos pueblos originarios y sus caciques.

Otra reciente publicación es la de Julio E. Vezub, Valentín Saygüeque y la Gobernación Indígena de las Manzanas (2009), que si bien no está en la línea de recopilación estricta que estamos presentando, concentra sus reflexiones acerca de las cartas escritas y enviadas desde “la Secretaría” del cacique manzanero, y su red de vinculaciones con las crónicas de los viajeros, los partes militares y los ensayos antropológicos.

Es imposible en este recorrido no mencionar como dos antecedentes muy importantes el Archivo del Gral. Mitre, que hoy conserva decenas y decenas de cartas de caciques dirigidas a quien fue gobernador de Buenos Aires y presidente de la Nación, Bartolomé Mitre, y a los jefes de frontera, editadas en 1912 y 1913 por la Biblioteca de La Nación. Asimismo en 1944, se publica otra compilación fundamental, esta vez proveniente de la Secretaría del Arzobispado de Buenos Aires y realizada por Santiago Coppello: las cartas de los caciques enviadas al entonces arzobispo Federico Aneiros.

Estas importantes obras se agregan a los ya clásicos trabajos de un conjunto de investigadores que publican algunas de las cartas e incluso los tratados [...] como asimismo es fundamental la gran diversidad de fuentes del siglo XIX publicadas a través del tiempo con varias ediciones...

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Cada capítulo remite a un momento histórico particular y a importantes protagonistas. Partimos para ello de las palabras del cacique Lorenzo en las postrimerías del Virreinato del Río de La Plata, hasta los últimos mensajes enviados cual señales por los últimos grandes lonkos en el sur del país, arrinconados por una política de Estado y una campaña militar que ya había decidido, en forma unilateral, eliminar, y en el mejor de los casos excluir, a los pueblos originarios.

En total, el libro presenta para un lapso de cien años casi doscientas frases de cincuenta y tres caciques. Como decimos antes, el hilo argumental de esas frases muestra a través de lo cronológico un discurso coherente, claro, contundente acerca de la intención de los caciques y sus deseos de coexistencia: la progresión de las frases muestra de manera precisa esta voluntad: desde el “hay lugar suficiente para indios y cristianos” del cacique pampa Lorenzo en pleno Virreinato (1780) hasta los mensajes angustiantes pero no menos claros de un cacique como Saygüeque como aquel de “es cierto que prometimos no robar y ser amigos, pero con la condición de que fuéramos hermanos” (1880) pasando por la pregunta tan obvia pero no menos profunda del irreductible Baigorrita: “Algunos jefes piensan invadirnos... ¿por qué?” (1878).

Un corpus de Anexos completa el trabajo. Los he ordenado en siete grandes bloques temáticos:

- Tratados

- Tratados de “los indios amigos”

- Los Grandes Parlamentos o Juntas

- Las Comitivas diplomáticas indígenas

- Los “indios blancos”

- La población de las tolderías

- El fin de los caciques

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[...] Estos Anexos: son una apoyatura bastante acabada de los intentos infatigables de los caciques por la búsqueda de formar parte desde sus identidades, de la nueva sociedad que se estaba conformando; por otra parte, dan contexto y sustento a la propia palabra de los jefes indígenas, esa que aquí queremos poner en primer plano.

Soy consciente de que este libro es una primera aproximación al tema,
de ninguna manera pienso que es algo acabado y exhaustivo. Por el contrario, hay mucho más por investigar, mucho por desentrañar de esta historia compleja, apasionante y por qué no inesperada. Hay sin dudas muchas más palabras por encontrar. Pero también considero que bien vale un primer acercamiento, pinceladas de una idea que rondaba en muchos de los jefes indígenas: la de formar parte de un país con los blancos.

Por encima de la violencia de la época y de los enfrentamientos
librados para la defensa de sus culturas, territorios y cosmovisiones, lo que intento demostrar en este libro es el hecho de que muchos de los grandes caciques evidenciaron una clara intención hacia la integración con la nueva sociedad en formación, en la medida en que fueran respetados sus derechos como habitantes originarios (Martínez Sarasola 2010b:216) (3).

Esta idea la alentaban desde mucho tiempo atrás, en tanto ellos
pudieran mantener “sus campos”, preservar sus formas de vida y sus cosmovisiones y sostener una actividad económica y comercial que diera sustento a las comunidades, actividad esta última, por otra parte, que ya integraba sus prácticas tradicionales con las nuevas que iban incorporando fruto de los intercambios de frontera.

Como el subtítulo del libro lo dice, aquella posibilidad “no fue”, porque
el proyecto de país que finalmente se impuso a fines del siglo XIX decidió no incluir a los pueblos originarios. Así, como hemos dicho en varios trabajos anteriores, la Argentina nació automutilada, negando a los hijos de la tierra. Y lo que es peor, y lo que con este libro intento demostrar, es que ese proceso de aniquilamiento se llevó a cabo mientras los caciques tenían por voluntad convivir, como ellos lo hacían en las tolderías, con “el otro”.

El trabajo intenta rescatar, en el marco de la perspectiva de los líderes indígenas, la propia palabra, que para ellos era un don, un privilegio, una manifestación de su poder. En su condición de culturas orales, los pueblos originarios atesoraban y atesoran la tradición del “saber decir”, que para ellos significa no sólo la elocuencia, sino la manera definitiva de transmitir y sellar sus pensamientos, en un constante homenaje a la memoria como fuente de conocimiento y sabiduría (4).


Notas al pie:

1 Nuestros paisanos los indios. Vida, historia y destino de las comunidades indígenas en la Argentina (1992, con varias reediciones. La última, del 2011, por el sello Del Nuevo Extremo).

2 Defino como “territorios indígenas libres” las regiones de Pampa, Patagonia y Chaco que hasta fines del siglo XIX estuvieron bajo dominio de los indígenas, algo así como la mitad del actual territorio argentino (Martínez Sarasola [1992]
2011:99).

3 Martínez Sarasola, Carlos (2010b) “The ‘Conquest of the Desert’ and the Free Indigenous Communities of the Plains”. En: Military Struggle and Identity Formation in Latin America: Race, Nation and Community during the Liberal Period. Editors: Rene Horst & Nicola Foote. Florida University Press, pp. 204-233.

4 El más reciente trabajo de Carlo Severi (El sendero y la voz. Una antropología de la memoria, 2010) rescata la oralidad de los pueblos originarios no como una expresión de minusvalía cultural (“los pueblos ágrafos”…), sino como un atributo, como una modalidad distinta y no menos valiosa para construir y transmitir la memoria cultural.

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