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Una ciudad manchada de sangre
Por Fuente: Marcha - Thursday, Jan. 10, 2013 at 4:36 PM

Jueves, 10 Enero 2013 02:27 | Por Ramón Raggio. Las balas narco se cobraron la vida de otra militante social en Rosario. Mecha participaba en un centro comunitario de Barrio Ludueña, la cuna de Pocho Lepratti. La misma metodología que se repite para controlar los kioscos de droga.

Una ciudad manchada ...
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La disputa abierta entre grupos ligados al narcotráfico está cada vez más caliente en Rosario.

El barrio que eligió Pocho Lepratti para comenzar su opción de militancia social fue el que hospedaba a Mercedes Delgado. Barrio Ludueña está en la zona norte de la Chicago del Paraná. Allí hacía 20 años que “Mecha” vivía y militaba en el Centro Comunitario San Cayetano. Trabajaba como costurera. Colaboraba organizando comidas populares para más de 400 vecinos todos los días.

Cerca de las 19 horas se repitió una trágica escena con la que los grupos narcos están copando las calles rosarinas.

Dos grupos de sicarios armados y montados sobre motocicletas se enfrentaron a balazos. Mecha, escuchando los estruendos, salió de su casa a buscar a su hijo de 13 años. Quedó atrapada en fuego cruzado.

Mecha falleció luchando por su vida tras ser internada en el Hospital Centenario. Sus restos fueron velados en el día de ayer, en el Centro comunitario.

"Hace unos cinco años que este barrio cambió mucho y se puso así. La Policía liberó los caminos y ahora hay mucho miedo, que paraliza a la gente. Cuando uno quiere hacer una denuncia en la Comisaría 12 se te burlan en la cara. Pero la culpa también es de los padres de estos chicos, que los apañan. Los salen a defender y buscan plata donde sea para que los pibes no queden presos. Pagan las muertes. Hoy la vida no vale nada", según recogió como testimonio de una vecina el diario Rosario/12.

Mientras se escriben estas líneas aún no hay detenidos por el crimen.

No estaba en el lugar equivocado

La metodología es idéntica a la que desencadenó la serie de hechos conocidos como el Triple crimen de Barrio Moreno. La noche del 31 de diciembre de 2011 cuando un grupo de sicarios en moto disparó sobre el hijo de una de las facciones narcos en un vehículo en movimiento. La vendetta se cobró la vida de los 3 jóvenes militantes populares del Frente Popular Darío Santillán, Jeremías Trasante, Patom Rodríguez y Mono Suárez.

También fue similar a áquel crimen la impunidad con la que contaron los tiradores en Barrio Ludueña. Según el testimonio de vecinos se trataría de soldaditos en disputa por el territorio, que trabajan con anuencia de la policía provincial, los que ya tendrían en el barrio antecedentes de violencia. Similar a lo ocurrido en el caso Cesar Oviedo, otro joven militante popular –también del Frente Popular Darío Santillán-, ejecutado por un “soldadito” en el barrio de Vía Honda en junio de 2012.

La Justicia rosarina se había expedido, en el caso del Triple Crimen de Moreno, diciendo que los militantes se encontraban en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

Frente a construcciones discursivas como esa es que se plantan los movimientos políticos y sociales.

Acompañados por el periodista Carlos Del Frade -integrante de la comisión especial investigadora del triple crimen de Moreno-, entienden que esta repetición de hechos no es inocente.

Se trata de metodologías y muertes que dan cuenta de una disputa abierta y encubierta en complicidad por la policía provincial. Detrás de trágicos sucesos así se encontaría el protagonismo del “Clan de los Cantero”, un grupo narco que se disputa el control territorial de varios kioskos de droga en la ciudad bañada por el Paraná.

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