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Paritarias 2013: Dura batalla para los trabajadores
Por Equipo de Comunicación CTA Rosario - Tuesday, Jan. 15, 2013 at 10:18 AM

Ya largó la primera ronda paritaria de 2013, marcada por la dureza de la discusión entre gremios, patronales y gobierno. El último pretende imponer a toda costa un techo salarial del 20% en todos los sectores. Los trabajadores bancarios y aceiteros abrieron la discusión paritaria, seguidos de cerca por estatales, docentes, trabajadores de peajes, de la salud y camioneros, entre otros. Sobre cuáles son las perspectivas y qué se juega en el salario dialogamos con Gustavo Terés y Gustavo Martínez, secretario general y adjunto, respectivamente, de la CTA Regional Rosario.


Gustavo Terés, secretario general de la CTA Regional Rosario.

La sintonía fina y el techo salarial

Gustavo Terés: Avanzamos en un marco donde el gobierno, dándole continuidad a esa famosa definición de la presidenta de sintonía fina, sigue trazando políticas en correspondencia con muchos de los intereses de los empresarios. Vemos una clara unidad entre el gobierno y la Unión Industrial Argentina, y otros grupos de poder concentrado vinculados a la industria extractivista.

Es en ese marco donde en esta etapa -y como principal problema la política inflacionaria- el gobierno ha decidido controlar, o intentar controlar, la inflación mediante el ajuste del salario, el achatamiento de las escalas salariales, intentando ponerle tope a la discusión salarial. Tope que por supuesto en esta etapa y tal cual lo han expresado hasta ahora muchos funcionarios del gobierno, está por debajo de la inflación real. El gobierno pretende que las discusiones salariales transiten por un carril del 18 al 20%, que poco tiene que ver con una inflación que ha transitado por encima del 25%, y que ha hecho que ya el año pasado, en la mayoría de las negociaciones salariales, los trabajadores empezaran en el segundo semestre a perder poder adquisitivo, y por supuesto no solo que no hemos podido alcanzar a la inflación vigente sino que se ha retrocedido en la pérdida de este poder adquisitivo.


Trabajadores bancarios en el paro nacional del 20 de Noviembre.

En la puja distributiva ubicamos tres componentes importantes. En primer lugar, la discusión del salario, que nosotros creemos es necesario plantear sumas que superen el 30%. La puja tiene que apuntar en ese sentido. Hoy la canasta familiar está por encima de los 7.600 pesos, según determinó la Universidad Nacional de Rosario. En este contexto, el gobierno realiza un camino a la inversa: cierra las paritarias y después aprueba el salario mínimo en el Consejo del Salario, un salario que debería ser referencia, se aprueba después del cierre de las paritarias. Un salario que realmente es vergonzoso, que ronda los $2.975 para el mes de febrero, que prácticamente no llega ni a la mitad de lo que es la canasta familiar. Allí hay un primer problema. Analizando la política salarial, una cantidad muy grande de trabajadores percibe cifras que están por debajo de los $5.000, un 80% de los trabajadores. Y hay un sector, los trabajadores precarizados, que ni siquiera alcanza este “salario mínimo”. Hay una puja redistributiva donde los sectores más postergados van a seguir siendo los más perjudicados.

Por otro lado, las asignaciones familiares, que una parte importante de los trabajadores no percibe, y que otra parte percibe cifras que están muy por debajo de las necesidades. En el caso de los trabajadores estatales de la provincia de Santa Fe se encuentran entre las últimas en el ranking. Somos una de las cuatro provincias que paga las peores asignaciones familiares. Por lo cual, seguimos insistiendo en un aumento de las asignaciones familiares y en una equiparación a nivel nacional. Eso significa la universalización de esta asignación familiar, para que todos los hijos de los trabajadores cobren la misma suma, sin tope para ser percibidas.


Fin de turno para los trabajadores de la corporación multinacional Louis Dreyfus, planta General Lagos.

La tercera es el impuesto al salario, mal llamado impuesto a las ganancias, que el gobierno lo tiene como una de las principales cajas de recaudación impositiva. Es la lógica de un gobierno que sigue recaudando del bolsillo de los trabajadores, y que no ha podido desmontar las leyes heredadas de la dictadura, que hacen que las transacciones financieras, por ejemplo, no tributen, y que las políticas impositivas sigan siendo regresivas. Hoy presenciamos la vergüenza que no se pague ningún impuesto a las transacciones financieras y sí se pague un impuesto al trabajo, que claramente erosiona los ingresos de los trabajadores. Vaya una reflexión: muchos sectores del gobierno pretenden cargarle al sector de los trabajadores que perciben los mejores salarios, esa vieja denominación de “aristocracia obrera”, como si fueran parte de un sector privilegiado, corriendo el foco de lo que debe ser la puja distributiva enmarcada en estos tres grandes temas –salario, asignación familiar, impuesto a las ganancias-: los principales sectores de los grupos de poder se han consolidado en esta puja distributiva, y han aumentado considerablemente su ganancia, y se ha avanzado en un proceso de concentración de la renta, donde la brecha de la desigualdad en la Argentina ha aumentado. No es que hay menos desigualdad. Uno puede decir que hay menos pobreza, pero no menos desigualdad.


Gustavo Martínez, secretario general adjunto de la CTA Regional Rosario.

Descalificación y violencia

Gustavo Martínez - Primero, habría que plantear que desde las patronales, ya sean estatales o privadas, logran generar un clima de descalificación, de tensión, a lo que están por escuchar en cuanto a propuesta. En realidad lo que habría que marcar es que hay un grupo importante, no solamente de la CTA, sino gremios independientes, federaciones, en lo que se hace es intentar que la paritaria sea paritaria y que cuando se hable de salario sea de salario y cuando se habla de canasta familiar sea de canasta familiar y no de canasta de subsistencia. Debería ser un debate donde no sólo participara la dirigencia gremial y las patronales, sino un debate del conjunto de la sociedad. El salario juega un rol protagónico. Todos los sectores hacen “profesión de fe” de que juegan a la distribución de la riqueza. Se habla de la violencia. La violencia no está asociada con la pobreza, la violencia está asociada con la desigualdad. La inseguridad está asociada con la desigualdad. Una de las principales formas de revertir esa desigualdad, desde los economistas más populares, por el cambio, hasta ciertos economistas neoliberales, hablan de que el salario es una herramienta válida, o distribuir la riqueza, distribuir el ingreso, o por lo menos atenuar, paliar, esta desigualdad que va creciendo.

Entonces debería participar toda la ciudadanía y saber qué es una paritaria. Que una parte vuelve a reafirmar esto de cuánto necesita una familia tipo en la Argentina, una familia de trabajadores, de dos adultos y dos menores escolarizados para vivir dignamente; cuánto necesita un pibe anualmente, o sea cuánto es esto del salario familiar; cuánto necesita un jubilado. Hay organismos que a pesar de todo lo que se dice, siguen calculando seriamente, utilizando los índices oficiales, utilizando el salario en nuestra historia, o sea el momento donde el salario era salario. Hoy el resultado de eso da que las paritarias deberían empezar con cada uno diciendo los recursos que cuenta, el movimiento económico en todo el año, qué proyecta –eso en el Estado se da a través del presupuesto, donde los propios economistas que dicen no pidan más del 18% son los mismo que el día anterior en el presupuesto dijeron, prevemos una inflación del 25% y un crecimiento de la recaudación del 25% y al año uno se entera que la recaudación fue más y la inflación fue más. Entonces, es importante que hoy, cuando están por iniciarse las rondas de conversaciones, el gobierno diga lo que tenga que decir. Por ejemplo, ya han dicho “no tenemos plata”, “tenemos dificultades económicas”, y es bueno que los trabajadores también digamos, no tenemos plata y tenemos más dificultades económicas. Lo que ninguna de las dos frases modifica es que una familia tipo, un trabajador en la Argentina para vivir dignamente necesita como mínimo $7.640 a valores de diciembre, sin proyectar el 25% o el 30%, 35% que hablan los economistas de la futura inflación.


Puerto privado de la corporación trasnacional Cargill en Puerto General San Martín, que ocupa el sitio histórico de la batalla de Puerto Quebracho, donde se derrotó a las tropas anglofrancesas.

La precarización

Gustavo Terés - Este modelo, desde el punto de vista del mundo del trabajo, cierra, por un lado, con una alta densidad de trabajadores en situación de precarización laboral, con un porcentaje de trabajadores que ronda entre el 30 y el 40%. Junto a esto, un nivel de desocupación que se mantiene por encima del 7 u 8% y que en el caso de los jóvenes supera la cifra de dos dígitos. Nos encontramos con jóvenes que tienen mucha dificultad para acceder al primer empleo y en caso de hacerlo, sufren una muy baja calidad y una alta rotación en los empleos, lo que implica la falta de estabilidad de miles y miles de trabajadores, fundamentalmente mujeres y jóvenes. En este sector, los salarios son los que están más lejos de lo que necesita un trabajador para vivir.

Este gobierno no ha tenido una política que diseñe un modelo productivo y un modelo de desarrollo que tienda a generar mejoras en las condiciones estructurales del conjunto del pueblo y fundamentalmente de los trabajadores, sino que ha tenido políticas de contención. Ante la menor crisis económica, estas políticas de contención son las que empiezan a hacer agua y que hace que se empiecen a recortar las políticas sociales.


Paro nacional de la Federación Aceitera, planta Molinos Río de la Plata, el 9 de enero en el marco de una durísima negociación salarial.

El Salario Mínimo y Vital

Gustavo Martínez - Las dictaduras y el neoliberalismo han hecho un daño enorme en las organizaciones populares de nuestro país, si no, es inentendible que haya un sector que con mucha descalificación, fija arbitrariamente un salario “mínimo” de miseria, en nombre del peronismo. Si uno quiere buscar una definición clara, categórica de lo que debe ser el salario, en el 90% la encuentra en la propia historia del peronismo, del radicalismo que participó en el 14 bis y en la historia del socialismo. El coronel Perón, antes de verse obligado a abandonar la secretaría de trabajo, cumplió una promesa que les hizo a las organizaciones obreras. Que fue la de dejar firmado el Decreto Ley N°33.302/45 donde definió lo que era el salario mínimo, que marcó un antes y un después.

Si años después, en los peores momentos de la historia del peronismo, seguía habiendo peronistas era porque había memoria y orgullo de palabras como “salario”, “asignaciones familiares”, “jornada de ocho horas”.

No está solamente en aquel decreto de Perón, sino que el salario mínimo y vital también está en la Ley de Contrato de Trabajo. Y ni siquiera en el peor momento del pueblo y el mejor momento de Menem, se atrevió a tocar el artículo 14 Bis de la Constitución Nacional.

Todo está en la memoria de nuestro pueblo, y se sigue peleando porque el salario sea salario.

Iniciamos esta ronda de paritarias. Nadie en nombre de la democracia, en nombre del pueblo, en nombre de la historia, en nombre de un sindicato ni una central, puede borrar o puede impedir que siga habiendo sectores como el nuestro, y como tantos otros, que planteen la obligación democrática, cívica de que la paritaria sea paritaria.


Acceso a la monumental planta y puerto privado de Cargill en Villa Gobernador Gálvez.

Distribución de la riqueza

La política no es esa. Discutimos con quienes dicen “gobierno para todos”, y en ese todos está Monsanto, está la UIA, está la Sociedad Rural. Obviamente, esta exigencia que estamos haciendo, reconociendo que alguna patronal pueda haber alguna dificultad económica, en algún estado municipal o provincial, estamos diciendo que no hay que perder más tiempo y que hay que modificar un esquema económico donde la principal tasa de ganancia la tiene un sector que no tiene nada que ver con la producción, que es el sector financiero, los bancos. Y la segunda tasa la tienen las telefónicas.

Obviamente estamos diciendo que de una vez por todas hay que terminar con la ley de entidades financieras de la dictadura que hace que se perpetúe este modelo de saqueo.

Estamos diciendo que hay que echarle mano no solamente a la renta minera. Hay que expulsar a las empresas que están destruyendo pueblos. Hay que echarle mano a la renta sojera. Integralmente, no solo al sector productivo, sino al sector que especula, que comercializa. Al sector que pretende a partir de la nueva Ley de Semillas que le paguemos por algo que ni inventaron ni desarrollaro y no les pertenece. Monsanto no le ha pagado a ninguno de los pueblos por la historia colectiva del desarrollo de las semillas, ni por el saqueo de los territorios.

Estamos planteando que hay que revertir que un sector como la UIA tenga al Congreso como caja de resonancia para algo como la Ley de ART. Ahí también se nos van, no salarios, se nos van vidas. 7 mil vidas anuales que muchas las termina pagando también el Estado por otra puerta.

Desde la CTA Regional Rosario queremos decir que el problema del salario no es de plata. Es el problema de si vamos a fundar una sociedad realmente democrática o si va a seguir siendo la herramienta para seguir extrayéndonos no solamente la plusvalía directa, sino también saqueando los recursos naturales, pueblos, ciudades, aire, agua, río y mar.

Equipo de Comunicación CTA Rosario

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