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Envenenan pozo de agua y mueren animales en reserva aborigen
Por Fuente: Diario Norte - Friday, Jan. 18, 2013 at 5:57 PM

Nuevamente la reserva aborigen de la etnia mocoví conocida como Raíz Chaqueña, ubicada en parcela 82, circunscripción 8, departamento Almirante Browm —a 57 kilómetros de Pampa del Infierno—, fue escenario de un grave episodio. Presuntamente empleados de la empresa Bajo Hondo SA habrían arrojado veneno al pozo de donde se abastece de agua la comunidad aborigen compuesta por unas diez familias.

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Quizás el destino no quiso que esta gente bebiera esa agua ya que lo hacen de manera habitual, aunque sí se la dieron a los animales, con graves consecuencias: murieron siete chanchos. Pero no sólo eso. Los intrusos además se ensañaron con una cabra a la que le partieron la cabeza de un machetazo.

NORTE se trasladó al lugar de los hechos y dialogó con los representantes mocovíes, y apreció a simple vista un cuadro desolador. No dudaron a la hora de expresar sus sospechas: “Tienen que ser los empleados de la empresa Bajo Hondo ya que siempre pasan por el campo, aunque nunca habían llegado a tanto”, señala.

En pequeños claros del monte, los hermanos Leiva muestran los rastros de la moto que salió del predio en donde se encuentra el pozo. Los cuerpos inertes de los puercos pronto se pudrirán con el calor. Todos los animales están inquietos. “Mire cómo está el pato”, indica Pablo Leiva y apunta al ave que arrastra sus alas. “Tiene sed”, agrega.

Recorrido un importante tramo se llega al otro asentamiento, en donde está ubicado el pozo presuntamente envenenado. A no más de seis metros se encuentran unos barbijos que habrían utilizado los malhechores en el momento de arrojar veneno. Leiva señala el cielo y expresa su deseo: “Ojalá llueva. Por lo menos así tendrán agua los animales. Porque si no tendremos que traer agua desde Pampa del Infierno y son muchos kilómetros”.

Los hermanos Hugo y Pablo Leiva extraen agua y la muestran: es medio verdosa y los animales, al olfatearla, no tardan en arremolinarse en el lugar. Son las 11.20, con una temperatura de 38º grados y ni los habitantes ni sus animales pueden beberla. Más allá, la cabra con su cabeza partida ofrece un tétrico cuadro.

Partimos y recordé en silencio una frase de un viejo campesino al que jamás cedieron una parcela de tierra para continuar su vida. “La justicia de los pobres viaja en carreta y la de los ricos en avión”. Observé por última vez la cabra con su cabeza partida, los barbijos tirados (que se utilizan cuando se fumiga con venenos de alta toxicidad), prácticamente como una broma sarcástica, y me fui.

A más de 15 kilómetros de los hechos nos encontramos con la policía, que venía a corroborar los sucesos y a recopilar pruebas. Era ya cerca del mediodía.

Volvemos nuevamente a la reserva aborigen y el mismo comisario, junto con un agente, actuó de oficio y redactó un acta. NORTE preguntó al jefe policial cuál sería el procedimiento por seguir, y éste respondió: “La fiscalía debe decidir”. Por su parte, los hermanos Leiva aseguraron que “esperaremos los resultados del agua y confiamos en que todo se esclarezca de una vez por todas”.
Situación conflictiva

Son 5000 hectáreas de una reserva aborigen, las que se encuentran en una situación compleja ya que hace más de tres años la empresa cordobesa Bajo Hondo SA dice haber comprado esta tierra a los propios miembros de la comunidad.

La operación habría sido formalizada con Luis Leiva, presidente de la asociación, sin permiso de la comunidad, la que se opone a la venta de sus tierras, ya que ésta es intransferible a terceros.

Presuntamente el gestor habría sido Elías Randowasky. La empresa se quedó con más de la mitad de la reserva y continuó sus operaciones agropecuarias. Según cuentan, los aborígenes que permanecen en la otra mitad son hostigados por los empleados de una u otra manera casi siempre.

Lo más grave fue que un magistrado de Sáenz Peña, el juez Zaloff Dakoff, el 13 de diciembre de 2011 falló a favor de la empresa cordobesa y la habilitó para obtener el título de propiedad de las tierras, en una sentencia que contradice toda la legislación vigente sobre propiedad comunitaria de las tierras indígenas. Sin embargo, el Registro de la Propiedad denegó la inscripción de ese título.

Ante este cuadro, el mismo juez renunció a expedirse de manera definitiva sobre este delicado tema. Luego el magistrado falleció. La causa continúa, sin resolución definitiva.

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