Julio López
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Libro Verde. Anuario 2012 del Observatorio de Conflictos por los Recursos Naturales
Por (reenvio) OCRN - Saturday, Jan. 19, 2013 at 2:28 PM

Libro Verde del OCRN: Anuario del Observatorio de Conflictos por los Recursos Naturales, Edición 2012.

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La edición de este trabajo ha sido subvencionada con el donativo 56-331 del Fondo Global Greengrants (GGF).

Agradecimientos
Introducción
1 Alerta en La Rioja
2 Torturas en Formosa
3 Bloqueos contra Alumbrera
4 La ruptura del cerco
5 UAC-18, encuentro en Mendoza
6 Revisión del proyecto San Jorge
7 Nacionalización de los bloqueos
8 Plan Cerro Negro
9 Detenciones en Tinogasta
10 Famatina, campaña de invierno
11 Ataque armado en Ahí Veremos
12 La mayor acción anti-Alumbrera
13 Cerro Negro, 9-20 de julio
14 Primer aniversario de un traspié
15 Censura en Chamical
16 Operación Terra Viva
17 Destrucción del puesto de la RN 60
18 Campamento en Laguna Brava
19 La UAC se reúne en San Juan
20 La marcha 155 de Andalgalá
Colofón

CAPÍTULO 1

1 Alerta en La Rioja

El 16 de diciembre de 2011, las asambleas ciudadanas de la provincia de La Rioja dan a conocer la filtración de unas hojas manuscritas con los nombres de los principales “dirigentes” de los autoconvocados del departamento Famatina e inmediatamente se declaran en estado de alerta. Las listas, halladas en una carpeta portada por enviados de la empresa canadiense Osisko Mining Corporation, registran el grado de participación de los vecinos en las protestas contra la minería.

[Entrevista con Jenny Luján (49), miembro de las Asambleas Ciudadanas Riojanas (ACR)].1

Op.—¿Cómo lograron acceder a la documentación de Osisko? ¿De qué manera interpretan el contenido de las listas?

Luján.—Accedimos a ese listado, junto con otra documentación, a través de una carpeta que la gente de Osisko se olvidó en la hostería del Automóvil Club, en Famatina. Siempre hay alguien que nos alerta: comenzaron a sonar las campanas de la iglesia... Nosotros nos reunimos en el lugar y les pedimos que se fueran; no eran bienvenidos en nuestro territorio. Trataron de dialogar, de plantear su posición, pero nosotros no lo permitimos. No es posible ningún diálogo cuando la decisión ya está tomada y no hay nada que negociar. Dialogar significaría para nosotros negociar si habrá menos o más contaminación, más o menos beneficios para la comunidad, y eso a nosotros no nos interesa. Insistimos en que se fueran; no querían. Comenzamos a gritarles, a cantar; subieron a sus autos y fueron. Suponemos que como estaban asustados olvidaron esa carpeta.

Op.—¿Y qué otros papeles contenía?

Luján.—Había un manual de funcionamiento de Osisko, algunas copias de contratos de trabajo, información cotidiana de la empresa. Pero también había dos listados que a nosotros nos parecieron muy significativos... Uno con la cantidad de pozos de agua que hay en el territorio y el nivel de agua extraíble; el otro es de personas de la asamblea con nombre y apellido, domicilio, dónde trabajan, desde cuándo. Estábamos clasificados: quiénes eran los cabecillas, funcionarios, los docentes. Ese listado estaba manuscrito y decía qué buscaba cada uno. Por ejemplo, decía: “Jenny Luján busca resarcimiento económico”, “busca popularidad” o “busca un cargo político”. Nos parece bastante peligroso porque es como que han estado haciendo inteligencia desde hace mucho tiempo. Hay muchísimos datos que ellos suponen, porque les estamos demostrando que ninguno de nosotros está buscando un beneficio económico o político.

Op.—Según afirmó el titular de EMSE (Energía y Minerales Sociedad del Estado), cuando este mes de enero se encuentre promediando comenzarían los trabajos de exploración...

Luján.—Sí, porque el convenio de Osisko establece algunas fechas tope. Según interpretamos, el 16 de enero vencerían los plazos de la minera para ingresar al territorio donde está el proyecto. Por eso hemos decidido hacer el corte a partir del día 2; es un corte con un clima esperanzador, de alegría, de mucha solidaridad, con asambleas de otros lugares como Catamarca, con muchísima adhesión de toda Argentina. La gente que no está pudiendo llegar al lugar nos está enviando lo que puede: es muy bonito ver cómo se acerca un ama de casa y te entrega dos o cinco pesos. Sabemos perfectamente que quizás sea todo lo que tenga.

Op.—Autoridades de Osisko aseguraron que “el Famatina no se toca” porque el proyecto minero está ubicado a 5 km del cerro. De hecho, afirmaron que ninguna de las actividades que desarrollará la empresa afectará al Nevado del Famatina. ¿Podrían confirmar hoy la exacta localización del emprendimiento? ¿Han tenido acceso al acuerdo completo que suscribió el Estado con la compañía canadiense?

Luján.—Sabemos que es el proyecto Famatina. Ellos saben que esto de “el Famatina no se toca” es muy fuerte. Su estrategia comunicacional es decir “no lo vamos a tocar”, pero sigue siendo un proyecto en territorio riojano; es una estrategia poco inteligente. Aquí nacimos, abrazando el cerro. Si bien hay algunos lugares donde no hay resistencia, porque hay muy poca gente, porque no hay pueblos cercanos, en el resto de la provincia estamos fortalecidos y resistiendo: no habrá minería en todo el territorio. Esta es una decisión tomada por todas las asambleas. Sabemos con certeza que el cerro va a ser afectado: más allá, más acá o donde sea. Ellos mismos lo anunciaron cuando firmaron el convenio. Nunca tuvimos acceso a ese convenio; lo pedimos por los canales correspondientes pero nunca tuvimos acceso. Incluso hay un montón de funcionarios del Gobierno que no lo conocen pero lo defienden.

Op.—“Solamente pedimos la posibilidad de estudiar científicamente la factibilidad del desarrollo a través de la minería”, dijo el secretario provincial de la cartera minera. ¿Han discutido internamente esa posibilidad?

Luján.—Esa es otra de las estrategias. El Famatina y todos los recursos mineros de la provincia ya están estudiados. De hecho, Barrick Gold hizo un estudio muy profundo: hay un índice bastante importante no sólo de oro, sino de tierras raras y otros minerales estratégicos. Ya saben dónde están localizados y pueden hacer un cálculo de cuánto mineral hay. Todos los recursos de esta provincia ya están estudiados. Lo que necesitan es entrar y por eso están usando todas estas estrategias. No les vamos a permitir el ingreso, no los queremos acá, no los queremos en el territorio.

Op.—¿Qué condiciones deberían darse para que se pueda entablar una mesa de diálogo tripartita entre el Gobierno, la empresa y las asambleas?

Luján.—Derogar y anular todos los convenios, todos los contratos; empezar de cero. Si se decide en asamblea ahí nos sentaremos a decidir qué modelo de provincia y qué modelo de producción queremos, cuánto necesitamos de minerales para ese modelo de provincia que queremos. No hay posibilidad alguna de diálogo cuando ellos han venido cambiando de discurso, porque Beder Herrera tiene una historia de cambio de discurso terrible a lo largo de estos últimos años. ¿Y dialogar sobre qué? ¿Cuáles o cuántos van a ser los beneficios para el pueblo?, ¿cómo podemos controlar si hay contaminación? No hay ninguna posibilidad de diálogo cuando ya hay convenios firmados, cuando ya hay una política minera que avanza y es recitada todos los días por el gobernador y sus lacayos, todos cipayos, que nos están provocando, nos están violentando.

Op.—Luego de seis años de sostener el rechazo a la minería, ¿la posición de los vecinos autoconvocados ha madurado hasta el punto de radicalizarse? ¿Cómo puede llegar a reaccionar el Estado provincial durante los próximos días?

Luján.—Ya no depende de las asambleas: hay un pueblo movilizado. Mucha gente no se identifica con las asambleas pero sí con las consignas, con la lucha, con la resistencia. En estos seis años hemos llegado a la gente con información y con nuestro posicionamiento, que no ha cambiado. A partir de eso la gente irá decidiendo. Nosotros creemos que el gobernador está encaprichado: tiene un compromiso económico con estas empresas y, obviamente, va a intentar desarticularnos por todos los medios. Ellos creen que criminalizando la protesta van a generar miedo. Todo lo contrario: es hermoso ver cómo la gente se acerca a tribunales y le dice a la jueza: “¿Y a mí cuándo me toca?. Yo también estuve en el corte”. Por otro lado, nos parece que ningún funcionario de la Justicia quiere poner el gancho en una orden de desalojo, porque no hay desalojo posible de una manera pacífica. La decisión está tomada: no nos vamos a mover, y nos tendrán que sacar a la fuerza.

Op.—El 2 de enero de este año iniciaron un bloqueo en Alto Carrizal...

Luján.—Alto Carrizal es el último pueblo antes de comenzar el camino comunero que lleva al emprendimiento. Por ahora es el único acceso al Famatina, al cerro General Belgrano. Es un lugar que está muy cerquita de Peñas Negras, a unos 3 km, donde hicimos el corte anterior y echamos a Barrick. ¿Por qué ahí? Justamente porque tenemos más señal telefónica, acceso a agua potable, porque hay energía eléctrica y porque no es tan árido: hay árboles en los que poder refugiarnos del sol y del calor. Básicamente, por cuestiones de seguridad. En Alto Carrizal hay un lugar conocido por todos, aproximadamente a 245 km de la capital de La Rioja y a unos 40 km de Chilecito. Por el momento, nadie se quiere jugar con meter a los mineros. Ante el rumor, nosotros reforzamos el corte y el curita de la iglesia está alertado para hacer sonar las campanas.

nota:
[1] Conversación telefónica. Realizada el 5 de enero.

CAPÍTULO 2

2 Torturas en Formosa

El 9 de enero, en el municipio de Gral. Manuel Belgrano, departamento Patiño, efectivos de la UEAR (Unidad Especial de Asuntos Rurales) de la Policía de la provincia de Formosa allanan el campo de Ermindo Penayo (40), sobre quien pesa una denuncia penal por abigeato presentada por una empresa ganadera local. El integrante del MOCAFOR (Movimiento Campesino de Formosa) es privado de su libertad durante 48 horas y sometido a vejaciones y torturas.

[Entrevista con Benigno López (37), portavoz del MOCAFOR].1

Op.—¿Cómo se produce el allanamiento en el campo de los Penayo? ¿Qué sucede hasta el momento en que Ermindo y su hermano Marcial (44) quedan detenidos?

López.—Ellos encuentran, en dos grupos separados, a personas que estaban caminando por el campo vestidas de civil. Previo a esto habían encontrado huellas de personas que andaban transitando el campo a caballo y a pie; pensaron que se trataba de algún cazador. Cuando preguntan quiénes son se identifican como policías de la UEAR. Ahí los empiezan a presionar y los conducen hasta un lugar donde encontraron dos cueros de vacuno de una sociedad anónima de la zona. Luego los empiezan a apretar para que “se hagan cargo”. Ante la negativa, los conducen hasta el puesto de ellos, a unos metros, y ahí los vuelven a presionar. Acusaban a los Penayo de cuatreros. El que se identifica como subcomisario Bernal les dice que la UEAR no necesita orden judicial y que si no se hacen cargo los van a golpear a matar.

Op.—En ese momento comienzan a pegarles...

López.—Sí, los separan unos 70 metros a uno del otro y, de forma sorpresiva, se lanzan tres efectivos sobre cada uno de ellos y empiezan a golpearlos. En simultáneo los golpearon, pero en dos lugares diferentes. Parece que les iba a ser difícil manejar a los dos y entonces deciden golpear principalmente a Ermindo.

Op.—Luego de trasladarlos a un puesto de vigilancia policial abordo de una camioneta Toyota “Hilux”, conducida por un empleado del establecimiento ganadero “Pértigo Roto”, Marcial finalmente es liberado y a Ermindo se lo llevan en un utilitario Ford “EcoSport”. ¿Qué ocurrió después con el menor de los Penayo?

López.—A Ermindo lo siguen golpeando cerca de un arroyo, en la ruta provincial 23 (RP 23), que se llama Pilagás. Lo bajan, lo cuelgan de un árbol y lo siguen golpeando. Según el testimonio de Ermindo, él queda inconsciente. Recuerda que volvió a tomar conciencia estando en el suelo; una vez que se recupera, lo vuelven a golpear insistiendo con que eran cuatreros y que tienen que declarar que roban. Ermindo cuenta que siempre se negó; de ahí lo levantan y le dicen: “Si acá no dijiste la verdad te vamos a ahogar en el estero Pylá”, cercano a la localidad de Palo Santo, por la RP 23. No lo hacen, pero cerca de Palo Santo, en la ruta nacional 81, lo lavan, porque Ermindo estaba ensangrentado.

Op.—Antes de llegar a Palo Santo lo mueven a un hospital local...

López.—Sí, los que lo habían torturado hablan con una doctora y le piden que haga un informe médico. Los policías que intervinieron en el caso no son de la jurisdicción que corresponde; lo llevaron a una comisaría fuera de jurisdicción. La abogada de la familia pide que lo trasladen a Gral. Belgrano, acorde al domicilio de la familia, y que le den su libertad, porque por más que esté acusado de abigeato no tiene ningún antecedente.

Op.—¿Ya en la comisaría de Palo Santo Ermindo es drogado? ¿Cuándo logra recuperar su libertad?

López.—Él no sabe de qué se trata porque estaba muy dolorido y, evidentemente, perdió la conciencia en el calabozo. Los presos que compartían la celda pidieron que lo saquen porque lo escuchaban muy mal. Lo que él vio es que una persona, que puede haber sido un enfermero, le aplica tres inyecciones, pero no sabe bien de qué se trata. Después de insistirle con firmar una declaración, cree que se durmió totalmente; despierta ya al otro día. El mismo subcomisario lo traslada nuevamente en un vehículo particular, con el cual lo habían detenido, hasta el puesto de vigilancia de “El Resguardo”. Con la Ford “EcoSport”, el subcomisario lo trae hasta la comisaría de Gral. Belgrano, donde lo llevan al hospital e inmediatamente recupera su libertad.

Op.—¿Por qué Ermindo, residente en la localidad de Gral. Belgrano, es sometido en la comisaría de Palo Santo y juzgado por un magistrado de la ciudad de Clorinda?

López.—¿Por qué lo hacen? Este operativo es ilegal; en Formosa esto no es muy extraño. La familia Penayo es perseguida porque tiene un pedazo de tierra que está defendiendo en la Justicia y que algunas empresas vendieron con ellos adentro. Desde que ellos se negaron a salir de esa tierra empezó todo tipo de persecución contra esta familia. Por lo tanto, este operativo policial es probable que tenga algún aval político y dirección de empresas interesadas en desalojar a los Penayo.

Op.—¿Cómo se inicia el conflicto con los ganaderos de “Pértigo Roto”? ¿Son los Penayo legítimos dueños de esas tierras?

López.—La tierra de los Penayo es fértil, monte, unas 600 hectáreas. El padre las adquiere en la década del 50. Después vino la intervención del gobierno militar y la mayor parte de los expedientes de la tierra desaparecieron del Instituto de Colonización y Tierras Fiscales de la provincia de Formosa. Las empresas que compraron esas tierras iniciaron juicio de desalojo. Ellos apelaron y ahora siguen defendiendo sus derechos: cuentan con un montón de documentación y testigos que avalan que esa tierra es de la familia Penayo. Hay varias sociedades anónimas nuevas en la zona... Corre la versión de que “Pértigo Roto” pierde cierta cantidad de ganado vacuno. Ellos no tenían conflicto con ese establecimiento; aparentemente esto fue fabricado. No había razón de conflicto, no había ninguna desconfianza; no pensaban que los acusarían a ellos.

Op.—¿En qué estado físico se presentó Ermindo en el juzgado? ¿Hay alguna denuncia formal contra la comisión policial que intervino en las torturas?

López.—Los muchachos están muy mal; nosotros los estamos acompañando. La abogada le dijo que no va a hacer la denuncia por torturas porque ella no quiere tener una disputa judicial con efectivos de la Policía provincial: son instituciones muy pesadas. Cuando Ermindo fue al juzgado tenía huellas... Nosotros estuvimos reunidos y pude ver los rastros: la garganta hinchada, la cara toda hinchada. Ahora se asusta mucho, le cuesta dormir; quedó muy mal por los golpes que recibió.

Op.—¿Y cuál es tu interpretación sobre estas operaciones ilegales?

López.—No es el primer caso, sino que es algo que se repite. En Formosa cada día tienen más presencia, más tierra y poder las corporaciones. Un montón de cosas hacen suponer que acá hay un acuerdo entre empresas privadas, interesadas en la tierra, que contaron con la complicidad y voluntad de algunos miembros de la Policía de la provincia. Lamentablemente, la institución policial salió a desmentirnos. Acá claramente hay una complicidad de empresas privadas con algunos miembros de la UEAR para darle una paliza a los Penayo y que, según el vocabulario que usan acá, “se dejen de joder con el tema de la tierra”. Ermindo es un amigo, un compañero que participa y que se ganó el respeto del resto del movimiento.

nota:
[1] Conversación telefónica. Realizada el 19 de enero.

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