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La pelea por el salario como eje de las luchas populares
Por PRML - Wednesday, Feb. 20, 2013 at 2:57 PM

El año 2013, a tan sólo cuarenta y cinco días de comenzado, se presenta como un período cargado de definiciones. La economía envía señales inequívocas de estancamiento y cierto descontrol. Recrudece la inflación, suben las tarifas e impuestos, el crecimiento del PBI en el 2012 fue menor al 2%, no se recuperan las reservas a pesar de ‘cepos’ y controles, desapareció el superávit fiscal (las arcas provinciales, sin excepción, están en rojo). Los salarios pierden poder de compra, el empleo no crece y aumenta la precariedad laboral. Todo indica que la economía entró en un nuevo ajuste. La política decidirá quienes lo pagarán: los trabajadores o los monopolios, banqueros y multinacionales.

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La primera barricada: la lucha por el salario

El gobierno de Cristina Kirchner ya decidió que no serán los monopolios, banqueros y multinacionales quienes paguen los platos rotos.
Así quedó de manifiesto en dos gestos: la suba de un 20% al mínimo no imponible a las ganancias de la cuarta categoría y la negativa de Trabajo a convalidar un acuerdo en la paritaria de los bancarios por un aumento salarial superior el 20%, en línea con el ofrecimiento del 17% que Educación hizo a los docentes nacionales, para padecimiento de la oficialista
CTERA.
Como si los salarios fueran la causa de la inflación, el gobierno nacional reitera el intento por imponer tope a las paritarias. Anuncia un congelamiento de precios, confirmando en los hechos las mentiras del Indec, y desconociendo que estuvo precedido por la formación de un ‘colchón’ a lo largo de diciembre y enero.
La validez del congelamiento es tan sólo por 60 días y llega en un momento en que el consumo muestra señales de retroceso por la caída del salario. En cambio, se niega a firmar acuerdos paritarios por lapsos menores a un año.
La maniobra queda así expuesta, tanto la suba del mínimo no imponible por un valor equivalente a un tercio de la inflación pasada desde la última suba, como el congelamiento de precios intentan generar un escenario que presione a la baja las demandas salariales en paritarias.
No entra en los planes del gobierno nacional avanzar con una reforma tributaria que grave la renta financiera o aumente las retenciones a las exportaciones mineras o a las cerealeras, entre otros. Así lo expresó con claridad el vocero oficioso del cristinismo, H. Verbitsky, en su nota de Página 12 (del 3/02/13), tras enumerar las ‘dificultades’ que ello implicaría, los intentos fallidos en el mundo y la manifestación de algunas posibles ‘rebeldías’ lo que
“provocaría un incendio peor que el de 2008”.
Verbigracia: pagan los trabajadores, que si protestan se las arreglan con el comandante Berni.
Por eso, en la lucha por el bienestar popular, la batalla para quebrar los bretes del gobierno nacional y por un salario acorde a la canasta familiar es la primera.

Los monopolios a salvo del ajuste

Desde la estatización parcial de YPF, los combustibles subieron un 25% en sintonía con la inflación del ‘supermercado’. Es la vía elegida para recomponer la caja de una empresa vaciada por la Repsol bajo la atenta mirada de Eskenazi y los Kirchner. Por otra vía, les reconocen aumentos a las petroleras como Bridas
(casi les duplicaron los valores del gas y el barril de petróleo) y le entregan la explotación de yacimientos de Vaca Muerta, acceso sin límites al dólar a cambio oficial, libre disponibilidad de utilidades e incluso se resigna la soberanía en litigios judiciales. A las empresas
mineras se les autorizó a girar utilidades a sus
casas matrices en el exterior.
Por otro lado, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, confirmó la tendencia a acelerar la devaluación del peso, tratando de recomponer las reservas del Banco Central y cediendo a las presiones monopólicas. En la práctica, una devaluación se traduce en salarios más bajos (medidos en dólares) y alimentos más caros, es decir, monopolios contentos
y con sus superganancias a resguardo.
Además se promueven millonarios emprendimientos que benefician y ponen recursos naturales claves en manos de grandes empresas de adentro y afuera, mientras, servicios esenciales como los trenes o la salud siguen atados con alambre, a pesar de anuncios aparatosos y efectistas.
En síntesis, ajuste a los de abajo, beneficios a las grandes patronales. Lejos de la inclusión,
se consolida un modelo de entrega y desigualdad social.

Sube la temperatura política

El 2013 se perfila como un año decisivo para las disputas por arriba. Más de un proyecto político juega su suerte futura.
El kirchnerismo debe resolver la sucesión de Cristina Fernández o forzar políticamente su reelección. No alcanza con ganar nuevamente las elecciones, deberá hacerlo por un amplio margen.
La derecha en la oposición, principalmente el peronismo anti K y el macrismo, con viejas y
reaccionarias recetas deambula por la política
dependiendo más de los errores del gobierno de CFK que de su propuesta. Pueden trabar, bloquear pero están lejos de definir el rumbo.
La centroizquierda no puede con su tibieza y sus vacilaciones. Pretende acumular fuerzas concentrada en el juego electoralero y alejada de los escenarios calientes.
Con todo, la facción kirchnerista de la gran burguesía argentina es la única que aparece con aptitud para garantizar la estabilidad política del régimen, apoyada en su supremacía electoral. Esta condición es un rasgo de su fortaleza relativa y sostiene su cohesión interna. En cambio, su naturaleza falsamente progresista y una movilización obrera y popular persistente y autónoma hace precaria y volátil esa ventaja.

El camino de los de abajo

Si el anuncio de la suba del 20% al mínimo no imponible no pudo ser defendido ni por las CGT y CTA oficialistas, no menos sorprendente fue la reacción ‘burocrática’ de las centrales opositoras, no sólo por lo miserable de la cifra sino porque apunta a condicionar las discusiones paritarias libres. Antes que la defensa
del salario prevalecieron las especulaciones y apuestas electorales. Esta conducta desalienta la lucha, desanda el camino del paro del 20 de noviembre.
Mientras tanto crece el descontento entre los
trabajadores, hoy la canasta básica familiar supera los 7.500 pesos, menos compañeros cobran la asignación por hijo cada año, los planes y cooperativas tienen sus subsidios congelados, mientras tasas e impuestos se
pagan con aumento, al igual que el transporte. De lo que se trata es de organizar el descontento y transformarlo en movilización y marchar hacia un paro activo y piquetero.
Los hechos cada día que pasa desnudan las mentiras de la política kirchnerista y les dan la razón a los trabajadores que luchan.
La acción de masas en calles, aulas, fábricas y rutas es el escenario más temido por la gran burguesía, porque debilita y expone la hipocresía de un régimen político tutelado por los grandes grupos económicos y fuente de enriquecimiento de unos pocos.
Este escenario y no otro es el que sellará la unidad del combativismo, la izquierda y los que luchan, con los trabajadores como eje, única garantía para que las luchas vayan a fondo.
Nuestro partido ratifica el punto de vista que, hoy, la defensa de los intereses populares viene de la mano de la lucha popular, de la unidad en la movilización y no del discurso o de la acción parlamentaria.
El camino de la movilización callejera y la rebelión popular, es el único para alumbrar un gobierno verdaderamente popular y verdaderamente democrático. Aquí debemos concentrar nuestros mayores esfuerzos intelectuales y materiales. Es nuestra experiencia pero es también la que vemos crecer en un mundo capitalista en crisis.

PRML

PARTIDO REVOLUCIONARIO MARXISTA LENINISTA

http://www.prmlargentina.org

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