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Nuevo comunicado por la Revolución Integral
Por Enric Duran [Desde la desobediencia] - Saturday, Feb. 23, 2013 at 1:46 PM

El desarraigo que sufrimos como especie, inherente a las dinámicas de este sistema, no tiene precedente conocido. La colonización de nuestras vidas va más allá de lo que se simplifica como crisis económica, ya que se trata de una crisis que afecta a todos los ámbitos, que nos hace olvidar los valores y perder las habilidades básicas para la vida y la convivencia .

Mientras se degradan duramente los derechos sociales y económicos-conseguidos durante décadas de luchas-, la deshumanización potenciada por el fomento del individualismo y la superficialidad, junto con el control social ejercido por el Estado a través de la represión, el asistencialismo, la desinformación y la educación autoritaria, están destruyendo nuestra capacidad de reflexionar, actuar y amar la vida misma. Agoniza lo que se ha llamado "la esencia concreta humana".

Para no perder esta esencia se hace imprescindible una reconstrucción consciente, tanto a nivel individual como colectivo, que será el primer paso para lograr el renacimiento de lo que ya está putrefacto en este sistema y en nuestra propia persona.

La toma de conciencia, que comienza a hacerse patente en la actualidad, va acompañada de una ruptura radical con las necesidades impuestas, materiales o no; simplicidad voluntaria, pero sin limitaciones en la abundancia de lo que es fundamental, en el fluir de los sentimientos, la vida alegre y el vivir bien. Para ello, estamos aprendiendo a autogestionar en colectivo los recursos que nos permitirán abastecernos dignamente de lo que de verdad necesitamos, con la construcción de formas de vida que tienen como sustrato básico el apoyo mutuo en redes de confianza.

Al mismo tiempo, tenemos que romper la verticalidad que sustenta esta sociedad, y no será posible hacerlo desde la pasividad porque la violencia estructural del sistema de dominación requiere de una respuesta vivencial y organizada desde la base, con proyectos horizontales de acción política y emancipación ideológica. Ya no se trata de estar a la derecha o a la izquierda, ni siquiera se trata de quién está abajo y quién está arriba, se trata de salir juntas, todas las que queramos de manera organizada, hacia otro sistema que ponga en valor los bienes comunes y relacionales, la cooperación, la reciprocidad, la mutualidad y la multiculturalidad, asumiendo los límites de la Tierra y centrándonos en el cuidado de ésta como hogar común.

Toda esta evolución hacia la liberación y la reconstrucción del sujeto colectivo y de las condiciones de nuestra existencia es lo que llamamos Revolución Integral. Un proceso de construcción desde la autogestión que se basa en la autonomía y la abolición de las formas de dominación vigentes: los estados, el capitalismo y todo lo que interfiere negativamente en las relaciones humanas y en la relación con la naturaleza. La Revolución Integral implica una acción consciente para mejorar y recuperar las cualidades y valores de la vida en común y, al mismo tiempo, la construcción de nuevas formas organizativas que garanticen igualdad de decisión y equidad en la cobertura de las necesidades vitales.

La Revolución de los que viven cada día como sienten, de las que rehacen paso a paso, los lazos de comunidad entre vecinos, de las que no se meten ni abajo ni arriba, de las que escuchan, de las que ríen, de las que bailan, los que saben dar una segunda oportunidad, de las que saben cuándo deben saltar incluso sus propias normas, los que no tienen miedo. los que confían, de las que aman, ... Todas estas personas ya están haciendo la Revolución Integral

Muchos individuos y colectivos ya hace tiempo que están en este camino. Incluso, hay generaciones nacidas en el seno de sociedades libres y autónomas, fuera del alcance de las garras autoritarias de todos los sistemas conocidos. Un ejemplo son los pueblos originarios que resisten con la conciencia de que sus actos no sólo repercuten en el ahora y el aquí, sino que han de cuidarse de todo aquello que permite la vida como bien común. Son los más radicales anticapitalistas, muchas veces sin saberlo, sin ponerse ningun anti que los referencie a otra cosa. Los y las que estamos viviendo en el llamado Occidente, también podemos retomar la construcción continua de la identidad colectiva y la acción directa en el ejercicio de los propios derechos, sin pedir permisos a ninguna autoridad fuera del proceso asambleario local, porque nosotros tenemos igualmente la capacidad de recuperar la identidad de nuestros pueblos, de vincularnos con los elementos del entorno y de recuperar los saberes ancestrales que combinados con la inteligencia colectiva nos dan las herramientas para la Revolución Integral.

Mientras vivimos este nuevo mundo que estamos construyendo, debemos tener en cuenta las interferencias que provocan los intentos de coerción y asimilación de los estados, sin que ello centre toda nuestra atención e intención. Quizá sería el mayor acto revolucionario prescindir de todos ellos y dejar los dueños sin esclavos, pero como los del poder no prescinden de nosotros, no nos queda otra sino desobedecer; nos ataca por la normalidad con la que desacatar la autoridad, ya sea judicial, sanitaria, intelectual, cultural, económica o política.

Es por eso que optamos por la Desobediencia Integral como condición necesaria para continuar construyendo.

Para facilitar la comprensión sobre este término, introduciremos el concepto de «contrato social». El contrato social es un concepto filosófico y político en el que se sustentan las bases de la vinculación de un individuo a una sociedad.

La Desobediencia Integral implica romper el contrato social con el Estado del territorio donde se vive, para poder realizar un nuevo contrato social con una comunidad con la que el individuo se siente realmente vinculado.

En el marco del proceso de Revolución Integral surgen nuevas comunidades de referencia donde las personas ahi somos acogidas y podemos participar activamente del proceso de definición de derechos y deberes propios de este contrato social que hace posible vivir en sociedad. Una comunidad rural autogestionada, una zona autónoma o una cooperativa integral serían tres ejemplos de estas nuevas instituciones con las que elegimos hacer este nuevo contrato social. En lugar de delegar el depósito de soberanía a una supuesta democracia parlamentaria, participamos directamente de las decisiones a través de una verdadera democracia asamblearia. Cuando pasamos de un contrato implícito, que realmente no hemos firmado, a un contrato explícito estamos haciendo un salto de empoderamiento para vivir en sociedad sea también vivir en libertad. En este marco, podemos elegir igualmente ser parte al mismo tiempo de varias comunidades, entre las que repartimos nuestra participación y compromiso; desde la más vivencial y pequeña, a la más estructurada y amplia, algunas se pueden complementar porque ninguna es totalitaria, como si lo es el Estado, y por tanto ninguna pretende controlar todas las esferas del individuo sino sólo aportarle aquellos ámbitos en los que cada persona decida vincularse a ella.

Las asambleas locales, que tratan de ser cada vez asambleas más constructivas, espacios autogestionados para cubrir necesidades comunitarias, y las cooperativas integrales que se están haciendo realidad día a día, son algunos de los exponentes de la Revolución Integral, ejemplos mucho más merecedores del depósito de la soberanía popular de personas que participamos diariamente en la política desde los movimientos asamblearios que las instituciones supuestamente democráticas del Estado. Cuando hacemos desobediencia Integral estamos desmontando la legitimidad del sistema del estado capitalista y aportamos nuestra participación legitimadora a un sistema nuevo.

A partir del contexto expresado, no es nuestra estrategia a largo plazo la mejora de la sociedad desde dentro por vías institucionales o reivindicativas, ni a través de reformas, acciones de lobbies, etc ... De hecho, la regresión en derechos sociales que se vive este último quinquenio, nos demuestra que lo que puede costar décadas de conseguir por la vía de la lucha y de las movilizaciones sociales, el sistema capitalista es capaz de desmontar en una sola legislatura.

Sin embargo, reconocemos el valor de denuncia, concienciación, dignidad y empoderamiento social que significan los procesos de movilización que se viven de manera ilusionante, seria y persistente, y las victorias a corto plazo que se pueden conseguir por esta vía, no dejan de ser importantes. Son un vivo ejemplo de actualidad la lucha encarnizada por la defensa del derecho a la vivienda de la Plataforma de afectados por la Hipoteca (PAH)-que movilizó cientos de miles de personas el pasado 16F para defender una ILP con 1.402 .854 firmas-y la Marea Ciudadana que el 23F, al día siguiente que se publica este comunicado, vivirán una movilización importante bajo el lema: «Marea Ciudadana contra los recortes y por una verdadera democracia».

«Nunca se debe dudar que un pequeño grupo de personas puede cambiar el mundo»

Quizás os viene a la cabeza la idea de que somos minoría en la sociedad las personas que estamos dispuestas a asumir estos valores de transformación integral en nuestras vidas. Podríamos llegar a la conclusión de que aproximadamente un 1% de Cataluña participa activamente en alguna iniciativa autogestionaria, y que entre un 5 o un 10% está directamente afín, aunque no participe o sólo lo haya hecho esporádicamente. Si hubiéramos estado pensando en esto hace 15 años, cuando no existían casi cooperativas de consumo, ni centros sociales autogestionados, ni redes de intercambio, ni guarderías libres, ni mucho menos el planteamiento de llevar a cabo cooperativas integrales, deberíamos concluir seguramente que el número de participantes era al menos 10 veces menor, pero sin el esfuerzo de aquella pequeña minoría ahora estaríamos muy lejos de donde estamos.

Si continuamos esta progresión el 10% de la población participará activamente en 2028 y al menos el 50% estará afín directamente y / o habrá participado en algún momento de su vida.

Más vale una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila

Ahora mismo no es el hecho de ser minoría, ni el dinero, ni la cárcel, ni la policía, lo que nos debe dar miedo, lo que nos debe dar miedo es el propio miedo, porque es lo único que realmente nos separa del empoderamiento que necesitamos para recuperar el control de nuestras vidas y permitirnos construir la sociedad que queremos. Así pues, compañeros, compañeras, os pedimos que superen sus miedos.

No hay seguridad a corto plazo que pueda ser excusa para dejar para después el compromiso para otra sociedad. Lo que está en juego es el compromiso con nosotros mismos para vivir de la manera como queremos vivir y sentirnos bien así.

Salir a la calle hasta agotarnos no es suficiente. Podemos ir más allá. Podemos desobedecer cualquier autoridad impuesta, podemos dejar de comprar a las multinacionales y hacerlo en comercio local, directo, podemos autoabastecernos, hacer intercambios; podemos usar monedas sociales. Podemos transformar nuestras relaciones personales. Podemos dejar de aceptar discriminaciones de ningún tipo ... Sean cuales sean nuestras cadenas, podemos romperlas.

No basta con la indignación y sólo el compromiso revolucionario que vaya acompañado de una actitud de Desobediencia Integral respecto del poder legal-político-financiero, podrá llevarnos a conseguir los cambios que queremos ver en el mundo.

Enric Duran.

Desde la desobediencia, 22/2/2013

Traducido del original por Bitácoras del Caracol,
Bloque internacional por la Revolución Integral

http://enricduran.cat/es/generalitzem-la-desobediencia-extenem-la-revolucio-integral-crida-a-laccio/

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