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Una aproximación crítica al luctuoso suceso protagonizado por el hijo de Aliverti
Por (reenvio) Juan del Sur - Sunday, Feb. 24, 2013 at 7:31 PM

Para que pueda entenderse la intención de las líneas que siguen, adelanto estas aclaraciones:

a) Repudio los giros políticos de Aliverti, tan indecentes, por ejemplo, como el vaivén de las posturas del PC respecto de Hitler al compás de sus componendas con Stalin.

b) Además, considero nefasto al gobierno actual de la Argentina, especialmente para los trabajadores y los excluidos. No tengo deseo alguno de defenderlo, ni tampoco a sus plumíferos y amanuenses.

c) Tampoco estoy negando las responsabilidades específicas que pudiera tener el hijo de Aliverti (alcoholemia, mala maniobra, etcétera).

d) Las líneas que siguen expresan algunas nociones generales —en parte ajustadas a las características, hasta donde estas se conocen, del episodio en cuestión— que para mí son válidas, además de aventurar qué haría yo en una situación como la que estuvo el joven García.

1. Los signos vitales no son inequívocos, palmarios. Por ello, muchas veces los médicos dan por muerta a una persona que no lo estaba. Hasta a un profesional de la medicina le resulta difícil declarar la muerte de una persona mediante una revisión superficial, si no se observan signos cadavéricos inequívocos o heridas mortales. La escena —repetida mil veces en las películas— en la cual alguien le posa los dedos durante dos segundos en la yugular a un caído y dictamina que está muerto no tiene respaldo clínico: forma parte del propósito de embrutecimiento que guía la mayoría de las producciones fílmicas y televisivas.

2. Yo conozco la ubicación de pocos hospitales del conurbano: el Fiorito, el Posadas y alguno más. Pero si estuviera a veinte cuadras de ellos me costaría mucho encontrarlos.

3. Bajar de la autopista con un accidentado en el auto y echarme a andar por calles ignotas buscando un hospital es lo último que haría.

4. No conduciría por calles barriales con una persona incrustada en el parabrisas y a medias tumbada en el capó. Sería para sumar conflictos.

5. Una persona atropellada por un vehículo tiene, probablemente, fracturas y lesiones que exigen que se la manipule con conocimientos médicos. Si atropellé a alguien y quedó encajado en el parabrisas de modo firme, tal que no se puede caer del automóvil en marcha, no lo tocaría e iría al lugar más cercano donde pudiera preverse que obtendré ayuda adecuada.

6. Llamar a la ambulancia desde un lugar impreciso de una autopista es exponerse a una demora incierta: primero, por la tardanza propia de las ambulancias; segundo porque no es fácil ubicar el lugar exacto, y tercero, porque si viene por la mano contraria no hay paso inmediato para que llegue junto al accidentado con prontitud. En los peajes sí existen esas facilidades, además de que tienen una ubicación precisa.

http://www.juan-del-sur.blogspot.com

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Ademas
Por AD - Monday, Feb. 25, 2013 at 1:05 PM

Creo que se podría ser más ampliamente crítico en el análisis.

Para quienes ignoramos la información manejan los expertos forenses, cabe estimar que para que un ciclista atraviese el parabrisas de un auto (que es tan difícil de romper y astillar), debe chocar frontalmente con él. Esto conduce a preguntarse por qué carril y en qué dirección iban tanto el auto como el ciclista pero, sobre todo, a preguntarse cómo pueden haber ido en direcciones contrarias por el mismo carril. O, en otro caso, qué explicaciones alternativas puede haber de que el cuerpo del ciclista haya quedado incrustado de una manera tan improbable (lo "normal" sería que un choque de esta clase haga volar al ciclista por el aire, lejos del auto).

Debería reflexionarse también sobre lo siguiente: un choque tan frontal implica que automovilista y ciclista no se vieron el uno al otro con tiempo suficiente para la más mínima maniobra (cabe estimar que cualquier desviación lateral de una o ambas trayectorias hubiera vuelto improbable la incrustación del ciclista en el parabrisas). Entonces, viene la siguiente pregunta: ¿Cómo es que no se vieron? ¿García iba sin luces... ¡por una autopista!? ¿El clclista iba sin balizas?!

También surge la cuestión sobre qué normas (si las hay) están implementadas para la seguridad de los ciclistas en autopistas y rutas, que generalmente son trabajadores yendo a o volviendo de su lugar de trabajo (y que dejan un tendal de víctimas cuyo número sería interesante conocer).

Naturalmente, habiendo quedado incrustado el cuerpo del ciclista en el parabrisas del auto de García, es correcta la opinión de J. del S.: lo que hizo el automovilista fue lo más adecuado a partir del hecho extraordinario de que el cuerpo del ciclista no haya quedado tendido en el esfalto sino incrustado en el automóvil con que chocó.
Pero, como acabo de señalar, hay muchas cosas más que preguntarse.

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