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La única verdad es la necesidad
Por Germán Mangione - Sunday, Mar. 10, 2013 at 4:36 AM

SURsuelo (Febrero 2013)

La reciente victoria de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la Argentina en las negociaciones paritarias con las empresas del sector, que incluyeron paros y cese de actividades, marcan un nuevo mapa de conflictos salariales de cara al 2013.

Con la presión del Ministerio de Trabajo de mantener topes en los aumentos de los salarios del 20% como telón de fondo, el 25% de aumento de los aceiteros mueve las fichas de un tablero que promete turbulencias.

En el cordón industrial del Gran Rosario, dominado por la actividad de las empresas cerealeras y aceiteras del polo agroexportador, la discusión salarial de los aceiteros sirvió siempre como termómetro de la puja distributiva que luego el resto de los gremios mantiene con las patronales.

Y es por eso que, tal vez, el acuerdo al que arribaron en diciembre las grandes multinacionales del sector asentadas en San Lorenzo y Puerto San Martín con el SOEA (Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros), dirigido por Pablo Reguera, que elevaba los sueldos en un 19,5% había generado cierta tranquilidad en las empresas y en el Ministerio de Trabajo de la Nación, quienes impulsaban los topes del 20%.

"Con la presión del Ministerio de Trabajo de mantener topes en los aumentos de los salarios del 20% como telón de fondo, el 25% de aumento de los aceiteros mueve las fichas de un tablero que promete turbulencias"

El acuerdo llevó el sueldo mínimo del sector a 7.170 pesos e incluyó el incremento del adicional por presentismo, que en el caso de la categoría más baja de la actividad trepará a 700 pesos. El aumento se efectivizó en un solo tramo a partir del  1° de enero y también se aplicó sobre los adicionales del convenio, como la gratificación de fin de año. Con la mejora, el sueldo básico de los operarios aceiteros de Puerto San Martín y San Lorenzo alcanzará los 7.170 pesos.

Reguera argumentó en favor del acuerdo (que los demás sectores obreros señalan como muy magro en relación a las necesidades de los trabajadores) con fundamentos muy similares a los que esgrimieron en las discusiones las empresas y en los discursos la presidenta: que varias empresas oleaginosas tuvieron una reducción de actividad, algunas están directamente paradas y otras a media máquina, por lo que no se podía pretender más. Además, esgrimió que se intentará cambiar la fecha en que se discutan futuras paritarias. Pero tendrá que explicarle a sus representados, después de la victoria de la Federación, por qué aseguró allá por diciembre que el Ministerio de Trabajo no homologaría aumentos mayores.

"Con la mejora, el sueldo básico de los operarios aceiteros de Puerto San Martín y San Lorenzo alcanzará los 7.170 pesos"


El sindicato que dirige Reguera, que agrupa a 3.200 de los 4.300 trabajadores de la actividad, no es el único protagonista de esta discusión. Otros 15 mil trabajadores aceiteros se encuentran encuadrados en la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la Argentina, organización que exigió un mínimo del 25%, más participación en las ganancias.

La Federación emitió un comunicado a principios de este año al comenzar las discusiones en el que  advierte “que está en curso una maniobra destinada a impedir la libre negociación colectiva, limitando los aumentos salariales”. Y aseguran que los dirigentes del Sindicato de Aceiteros de San Lorenzo, que no está en la Federación, aceptaron el 19,5% “presionados” por el Ministerio de Trabajo. Esta política de topes quedó explícita en la reunión que a mediados de diciembre mantuvo el secretario de Comercio Guillermo Moreno con la participación de gran parte del empresariado y de las centrales obreras cercanas al gobierno (como la liderada por el metalúrgico Caló).

Allí también se dejaron entrever algunas medidas compensatorias para tratar de que los reclamos salariales no superaran ese porcentaje. Algunas ya se pusieron en práctica, como las que anunció la presidenta Cristina Fernández de Kirchner referidas al aumento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, rechazado por insuficiente y “engañoso” por las centrales dirigidas por Hugo Moyano y Pablo Michelli, o el control de precios que pretende extenderse hasta el fin de las paritarias como parche a la inflación.

"Otros 15 mil trabajadores aceiteros se encuentran encuadrados en la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la Argentina, organización que exigió un mínimo del 25%, más participación en las ganancias"

Durante las discusiones paritarias que se arrastran desde diciembre y que incluyeron paros que detuvieron la actividad en gran parte del polo agroexportador, desde la Federación aseguraron que, con el respaldo de buenas utilidades, los empresarios estaban dispuestos a dar más de ese 20% para evitar los conflictos, pero recibieron directivas del Ministerio de Trabajo de firmar por debajo del 20%. Ganancias que ratifican las estadísticas que dan cuenta de que Cargill, Dreyfus, Bunge, Nidera, Molinos Río de la Plata, Toepffer, Noble, Aceitera General Deheza, Vicentín y ACA tuvieron una facturación total en 2011 de 139.091 millones de pesos, alrededor de 23 mil millones de dólares.  Ganancias que poco tienen que ver con el mínimo costo laboral estimado en el 1,94% de sus ganancias.

La única verdad…

El reclamo de la Federación de un 25% de aumento estuvo sustentado en estudios que realizó la Facultad de Economía de la Universidad Nacional de Rosario por el cual, en proyección, el salario mínimo, vital y móvil debe aumentar entre un 22 y un 25% para lograr recomponerse de los zarpasos que le asesta mes a mes el proceso inflacionario.

En el comunicado, la central obrera apunta: “Ratificamos que lo que se pone en juego es el principio rector de esta organización que es la defensa del salario mínimo, vital y móvil conforme a su definición, la que textualmente dice que es ‘la menor renumeración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión’”. (Art. 14 bis CN - Art. 116 LCT).

En conversación con el portal de noticias INDYMEDIA, Rosario Adrián Dávalos, secretario general del Sindicato Aceitero de Rosario y secretario general adjunto de la Federación Aceitera, aseguró que “ha sido un acuerdo satisfactorio. Hemos alcanzado una vez más el principio rector de esta organización que es el salario mínimo y vital en su primera categoría. Y, además, comenzar a revertir el achatamiento de las categorías superiores para alcanzar el coeficiente histórico. El acuerdo alcanza desde la primera categoría, que va de un aumento del 22 a un 25% en la categoría superior, basándolo en valores de 7.564 pesos para la primera categoría y 9.716 pesos para la máxima categoría. Además de esto, se ha conseguido un premio en concepto de reparto de ganancias de 5.850 pesos para todos los trabajadores. Entonces si uno promedia el premio, estamos hablando de un aumento de 1.800 pesos para la menor categoría y hasta 3.000 pesos para los trabajadores de la máxima categoría, sin antigüedad, por supuesto”.

La pelea que se viene


Por otro lado, la lucha de los aceiteros que incluyó un fuerte paro con “hechos históricos” como el de las plantas del norte de Santa Fe, donde los trabajadores hicieron asamblea y pararon por primera vez, avizora un mapa de conflictos gremiales que amenaza con repetirse a lo largo y ancho del país.

Para la zona del Gran Rosario, el próximo round parece estar dado por la discusión nuevamente del Convenio Oleaginoso Portuario Agroexportador (COPA), acuerdo impulsado por la CGT San Lorenzo para un sueldo mínimo a todos los trabajadores del complejo, que tuvo que ser reconocido por el Ministerio de Trabajo y ya va por su tercer año de implementación. Con un piso salarial de 5.800 pesos conseguido el año pasado en base a paros y conciliaciones obligatorias, el secretario general de la central sanlorencina, Edgardo Quiroga, antes de su reciente alejamiento “por cuestiones de salud”, planteó un piso de discusión de 8.000 pesos de básico para todos los trabajadores del complejo agroexportador.

"El secretario general de la central sanlorencina, Edgardo Quiroga, antes de su reciente alejamiento “por cuestiones de salud”, planteó un piso de discusión de 8.000 pesos de básico para todos los trabajadores del complejo agroexportador"

La puja distributiva tiene, en este sentido, un rol clave no sólo en lo sindical, sino también en lo político. Con un Estado que viene demostrando que su única intervención posible es poner techo a los reclamos de los trabajadores,  actuando en sociedad con las patronales de las multinacionales del sector y los gremios “cercanos”, lo que está en jaque es el relato discursivo de la distribución de la riqueza y la capacidad cada vez menor del gobierno de disciplinar a los trabajadores de acuerdo a su conveniencia. Con centrales obreras atomizadas y divididas por la explícita mano oficial, esta victoria de los aceiteros se posiciona como un faro para el resto de los sindicatos. Un camino a seguir para conseguir lo que se necesita.

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