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Al respecto de la designación de Bergoglio como Papa
Por Periódico El Roble -
Sunday, Mar. 17, 2013 at 10:42 PM
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Desde el punto de vista de nuestra clase, de los trabajadores, que un argentino sea designado Papa no debería ser causa particular de alegría. La Iglesia Católica de nuestro país, aliada de los empresarios, se verá fortalecida. La religiosidad de las masas y con ella las concepciones de conciliación entre clases, también.
Por Javier Villalba
La Iglesia Católica es una institución que ha sabido adaptarse a lo largo de su historia a fin de sostener y ampliar su poder sobre la consciencia, cuerpo y patrimonio de hombres y mujeres. Su poder se basa en la explotación para beneficio de una casta de sacerdotes de la creencia ancestral de la gran mayoría de las personas en un ser superior que habría creado el universo. Esta creencia podemos considerarla falsa o improbable, pero somos respetuosos de la libertad de consciencia. Lo que no podemos consentir es la libertad de ninguna organización para someter y explotar a seres humanos, y eso es precisamente lo que hace la Iglesia Católica y lo que nadie dice.
En la actualidad y desde hace aproximadamente 200 años está aliada firmemente con la burguesía, la clase de los capitalistas. La Iglesia participa de numerosos negocios en todo el mundo, basados directa o indirectamente en la explotación de los trabajadores. El Vaticano no se sostiene con el turismo sino que recibe aportes de numerosos estados capitalistas; ganancias de colegios y universidades privadas; réditos de inversiones en empresas como Beretta (uno de los principales fabricantes de armas); negocios inmobiliarios y hasta bancos cuya vinculación reciente con la mafia está probada.
Los términos precisos de esta alianza con el sistema capitalista, son negociados y renegociados permanentemente entre la Iglesia Católica y cada uno de los Estados capitalistas en los que tiene poder de lobby. En este sentido la Iglesia es una institución política tan terrenal como cualquier órgano de poder de la burguesía (ministerios, parlamentos, etc.).
Desde el punto de vista de nuestra clase, de los trabajadores, que un argentino sea designado Papa no debería ser causa particular de alegría. La Iglesia Católica de nuestro país, aliada de los empresarios, se verá fortalecida. La religiosidad de las masas y con ella las concepciones de conciliación entre clases, también.
Un papa “progresista” (si fuera el caso de Bergoglio, eso está por verse) sería sólo una adaptación más de la Iglesia a la coyuntura actual, para poder seguir con sus negocios y sostener y ampliar su poder. La crisis de la Iglesia Católica es manifiesta a nivel mundial y sobretodo en Latinoamérica y a esto responde la elección de un papa del “fin de mundo”.
Si la Iglesia Católica quiere contribuir a la solución de fondo de los problemas de la humanidad, primero debería romper su alianza con los capitalistas, cuya dominación está llevando a la humanidad de crisis en crisis y de guerra en guerra desde hace al menos 100 años.
La iglesia pobre de la que habla Bergoglio sería muy fácil de lograr. Bergoglio debería recordar las palabras de Jesús al joven rico que fue a consultarle “Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!». Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: «Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios».” (Marcos 10:21-25)
¿Será Bergoglio coherente con sus propias creencias sacrificando la riqueza de la Iglesia o primarán los intereses materiales por sobre la palabra de Cristo?
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