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Mauricio Macri: Más papista que el Papa
Por (reenvio) Camila Amatriain - Wednesday, Mar. 20, 2013 at 11:46 PM

Ayer asumió el Papa Francisco y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, declaró asueto en los establecimientos educativos. Organismos y funcionarios salieron al cruce.

Mientras gran parte de las miradas del mundo y la cobertura de los medios se dirigía hacia Roma por la asunción del Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, el Papa Francisco, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, decretaba asueto en el turno mañana de los establecimientos educativos, tanto públicos como privados, para que los estudiantes pudieran asistir al evento. Además, se sumaron a la iniciativa las provincias de Chaco, Formosa, La Rioja y Santa Cruz.

Organizaciones civiles y legisladores del arco opositor cuestionaron la medida porque vulnera el principio de la educación laica. El ministro de Educación nacional, Alberto Sileoni, declaró que para “muchos chicos será un día vacío” haciendo referencia a la ausencia en el aula.

La cuestión es que la decisión viola el principio de neutralidad religiosa del Estado y los derechos de todos los habitantes a la educación laica y a ser tratados igualitariamente, sin ningún tipo de discriminación por motivos religiosos. En este sentido lo establece la ley 1420, donde se menciona que tanto el Estado argentino al igual que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es un Estado laico.

Mientras se pronunciaban legisladores y diputados como Alejandro Bodart (MST en Proyecto Sur) quien sostuvo que el asueto “es un nuevo avance contra la laicidad del Estado y de la escuela pública, además de los crecientes subsidios estatales a las escuelas religiosas”, Esteban Bullrich lo defendió argumentando que la asunción de Bergoglio como Papa es “un hecho histórico que no sabemos cuándo se va a repetir: nos pareció importante que se pudiera compartir en familia y después, el docente que quiere lo menciona”.

Respetar la neutralidad en el ejercicio de la función pública a la vez de asegurar su responsabilidad en brindar una educación laica en los términos que lo establece la Constitución local, tal vez sea incompatible con los momentos históricos para el jefe de gobierno porteño. También parece serlo para Sileoni quien en una contradicción señaló que hubiera preferido “que no se discontinúen los días de clases” ya que “hubiera sido mejor que se trabajara en las escuelas sobre la asunción del Papa”, lo cual “es mucho más rico en términos pedagógicos”. Touché.

Por su parte, la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) mencionó que es necesario impulsar “la integración social” y trabajar “sobre situaciones en las que se estén vulnerando los derechos de toda persona, sensibles a su identidad religiosa, entre otras, afectada por algún tipo de discriminación, exclusión o distinción”.

Sintonía fina entre Iglesia y Estado

Son dos poderes que han estado en disputa respecto de los relatos históricos desde que tenemos uso de razón. Sin embargo, la maduración de la sociedad actual –aún con sus afinidades ocasionales– ha establecido una división necesaria y en pos de una pluralidad de voces y de derechos que velen por la libertad de expresión, de conciencia, el caso contrario sería imprimir en el imaginario de la población que el Estado profesa una creencia religiosa determinada, o cuando al menos, legitima un discurso religioso por sobre otro.

Sin embargo, quien declaró que esta medida de modo alguno impulsaba la división de la Iglesia y el Estado fue Bullrich, y para sorpresa de todos aún, señaló que no suspendieron “el día de clase: termina el acto y hay que ir a clase”, y en un tono más ambiguo afirmó que “nos pareció importante que esto se pudiera compartir en familia y, después, el docente que quiere lo menciona, libremente, o no” en la escuela. Así, con total desmesura.

En diálogo con Radio Sur, el Secretario General de ADEMYS, Carlos Oroz, mencionó que tales medidas están “poniendo en riesgo y violando el carácter laico de la escuela pública”.

Tras comprender el significado de un día como el de ayer, se pregunta “cuál es el rol que debiera jugar la escuela en todos esto, debiera ser el ámbito donde docentes y estudiantes puedan reflexionar, en ese ambiente colectivo que es el aula”

Y apunta fino, en una sintonía que esboza un mapa de alianzas: “Entendemos sin embargo que las razones del gobierno de la Ciudad pasan por el acuerdo estructural histórico del gobierno -vía Michetti (Gabriela) y la legisladora Gorleri (Victoria Morales)- con el mismo Bergoglio (por los acuerdos con la Iglesia), donde ha aumentado el subsidio a las escuelas confesionales de la mano de las cuales se ha desplazado a los antiguos directores de currícula -para reformar los planes de estudio- y ha puesto a representantes de la Vicaría de la Iglesia, de la Universidad Católica Argentina y representantes empresariales de las cámaras de las escuelas privadas. Además, de querer apropiarse políticamente del hecho.”

Desde el punto de vista educativo, se comprendió como una maniobra del gobierno, “los docentes lo vieron claramente como parte de los acuerdos con la Iglesia, del proceso privatizador, como un avance más sobre la escuela histórica que resolvió su laicismo y la separación de la Iglesia allá en el siglo XIX”

Por último mencionó que sólo restaba “advertirle al Gobierno de la Ciudad en que esto no se reproduzca en una campaña de colocación de imágenes del Papa en todas las escuelas.”

Un hecho de trascendencia como el de ayer, no puede ser esgrimido como argumento para nuclear a todos los habitantes de la Ciudad bajo un único relato, y menos aún cuando se trata de un acto religioso que elimina las diferencias, condición de una sociedad plural, multicultural y diversa. Lejos de dar el debate, lo de ayer fue simbólicamente “despreciar” lo que piensa el otro.

fuente http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/90-educacion/3235-mas-papista-que-el-papa

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