El futuro de Venezuela
Por PRML - Sunday, Mar. 31, 2013 at 2:49 PM

Balance y perspectivas

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Desde 1998, el chavismo protagonizó 15
elecciones y ganó en 14 de ellas; pero ninguna había generado tantas expectativas,
como la del año pasado, y, por lo tanto sus
efectos, en el sentido de triunfo o derrota,
se extiende mucho más allá de las fronteras y de la región venezolana. Las razones
obedecen, entre otras, al mejoramiento en
relación al gobierno anterior de las condiciones de vida, logrando reducir los índices
de pobreza del 60 al 27% y la desocupación del 20 al 7%, la creación de un sistema
de sanidad universal y gratuita, apostó al
servicio de miles de médicos y educadores
cubanos y logró que Venezuela sea hoy el
5º país del mundo en matriculación terciaria
en proporción a cantidad de habitantes, entre otros logros. La mayoría del pueblo no
quiso perder esto y ratificó su confianza a
pesar de las muchas promesas sin cumplir.
El recuerdo de aquella Venezuela de privilegio para unos pocos, devastada por el
neoliberalismo, con un estado sin recursos,
privatizada la salud, la educación, junto con
las principales empresas metalúrgicas y de
telecomunicaciones, pesaron mucho más
en la conciencia popular que las dificultades hacia un futuro donde la liberación necesariamente deberá ir de la mano de la revolución, para poder instalar una verdadera
democracia popular.
Venezuela es un país en donde el ingreso
fiscal central siempre dependió de la facturación de PDVSA (Petróleos de Venezuela
S.A.) y en la que durante los programas de
apertura a las multinacionales petroleras
instrumentados por el ex mandatario Carlos
A. Pérez hasta 1998, aportaban al país tan
solo el 1% de las regalías con lo cual todo
el andamiaje del estado sin inversiones pú-
blicas ni incentivos a la agricultura ni a la
producción industrial de aquel entonces, se
vino abajo al mejor estilo del menemismo y
posterior delarruísmo en la Argentina.
Chávez afectó los intereses de la asociación dominante entre esa gran burguesía
venezolana y las multinacionales imperialistas que controlaron históricamente la nación.
Retomó el control de la renta petrolera y
dispuso que las regalías para el estado sería del 33%, favorecido poco después con
el aumento del precio internacional del barril que trepó de 8 a 92 dólares, con lo que
posibilitó la instrumentación de parte de los
derechos económicos y sociales consagrados en la nueva constitución bolivariana.
Avanzó luego con la expropiación de la industria siderúrgica producto de lo cual los
Rocca dueños de Ternium-Sidor debieron
resignar sus ganancias y retirarse del país
más allá de la intermediación requerida a
Néstor Kirchner.
Avanzó también con la expropiación de tierras recuperando 4 millones de hectáreas,
afectó en primer lugar aquellos latifundios
improductivos y luego aquellos destinados
a fines forestales como parte inicial de una
reforma inconclusa.
En tal sentido conviene recordar para
aquellos que pretenden asociar como dos
procesos similares al venezolano con el
argentino, tanto por el lado de la derecha
neoliberal que especuló con que la derrota
del chavismo sería también una derrota del
gobierno K (y por lo tanto hoy sangra por
la herida), como la del propio neodesarrollismo liberal que hoy pretende expresar el
Cristinismo puro, favorecido objetivamente
por aquel resultado, pero que al momento
de analizar la política interna resaltan notables diferencias con el mismo.
A ese efecto conviene recordar, que durante 9 años kirchneristas se convalidó el
vaciamiento y control de Repsol sobre YPF
y cuando se dispuso su nacionalización
parcial en el presente año fue más por el
déficit energético que por doctrina. Que
lejos de afectarse intereses monopólicos,
como no ser la cruzada anti-clarín, la diatriba inicial sostenida con Techint culminó
poco después con la visita compungida de
Kicillof a la planta industrial que posee el
grupo en Campana. Que por otro lado con
El futuro de Venezuela el tema de la tierra, no solo que no se
expropió una sola hectárea sino que se
favoreció la concentración monopólica
de la propiedad, la usurpación por parte
de los pool sojeros de la explotación de
las mismas y la depredación ocasionada
por las mega mineras.
Aún esperan, segregados y reprimidos
los pueblos originarios (Formosa, Chaco, Salta) que se les reconozca aunque
más no sea una porción de su viejo territorio que por derecho natural y constitucional les pertenece. ¿De qué similitud
se habla?
En el actual contexto de crisis del sistema
capitalista mundial y ante los intentos del
imperialismo, fundamentalmente yanqui
por salir del retroceso y recomponer una
agrietada hegemonía en Sudamérica, el
triunfo electoral de Chávez vino a poner
paños frío sobre las intenciones del mismo y la de sus aliados más obsecuentes.
Fortalece el espacio de los países que
se alinean en contradicción con Estados
Unidos y que independientemente de
la profundidad de cada proyecto sintetizan mayores o menores aspiraciones
de cambios. Allí se juntan gobiernos de
burguesía nacional con mayor grado de
antiimperialismo encabezados por Venezuela, Bolivia y en menor medida Ecuador, con gobiernos de gran burguesía
renegociadora como Brasil, Argentina y
luego otros tantos países menores cuya
burguesía se reacomoda de acuerdo a
los mayores o menores tironeos del imperialismo o de los emblocamientos regionales.
De allí surgen los nuevos espacios regionales como ALBA, MERCOSUR y ahora
UNASUR sin la participación norteamericana y en diversos grados de disputa
política y económica con la misma.
De todos ellos la pronunciación más definida en relación de avanzar hacia un
cambio de sistema fue la de Chávez y
como tal la estrecha relación establecida
con Cuba socialista.
Ahora bien, no hay cambios de sistema
sin revolución y no hay socialismo sin
clase obrera en el poder y menos sin el
control de los resortes básicos de una
economía socializada.
No basta con una política antiimperialista y popular, son necesarios cambios
revolucionarios en la estructura econó-
mica y en tal sentido todavía el peso de
la economía privada venezolana es de
70 a 30 % por sobre la pública, habiendo
crecido en 5 puntos incluso en estos 13
años que autocríticamente reconoció el
extinto presidente.
Tiene que estar claramente definido
quien es el sujeto social de este cambio y desde que existe el capitalismo no
hay otro en ningún lugar del mundo que
no sea la clase obrera, aún en aquellas
naciones cuyo componente agrario sea
sustantivo.
Este es un límite central del proceso venezolano donde el componente de clase
no aparece ni tampoco la convicción de
organizar el partido revolucionario de la
clase obrera puesto que el PSVU (Partido Socialista Unido de Venezuela), no
lo es.
No hay revolución triunfante sin esa organización, sin un antiimperialismo frentista revolucionario y sin que la vertiente
marxista-leninista se construya independientemente del chavismo pero a su vez
confluyendo en una política de unidad
y lucha. La gran burguesía venezolana, atizada por el imperio vendrá por la
revancha y especula con la muerte del
presidente y con las dificultades econó-
micas internas que el chavismo no supo
resolver.
Soplan vientos favorables que empujan
contra la dominación imperialista y sus
intentos de trasladar la crisis sobre los
trabajadores. El chavismo, ahora sin su
líder, puede ser parte de ese auge que
recorre el mundo y radicaliza posiciones
a favor de un cambio en las reglas de
juego a nivel continental. En ese marco
la revolución deberá abrirse paso para
que los países acentúen su independencia, las naciones su liberación y los pueblos la revolución y el socialismo.

PRML

PARTIDO REVOLUCIONARIO MARXISTA LENINISTA

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Organo de prensa del PRML
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