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Origen y proyección del Día Internacional de los Trabajadores
Por Carlos Solero - Tuesday, Apr. 30, 2013 at 12:06 AM

La lucha por la limitación de la jornada laboral ha sido cruenta y tiene sus precursores, sus héroes y sus mártires.

Origen y proyección ...
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29 abr, 2013

La historia del 1º de Mayo es el devenir de una epopeya, esta lucha fue librada en diversos lugares del planeta a lo largo del tiempo en distintas épocas.

La lucha por la limitación de la jornada laboral ha sido cruenta y tiene sus precursores, sus héroes y sus mártires.

Entre los antecedentes más remotos de la limitación de la jornada se encuentran las disposiciones del rey Alfredo, el monarca, considerado el más ilustre de los reyes sajones de Inglaterra. En el año 898 estableció la partición del día en tres partes: “Ocho horas para los ejercicios de piedad, ocho para el sueño, ocho para el estudio y la recreación, ocho para los negocios públicos”. Como no existían en esa época los relojes en esa latitud, medían el tiempo a través de antorchas, las que ardían ocho horas cada una. El rey sólo pensaba en sí mismo, no en sus súbditos, a quienes no aplicó jamás la distribución de la jornada antes enunciada.

En el siglo XVI, Felipe II, rey de España y los Países Bajos, fijó en ocho horas la jornada de labor para los mineros.

En el siglo XVII, en su utopía comunista Claude Gilbert, llamada Historia de la Isla de Cale java, publicada en el año 1700, establece en cinco las horas de trabajo. El virtuoso pueblo de los Avaítas, trabajaba a excepción de los médicos dos horas y media a la mañana y dos horas y media por la tarde. Luego de las tareas manuales o rurales cada trabajador podía dedicarse a sus actividades preferidas.

Ya en el Siglo XIX, el industrial socialista inglés Robert Owen, explicaba en su “Catecismo para uso de los trabajadores” las razones de por qué adoptar la jornada de ocho horas. Decía Owen en 1833: 1- Porque es la duración más larga de trabajo que la especie humana –teniendo en cuenta el vigor medio y concediendo el derecho a la existencia de los débiles tanto como de los fuertes– puede soportar manteniéndose en buena salud, inteligente y feliz; 2-Porque los modernos descubrimientos químicos y mecánicos suprimen la necesidad de demandar un esfuerzo físico más largo; 3- Porque ocho horas de trabajo y una buena organización del mismo pueden crear superabundancia de riquezas para todos; 4- Porque nadie tiene el derecho de exigir de sus semejantes un trabajo más largo de lo que en general es necesario para la sociedad, simplemente con el fin de enriquecerse empobreciendo a otros, 5- Porque el verdadero interés de cada uno reside en que todos los seres humanos sean sanos, inteligentes y ricos, y estén contentos.

Owen aplicó estos principios en su taller textil de New Lanark , constituyéndose así en un precursor de lo que conoce como legislación laboral. Pero, a pesar de las acciones ejemplares de Owen, la mayoría de los capitalistas en plena Revolución Industrial persistieron en exigir a los explotados largas jornadas de trabajo, desoyendo los reclamos de los trabajadores organizados a partir de 1862, en la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT).

En los Estados Unidos de Norteamérica, se sucedieron a lo largo del Siglo XIX, movimientos huelguísticos en Boston, New York y Pennsylvania. El 12 de octubre de 1845 se celebró un Congreso Obrero en New York, en el que se acordó crear una sociedad secreta para apoyar las reivindicaciones del proletariado americano.

Hacia 1871 comenzó a hacerse notar la presencia en Estados Unidos de secciones de la AIT. El invierno de 1873-74 fue además de muy crudo una etapa de desocupación creciente, el malestar entre los trabajadores aumentaba con la crisis.

Llegados a 1886, las condiciones de trabajo eran terribles, largas jornadas de labor, bajos salarios y accidentes constantes provocados por las nocivas condiciones impuestas a los proletarios.

Los Caballeros del Trabajo de Chicago lanzaron huelgas por las ochos horas. La Federación de Trabajadores de los Estados Unidos y Canadá había proclamado ese objetivo ya en 1884.

En 1886, en Haymarket Square, se produjeron incidentes con la policía y una feroz represión. Los principales represaliados por las fuerzas estatales fueron los militantes obreros de ideología anarquista, los procesaron de modo farsesco, se los condenó a prisión y algunos de ellos hasta condenados a muerte.

Las organizaciones de trabajadores de todo el mundo, tomaron la lucha de Los Mártires de Chicago como bandera de vindicación por la libertad.

En 1889, un congreso de trabajadores socialistas, estableció el 1º de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores.

En Rosario, el primer acto por el 1º de Mayo se realizó en la Plaza López en 1890 y tuvo como oradores entre otros al obrero anarquista Romulo Ovidi, estaba presente allí la anarco-feminista Virginia Bolten.

A lo largo de la historia demagogos de toda laya, han pretendido manipular y distorsionar el sentido del 1º de Mayo, haciendo desde desfiles militares como en la URSS bajo el régimen de Stalin. En otros casos proclamaron a la jornada como “fiesta del trabajo unidos en el amor de Dios”, distorsionando el sentido de la fecha y su carácter internacionalista, revolucionario y anticapitalista.

Pero el 1º de Mayo ha sido y será siempre un hito fundamental en la historia social de los oprimidos de todo el mundo. Un día de protesta universal, para reivindicar la dignidad humana frente a los atropellos del capital-mercancía y los poderosos y la justicia que forje una sociedad más libre para todos en una sociedad basada en el apoyo mutuo, donde se cumpla lo proclamado por el anarquista Piort Kropotkin: “ni pan sin libertad; ni libertad sin pan”.

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