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Policía infiltrado por 10 años en la Agencia Walsh
Por huert(a)capucha - Monday, May. 06, 2013 at 10:22 PM

La Agencia Walsh es un medio de contrainformación por internet, que difunde mucha información sobre la lucha social en argentina y tiene muchos vínculos con personas y movimientos luchadores; es para destacar la información sobre la tortura en las cárceles que difunde; desde acá la solidaridad con lxs compañerxs de la Agencia Walsh y otras organizaciones que en estos momentos se sentirán violados en su intimidad por el maldito estado. Resulta iluso el reclamo de que el Estado haga pública la lista de infiltradxs que trabajan para él; en La Plata existe a disposición pública miles de carpetas con el espionaje de la policía de Buenos Aires desde 1955 a 1996, quizá dentro de 30 años leeremos nuestra actividad actual vigilada. Abajo párrafos de una reflexión de Sin Banderas Ni Fronteras ($hile) sobre el espionaje y la delación.

Extractos de $hile: Saludando a Diego Ríos y Luciano Pitronello. Contra soplones y delatores.
Leer completo ACÁ


"Es sabido que el poder se esfuerza cada día por incrementar su capacidad de neutralizar y aniquilar la oposición radical contra el sistema de dominación. En este esfuerzo, una herramienta importante para el
enemigo es la obtención de información que le permita identificar, acusar y/o encerrar a los revolucionarios. Así es como la historia del enfrentamiento contra el poder nos entrega numerosos casos de delatores, espías, infiltrados, colaboradores, arrepentidos, difamadores, chivatos, sapos, topos, y una lista larga de variaciones y denominaciones para catalogar a individuos que de una u otra manera entregan información a los aparatos represivos del sistema para acabar con los rebeldes. (...)"

Delatores en la sociedad y en los entornos de lucha.

"(..)La sociedad no es hoy una lucha entre clases con intereses contrapuestos. Hoy, más que en otros tiempos, los oprimidos tienden a identificarse con el modo de vida y los intereses de los opresores. Los poderosos llaman a la colaboración con las instituciones y, ante todo, con las fuerzas represivas. Desde pequeñas actitudes de soplonaje las conductas contrarias al orden social son delatadas por ciudadanos que de manera espontánea o premeditada se posicionan como jueces y policías de sus semejantes. Desde evadir el pasaje del transporte público hasta las actividades revolucionarias, hoy todo puede ser delatado por los mismos explotados (no todos por supuesto, siempre hay terreno para complicidades). Nuestro llamado permanente debe ser el no permitir que estas conductas delatoras se normalicen y pasen impunes, ya sea en la calle, en los barrios o centros de estudio (es sabido, por ejemplo, que en la universidades donde hay agitación rebelde las policías tienen incluso a estudiantes-policías trabajando para ellos de manera encubierta)..."

"(..)Sin embargo, a veces nosotros mismos casi sin darnos cuenta reproducimos lógicas de delación e incluso de “autodelación”, que es peor. Así ocurre cuando, por ejemplo, no falta el/la que pregunta “¿Quién hizo esto?” cuando aparece alguna publicación, afiche u acción cualquiera. Lo cierto es que a nadie debiera importarle quien realiza ciertas acciones cuando estas hablan por sí mismas a través de su contenido y su forma. Esto no quiere decir que todo debe quedar en el anonimato (por ejemplo, en actividades públicas solidarias alguien debe tomar la palabra y leer alguna declaración) o que quien pregunte cosas de ese tipo sea necesariamente un policía. Lo que decimos es que el no saber ciertas cosas (como quién hizo esto o lo otro) tiene que tomarse como algo positivo y como parte de la amplia cultura de la conspiración contra el poder, contra sus intentos de identificar y vincular a compañeros con ciertas acciones. De la misma manera en nada contribuyen las actitudes pseudo conspiradoras de quienes aparentan aires de misterio para conseguir de manera conciente o inconciente algún tipo de estatus superior informal al interior de algunos entornos de lucha. Esas actitudes infantiles en nada aportan y solo llaman a la policía y alimentan la boca de posibles delatores.

Concluyendo…
Cuando el delator es un ciudadano servil al poder, lamentablemente no nos llevamos una sorpresa, pero nuestra propaganda también debe abocarse a combatir las conductas de soplonaje y colaboración con la represión.
Cuando el delator es un amigo o familiar, estamos frente a una traición afectiva y social.
Cuando uno mismo se acusa con sus palabras y actitudes, la egolatría se transforma en un enemigo a combatir.
Cuando el delator formó o forma parte de un entorno de lucha, no podemos quedarnos indiferentes normalizando el soplonaje como algo natural.
Que cada uno actúe en consecuencia
Saludamos con el puño en alto a Diego Ríos a tres años de su huida rebelde, a Luciano Pitronello a un año de su ataque, a Gabriela Curilem, prófuga del Caso Bombas, a los presos de Caso Segurity, a todos los presos políticos y a todos los anárquicos amantes de la libertad."
Sin Banderas Ni Fronteras
sinbanderas.nifronteras@yahoo.com Chile, Junio 2012.

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