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Colón, Juana Azurduy y Gildo Insfrán
Por Miguel Raider - Friday, Jun. 07, 2013 at 11:29 AM

El relato kirchnerista suele nutrirse de símbolos que sostienen una mística popular hasta que la realidad choca y la desacraliza hundiéndola en el ridículo.

En medio de un desopilante intríngulis con Macri y el GCBA, Cristina resolvió mudar la estatua de Cristóbal Colón situada en el patio trasero de la Casa Rosada y sustituirla por una de Juana Azurduy, la gran dirigente militar de origen mestizo que lucho por la emancipación del Alto Perú, una referencia obligada a las ansias libertarias de los pueblos originarios de Latinoamérica.

Sin embargo, y a su modo, son los gobernadores del NOA, el NEA y la Patagonia el más genuino “homenaje” a los pueblos originarios con 12 muertos y casi 1000 lideres judicializados en protestas sociales. Así lo confesaron los representantes de 15 naciones indígenas, reunidos en la cumbre de Formosa para denunciar la sistemática represión estatal y el racismo.

Si la colonización se abrió paso con el filo de la espada y la cruz, la fundación del Estado nacional se consolidó con la llamada Conquista del Desierto del general Roca, confiscando a punta de bayoneta 42 millones de hectáreas de los pueblos originarios, reduciendo decenas de miles a la servidumbre en las estancias de las familias patricias que conformaron la oligarquía terrateniente. Ese genocidio se perpetúa hoy con los desmontes, la extensión de la frontera sojera y las escopetas de las guardias blancas, invisibilizando los reclamos por tierra y territorio, legítimas demandas democráticas para la plena realización del derecho de autodeterminación de los pueblos originarios.

La saña asesina lanzada contra los Qom revela la herencia de Juana Azurduy en la “década ganada” de Gildo Insfrán.

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