Julio López
está desaparecido
hace 6422 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

El bolillero del gatillo fácil sigue girando
Por CORREPI - Friday, Jun. 14, 2013 at 10:19 PM
correpi-prensa@fibertel.com.ar

Boletín informativo nº 693, 12 de junio de 2013.

El bolillero del gatillo fácil sigue girando.

Mientras los gobiernos que administran una sociedad dividida en clases cumplen la tarea esencial de garantizar la dominación a través del ejercicio de la represión, los grandes artífices de la cooptación de consenso, los medios, se encargan de filtrar lo que no puede verse y de ordenar lo que debe trascender. Todos los días, y sin importar mucho su alineación o su enfrentamiento con el gobierno de turno, nos cuentan lo conviene, y como conviene al poder.

Así es como quisieron disimular la responsabilidad estatal en el fusilamiento policial del hincha del Club Atlético Lanús, Javier Gerez, el pasado 10 de junio, cuando intentaba ingresar al Estadio Único de La Plata para ver a su equipo. Los estilos fueron muchos, pero ninguno vaciló en cumplir su función: algunos medios dijeron, lisa y llanamente, “la violencia del fútbol nuevamente ha dejado un muerto”, obviando la intervención policial en un marco de general represión; otros inauguraron la expresión “malapraxis policial”, como si un deliberado disparo fuera lo mismo que una equivocación médica. La enorme mayoría, incluso después que el ministro provincial Casal confirmara que la muerte se produjo por un proyectil disparado por un policía, utilizaron el eterno “confuso episodio”.

Otras apreciaciones no fueron menores: mientras no hubo resultados del peritaje forense, muchos medios cuestionaron la posibilidad de que una bala de goma pudiera causar la muerte. En primer lugar, bien sabemos que los azules no siempre llevan postas de goma, o sólo éstas -como hemos podido verificar infinidad de ocasiones, como el caso del Pata Díaz, fusilado por el policía Pablo Apecechea, en cuyo juicio los policías confirmaron que es habitual intercalar, en las escopetas, postas de goma con postas de plomo. En segundo lugar, como ha quedado demostrado en otra buena cantidad de casos, varios del 20 de diciembre, por ejemplo, un cartucho con postas de goma puede matar si se dispara lo bastante cerca. Igual lo puede hacer un cartucho de gas lacrimógeno, como ocurrió con el maestro Fuentealba.

El ministro Casal, a la vez que confirmó que fue una posta de goma de una escopeta policial, no dudó en aprovechar la coyuntura para desligar su responsabilidad política, pretendiendo “ocuparse” del asunto, y facilitó los videos de las cámaras de seguridad a la fiscalía interviniente en el caso, desafectó de la fuerza a los tres posibles tiradores, y, en inequívoca muestra del absurdo de insistir con lo de “justicia democrática e independiente”, declaró a los medios que poco menos que ordenó al fiscal que se ordenara la detención.

Del mismo modo, unos días antes, también en la ciudad de la Plata, se intentó justificar los fusilamientos policiales de dos pibes que ocurrieron en días consecutivos (4 y 5 de junio). Uno de ellos fue asesinado por un policía federal en el barrio Villa Elvira. El otro, por un bonaerense en el barrio Aeropuerto. Casos muy similares, por no decir iguales: los verdugos dicen que fueron víctimas de un intento de asalto, que se identificaron y que los chicos les dispararon (parece que los dos eran igual de malos tiradores, pues ambos policías resultaron ilesos). Los uniformados, claro, “se defendieron” y tiraron a matar. El mismo relato que tantas veces, cuando logramos llegar a los expedientes, queda desbaratado con los tiros en la nuca o la espalda, con el “perro” plantado y –al margen de que los jueces condenen o absuelvan- la certeza del fusilamiento.

De la misma manera, pero unos kilómetros más lejos y días después, el 7 de junio, en el barrio municipal de Zárate, cuentan que un móvil de la policía bonaerense llegaba de madrugada a una obra en construcción por una denuncia recibida al 911 de “movimientos extraños”: el resultado fue un pibe fusilado por la espalda con balas de plomo. El superior a cargo de la división policial declararía después: “El policía creyó que la escopeta estaba cargada con postas de goma y no con perdigones de plomo”.

Así es como los medios reproducen la versión policial, la versión oficial.

Mientras nos cuentan lo que conviene, la sistematicidad de la represión estatal sigue al corriente del día y nuestros pibes siguen muriendo.

Todos los días, el bolillero del gatillo fácil sigue girando, la militarización de los barrios desangelados y su finalidad -la desarticulación de la organización popular- son la moneda corriente de una política de estado que vive para perpetuar el privilegio capitalista.

Pero eso sí, así como la impunidad está al corriente, así como es de contundente la realidad de los hechos, así se reafirma, nuestra necesidad de dar respuesta, que es y será: ¡CONTRA LA REPRESIÓN, ORGANIZACIÓN Y LUCHA!

agrega un comentario