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Alberto Weretilneck: El pez por la boca mata
Por CORREPI - Friday, Jun. 14, 2013 at 10:34 PM
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A menudo reclamamos la hipocresía con que los dueños y guardianes del estado actúan y se expresan; nos indignamos cuando hablan de estado de derecho, de igualdad, de patria, de redistribución de la riqueza. Es repulsivo verlos sonreír cuando hablan en nombre del pueblo mientras lo explotan o aniquilan. Pero tranquilos compañeros: hay excepciones.

El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, expresó públicamente algunos días atrás: “Un menor no tiene menos responsabilidades que un mayor a la hora de cometer un homicidio. Aquí no hay atenuantes que valgan (…) Si es un menor y es capaz de matar, significa que no sólo es un peligro para la policía, sino para toda la sociedad. Desde este lugar, queremos pedir al Poder Judicial la máxima pena, el máximo castigo para quienes atacan, lastiman, agreden y matan a nuestros policías, que tienen la sagrada misión de salvar vidas”.

Estas expresiones, que colocan al brazo armado del estado en un lugar de víctimas, cuando han sido, son y serán siempre los verdugos, no sólo repugnan por lo retrógradas que resultan respecto a nociones elementales como la edad de imputabilidad de los seres humanos (es la ley que ellos mismos hacen ¿qué más quieren?) y las determinaciones que la exclusión social provoca, sino porque legitiman la represión preventiva, esta vez sin decoro ni eufemismos.

¿Alguna duda?... Weretilneck aclara todo: “A veces si nos apegamos a lo que dice la ley ¿qué hace el juez con un menor? Se lo devuelve a la familia, y devolver cierto menor a la familia significa darle el arma nuevamente para matar, por la situación psiquiátrica y de adicción que tiene ese chico. Por eso a veces no hay que apegarse tanto a la ley, hay que tener más sentido común”.

Lo que el gobernador quiere decir con sentido común es, llanamente, matarlos. Hay que matar a los chicos y adolescentes que agiten o delincan en una sociedad como la rionegrina, polarizada como pocas en el país.

La ley –invento burgués que funciona como su reaseguro más importante respecto al status quo– ha sido siempre “vendida” por el sistema educativo como la codificación del sentido común. La ley es ley porque es buena, prudente, justa, ecuánime, etc. En otras palabras, porque aplica el sentido común humano a todas las situaciones posibles. Se sabe: los garantes de la explotación nunca se quedaron muy contentos con esto, y aun en plena “democracia” y bajo un gobierno que se autoproclama como cultor de los derechos humanos, el pez por la boca muere.

Eso nos gustaría decir, pero por lo que parece, el pez por la boca mata.

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