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Jóvenes salen a las calles y nos muestran que desaprendimos a soñar
Por Por André Borges Lopes - Friday, Jun. 21, 2013 at 4:23 AM

Traducción al castellano de un texto emblematico del movimiento de protesta brasileño.

Jóvenes salen a las calles y nos muestran que desaprendimos a soñar
Por André Borges Lopes
Traducción al español de Matías Cervilla


A LOS QUE AUN SABEN SOÑAR


Lo fundamental no es luchar por el derecho a fumar marihuana en paz en la habitación de su casa.
Lo fundamental no es el derecho de andar vestida como una puta sin ser asaltada por machos incultos que creen que tienen ese derecho porque estas "disponible".
Lo fundamental no es garantizar la posibilidad de un aborto asistido para las mujeres que fueron víctimas de violación o cuyas vidas están en riesgo.
Lo fundamental no es evitar la internación compulsiva de los consumidores de drogas se convierta en una herramienta política de higienismo social y la eliminación estética de lo que afea la ciudad.
Lo fundamental no es luchar contra la pena de muerte y la reducción de la edad de imputabilidad penal como soluciones finales para la violencia.
Lo fundamental no es avergonzar a los torturadores impunes de la dictadura.
Lo fundamental no es garantizar a los indígenas restantes el derecho a la demarcación de sus reservas de tierras.
Lo fundamental no es el aumento de 20 centavos en un transporte público, que es cada vez más poblado y precario.
Lo fundamental es que estamos viviendo en una ofensiva brutal del pensamiento conservador, que pone en riesgo décadas de conquistas civilizatorias de la sociedad brasileña.
Lo fundamental es que bajo el manto protector del "crecimiento con reducción de las desigualdades" fermenta un modelo social que reproduce - ahora a escala social ampliada – lo peor en la sociedad de consumo, extremadamente individualista, competitiva, ostentosa y sin espacio, para la solidaridad.
Lo fundamental es que la modesta reducción de nuestra brutal desigualdad social aún no ha ido acompañada de la esperada reducción de la violencia y la criminalidad, sino todo lo contrario. Y que no hay un proyecto nacional de lucha contra la violencia que salga del discurso meramente represivo o de una oda a la brutalidad policial.
Lo fundamental es que la democratización del acceso a la educación básica y la universidad a veces deja de ser un instrumento de iluminación y aireación de los individuos y de la propia sociedad, y son reducidos a una promesa de ascenso social a través de títulos y diplomas, al son del sertanejo (N. de la T: Sertanejo, es un género musical muy popular en Brasil) universitario.
Lo fundamental es que los políticos y los partidos anteriormente llamados "libertarios" y "de izquierda" renunciaron a disputar ideológicamente los corazones y las mentes de los jóvenes y de los nuevos "incluido sociales" y se contentan con garantizar la fidelidad de sus votos en las urnas cada dos años.
Lo fundamental es que los políticos y los grandes partidos anteriormente llamados "socialdemócratas" ya no tienen nada que ofrecer a la juventud más allá de un neo-udenismo (N. de la T: Udenismo, de União Democrática Nacional, U.D.N.) moralista que coquetea descaradamente con el autoritarismo y el fascismo más desvergonzados.
Lo fundamental es que la promesa de la militancia verde y ecológica está virando poco a poco a los nichos de negocios de la veja política partidaria o al marketing políticamente correcto de las grandes corporaciones.
Lo fundamental es que los sindicatos, movimientos populares y organizaciones estudiantiles se entregan a un proceso de burocratización, aparatismo y defensa de intereses particulares que los hace refractarios a una participación dinámica, entusiasta y libertaria.
Lo fundamental es que tenemos en el estado de São Paulo un gobierno francamente conservador y represivo, al lado de un gobierno federal que es supuestamente "progresista de coalición" (N. de la T: El Estado de São Paulo está gobernado por Geraldo Alckmin, del PSDB, partido de centro derecha, mientras que la ciudad de São Paulo está gobernada por Fernando Haddad, del PT, de izquierda).
Pero entre la causa de la legalización de la marihuana y la defensa de la internación compulsiva, ambos elijen la internación. Entre las prostitutas y la hipocresía, ambos se quedan con la hipocresía. Entre los indios y los agronegocios, ambos se alían a los ruralistas. Entre la vieja y vetusta prensa de los medios masivos de comunicación y la efervescencia libertaria de Internet, ambos se enamoran de los grandes medios. Entre el Estado laico y los votos de la bancada evangélica, ambos acuerdan con Malafaia (N. de la T: Silas Lima Malafaia, pastor evangelista y empresario mediatico, clasificado por la Revista Forbes como el tercer pastor evangelista más rico de Brasil). Entre Jean Wyllys y Feliciano (N. de la T: Jean Wyllys de Matos Santos es periodista y escritor brasileño, conocido por haber ganado la edición brasileña de Big Brother, es diputado federal de Rio de Janeiro electo por el PSOL. Marco Feliciano es un pastor evangelista, empresario y diputado brasileño), están indecisos, calculando quien les puede dar más votos.
Lo fundamental es que el temor cobarde a sacar a la luz los crímenes y procesar a aquellos agentes del Estado que torturaron y asesinaron durante la dictadura terminó legitimando autoamnistía impuesta por los militares, muchos de los cuales hoy se enorgullecen públicamente de sus crímenes bárbaros - lo que nos lleva a creer que los cometerán de nuevo si se les da otra oportunidad.
Lo fundamental es que vivimos en una sociedad se está haciendo cada vez más cobarde y anticuada. Terriblemente anticuada en la política, las costumbres y las libertades individuales frente a los sueños libertarios de 1960, o incluso con las esperanzas democráticas de la década de 1980. Vivimos una gran ofensiva del coxismo (N. de la T: conservadurismo, obsesión por la seguridad y el orden): Conservador en las ideas, formada en el día a día, en los embotellamientos del tránsito y en el teclado de Facebook.
Lo fundamental es que ningún grupo político en el poder o fuera de él tiene hoy el más mínimo nivel de comunicación con una gran parte de la juventud - ya sea en las universidades o en las periferias - que no se conforma con la falta de perspectivas mínimamente interesantes dentro de esa sociedad cada vez más cobarde, anticuada y mediocre.
Los mismos indignados que navegan en el mundo virtual clamando que la juventud y los estudiantes "se levantan" en contra del gobierno y la inacción de la sociedad, son los primeros en pedir que las fuerzas de choque apaleen a esos “vagabundos" cuando cortan la Avenida 23 mayo y obstaculizan el movimiento de sus camionetas hacia un Happy Hour.
Acorralados, los políticos de "izquierda" se horrorizan con las escenas de bolsas de basura en llamas en medio de la calle y se apresuran a condenar en la TV los actos de "vandalismo", pues mueren de miedo de que estos incendios causen pavor en una clase media cada vez más conservadora y eso pueda costarles preciosos votos en la próxima elección.
Mientras tanto, la juventud en su saludable inconformismo, salió a las calles a defender - FUNDAMENTALMENTE - su derecho a soñar con un mundo diferente. Un mundo donde la educación, los trenes y los ómnibus sean de calidad y gratuitos para quien los necesite. Donde los ciudadanos tengan la autonomía de decidir sobre lo que deben y lo que no deben fumar ni beber. Dónde indios puedan mostrarnos que existen otros modos de vida posibles en este planeta, fuera de la lógica del agronegocio y de las cosechas récord. Donde creencias y religión, y sean un asunto privado, y no políticas de Estado. Donde cada uno pueda decidir libremente con quien prefiere coger, casarse y compartir (o no) la crianza de niños. Donde el concepto de Democracia no resuma a la obligación de digitar media docena de números en las urnas electrónicas cada dos años.
Siempre habrá quien prefiera como estudiante ejemplar aquel tipo valioso que trabaja en la empresa desde las 8 de la mañana a las 6 de la tarde, que toma el metro lleno de gente sin quejarse, se enfrenta a cuatro horas más de clases en una sala llena de estudiantes somnolientos en busca de un tubo de papel, regresa a casa de sus padres por la noche para cenar, dormir y soñar con un cargo de gerente y un apartamento con un balcón gourmet.
No es mi caso. No tengo ninguna duda de que prefiero estos descontentos que interrumpen el tráfico y lanzan piedras a la policía. Aunque ellos parezcan nenes de papa, ingenuos en sus sueños, utópicos en sus propuestas, políticamente manejables en sus reivindicaciones, irresponsablemente seducidos por los provocadores de siempre.
Desde la antigüedad, estos jóvenes ingenuos e irresponsables son la sal de la tierra, la luz del sol que impide que la humanidad se pudra en la mediocridad, en la inercia del conformismo, en la falta de sentido del consumismo ostentoso, en la deshonestidad milenaria travestida de iluminación espiritual.
Estos jóvenes que toman las calles y dan la cara para ser golpeados incomodan porque rompen vidrios, apedrean autobuses y paralizan el tránsito. Pero incomodan mucho más porque nos obligan a mirar dentro de nuestras propias vidas, y, esta vez, hemos descubierto que desaprendimos a soñar.


Original en portugues disponible en: http://www.advivo.com.br/blog/luisnassif/jovens-vao-as-ruas-e-nos-mostram-que-desaprendemos-a-sonhar

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