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Rosa Luxemburg en la Carta Abierta 13 (o El agua y el aceite)
Por Alberto a. Arias - Saturday, Jun. 22, 2013 at 12:38 AM

Rosa Luxemburg en la Carta Abierta 13 (o El agua y el aceite)

Rosa Luxemburg en la...
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(texto definitivo) Escrito para el Espacio Rosa Luxemburg

http://www.rosaluxemburg.com.ar




Foto: Marcha de obreros espartaquistas armados en Berlín, 5 de enero 1919.





Aunque cae de maduro que una carta prokirchnerista jamás podría ser luxemburguista, usaremos la ocasión como excusa para contribuir al esclarecimiento de la abismal distancia que hay entre Rosa Luxemburg y los democratismos, progresismos y reformismos de la más variada especie. El agua y el aceite.

En su larga y farragosa carta de mayo pasado (la décimotercera) los intelectuales progresistas de Carta Abierta quieren defender al gobierno kirchnerista de las muchas denuncias, condenas y, sobre todo, movilizaciones opositoras que sus políticas antiobreras, corruptas y criminales vienen cosechando.

Con intención de encriptar conceptos y no hablar claro, han recurrido a algo más de 4.000 palabras anfibológicamente ordenadas (o más bien desordenadas) para una tarea que era sencilla: reafirmar su convicción de que no hay que socavar a los gobiernos democráticos y populares bajo ningún concepto, en ningún plano y circunstancia, porque entonces… triunfa el fascismo.

No cansaremos al lector repitiendo todo lo que dice la Carta 13: está publicada en la web y al alcance de quien desee verla [1]. Sí podemos resumir el nudo de su contenido en esta cita: “... se busca terminar con los proyectos de matriz popular y democrática que comenzaron al final de la década del ’90 con Hugo Chávez en Venezuela y que se continuaron en Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador, signando un tiempo extraordinario en la historia de un continente dominado y sumergido en la pobreza y la desigualdad por aquellos que siempre hablaron en nombre de la moral pública”.

He ahí el meollo al descubierto: según la Carta 13 los únicos responsables de la pobreza y la desigualdad son los capitalistas conservadores, neoliberales, derechistas y fascistas, ¡no los capitalistas en su conjunto y de todos los colores!, es decir los agentes del capital. No el amplio espectro de la democracia burguesa, con su “republicanismo” y su Constitución; tampoco el “justicialismo” (K o anti K) y el “PTeísmo” y el “frenteamplismo”; y menos que menos el “bolivarismo” chavista! Una vez más la vieja cantinela: hay que proteger al capitalismo por izquierda, ante los avatares de la crisis y las garras de la extrema derecha.

Y afirman también: “Los pronósticos de las crisis capitalistas como los que realizara Rosa Luxemburgo en 1913 o las graves desidias comprobables que se notaban en la esfera pública en las épocas que llevaron a terribles guerras siguen siendo aleccionadoras...” (...) “... aludimos a la caída de la República de Weimar que dejó abierto el camino para el ascenso del nazismo al poder”.

No cabe duda de que pretenden establecer un símil entre el periodo de entreguerras en Europa (en Alemania, el lapso correspondiente a la denominada República de Weimar, 1919-33) y las circunstancias presentes en nuestro continente. Intención de paralelismo desmentida luego por Horacio González, uno de los integrantes de Carta Abierta, a pesar de que la “alusión” explícita permanece indeleble.

El lector desprevenido o no informado podría fácilmente entrar en confusión y no reconocer lo supuestamente “aleccionador” del aquel pronóstico. Sin duda, Rosa Luxemburg puede ser relacionada con la república de Alemania, pero de un modo muy diferente a como nos lo sugiere el fárrago encubridor del kirchnerismo.

No es exagerado afirmar que la República burguesa proclamada en Alemania en 1919, “social, democrática y popular”, conocida como “de Weimar”, fue parida con el asesinato de Rosa Luxemburg y los espartaquistas, aliados de los bolcheviques. Pero dicho con mayor precisión: es la contrarrevolución burguesa, con el papel central de la alianza de los socialdemócratas mayoritarios (los “justicialistas” de la época, salvando todas las diferencias) con la más inescrupulosa derecha del capital, la que asesina a Rosa Luxemburg, Karl Liebknecht, Leo Jogiches y a muchos espartaquistas más, junto a miles de trabajadores revolucionarios insurrectos, durante el periodo 1918-23 (periodo marcado por la salida de la primera guerra y las irrupciones del topo revolucionario en Europa), signado por las consecuencias de la guerra, los alzamientos populares, las rebeliones obreras, las insurrecciones armadas y las huelgas y movilizaciones de masas.

Con la persistente y brutal crisis capitalista y la derrota de los intentos revolucionarios del proletariado consciente, el derrotero criminal del nacional-imperialismo belicista era el destino obligado al que conducía (¡a pesar de las “lecciones” de la tremenda sangría de la reciente guerra imperialista!) la lógica de los capitales asfixiados en sus límites y fronteras y prestos a estallar en una nueva carnicería de proporciones gigantescas, liquidadora de millones de trabajadores y gentes de toda condición. (Lo cual demostró también, dicho sea de paso, que la guerra capitalista-imperialista no es apenas un problema de moral y buena voluntad, sino una encrucijada de intereses materiales y vitales en contradicción explosiva, que para su resolución demanda del compromiso histórico y no delegable del proletariado consciente.)

En el caso de Rosa Luxemburg, nunca se trató de apenas un “pronóstico de las crisis capitalistas”, sino de lo más importante: la búsqueda de una salida al desastre, a la barbarie en la que es hundida la humanidad en la fase superior del capitalismo.

1913 es el año de La acumulación del capital, una de sus obras magnas cuyo “Apéndice” (escrito en 1915) termina con estas palabras: “La característica del imperialismo, última lucha por el dominio capitalista del mundo, no es sólo la particular energía y omnilateralidad de la expansión, sino (y éste es el síntoma específico de que el círculo de la evolución comienza a cerrarse) el rebote de la lucha decisiva por la expansión de los territorios que constituyen su objeto, a los países de origen. De esta manera, el imperialismo hace que la catástrofe, como forma de vida, se retrotraiga de la periferia de la evolución capitalista a su punto de partida. Después que la expansión del capital había entregado, durante cuatro siglos, la existencia y la civilización de todos los pueblos no capitalistas de Asia, África, América y Australia a incesantes convulsiones y a aniquilamientos en masa, ahora precipita a los pueblos civilizados de Europa en una serie de catástrofes, cuyo resultado final sólo puede ser el hundimiento de la civilización, o el tránsito a la forma de producción socialista. A la luz de esta concepción, la posición del proletariado frente al imperialismo adquiere el carácter de una lucha general con el régimen capitalista. La dirección táctica de su comportamiento se halla dada por aquella alternativa histórica”. [2]

Como vemos, la cuestión está lejos de reducirse a un mero “pronóstico”, y menos aun a unas simples “desidias” o desatenciones “democráticas populares” y republicanas de las que habría que aprender alguna lección.

Hemos dicho antes que Rosa Luxemburg (la revolucionaria internacionalista) y el espacio Carta Abierta (experto en proteger democracias, populismos y burguesías “nac&pop”) son como el agua y el aceite. Queremos terminar mostrando esta incompatibilidad absoluta en toda su dimensión, con la cita de otro texto, esta vez de diciembre de 1918, en una situación revolucionaria:

“Una vez más nos hallamos ante una situación que no puede traer como consecuencia más que una etapa de grandes conflictos. Nos incumbe a nosotros defender, no sólo el socialismo, no sólo la revolución, sino también la paz mundial. He aquí la justificación de la táctica que empleamos en todo momento los del grupo Espartaco durante los cuatro años de guerra. La paz es la revolución mundial del proletariado. Hay una sola manera de imponer y salvaguardar la paz: ¡la victoria del proletariado socialista! (...) Yo os pido que no dirijáis vuestra atención hacia la cumbre, sino a la base [es decir, hacia el comportamiento de las masas de trabajadores]. No debemos recaer en la ilusión de la primera fase de la revolución, la del 9 de noviembre; no debemos pensar que cuando queramos realizar la revolución socialista bastará con derrocar al gobierno capitalista y poner otro en su lugar. Hay un solo camino hacia la victoria de la revolución proletaria. Debemos comenzar socavando el gobierno [socialdemócrata] de Ebert-Scheidemann, destrozando sus cimientos mediante la movilización revolucionaria masiva del proletariado...”. [3]

Por supuesto que no sólo pasaron cien años entre la situación de aquella Alemania europea y la de esta Argentina americana actual. El terreno de la aguda crisis capitalista mundial constituye, por decirlo de algún modo, la misma base; pero los muchos paisajes están plagados de las más variadas diferencias y contenidos. Eso es tema de otro debate.

De no haber sido asesinada por la contrarrevolución “democrática” en una situación revolucionaria, Rosa Luxemburg hubiera continuado con la misma lucha socialista/comunista a la que entregó su vida; es decir, con el propósito de convertir (en consonancia y en apoyo a la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia) la república democrático burguesa alemana en su antítesis, en su negación. No en dictadura burguesa y capitalista, sino en democracia proletaria y socialista; es decir: en dictadura revolucionaria del proletariado.



Alberto a. Arias

(19 de junio 2013)





Notas:

1. http://www.lacapital.com.ar/politica/El-texto-completo-de-la-Carta-Abierta-N-13-Los-justos-20130524-0047.html

2. Rosa Luxemburg: “Apéndice a ‘La acumulación del capital’: La acumulación del capital o En qué han convertido los epígonos la teoría de Marx. Una anticrítica”. Escrito en 1915.

3. Rosa Luxemburg: “Discurso en el Congreso de fundación del Partido Comunista de Alemania – Nuestro programa y la situación política”, diciembre 1918.





Escrito para el Espacio Rosa Luxemburg www-rosaluxemburg.com.ar


Tomado de:

http://www.signosdeltopo.com.ar/apuertasabiertas/0074-apa-sdt.htm




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