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Brasil arde
Por La Retaguardia - Monday, Jul. 01, 2013 at 4:06 PM

Domingo, 30 de junio de 2013 | Por La Retaguardia) Las movilizaciones en Brasil comenzaron hace unas semanas en protesta por el aumento de la tarifa de transporte, pero luego fueron sumándose reclamos y reivindicaciones, al calor de la violenta represión ejercida por parte de la policía militar. La masividad y contundencia de las marchas, que se dieron en el marco de la realización de la Copa Confederaciones, previa al Mundial de Fútbol previsto para el año que viene, sorprendieron al gobierno de Dilma Rousseff. La psicoanalista Isabel Marazina y el biólogo Enrique "Pipo" Grande son dos argentinos que residen en San Pablo desde hace años, y relataron sus vivencias acerca de este hecho que, coinciden, dejará una marca en el país vecino.

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Foto: latinoamericaunidaporlasradios.tk

“Esto empezó por unas manifestaciones por la suba del ómnibus. Al principio no se le dio importancia, se los trató como siempre, como quilomberos, pero en poco tiempo y mucho en función de internet y facebook, se dio cuenta de que lo que pasaba en la televisión no era la realidad y eso ganó las calles, la simpatía de todo el mundo. Las manifestaciones pasaron de ser de algunos para ser colectivas, absolutamente de todos. Ahora que se logró bajar la tarifa del transporte, cada uno va a reivindicar lo que le parece bien. Es difícil entonces describir en qué situación estamos ahora, nadie lo sabe y mucho menos Dilma. Creo que nunca había pasado esto, al menos en estas proporciones, sin una motivación política; es pura reacción de personas que están podridas de que le pasen la mano por la cola todo el tiempo, básicamente, en algún momento iban a explotar y explotaron ahora, por suerte estamos vivos para verlo”, describió Enrique Grande, quien vive desde hace años en San Pablo, al igual que la psicoanalista y analista institucional, especialista en salud pública, Isabel Marazina.
Ambos argentinos dialogaron en el programa Sueños Posibles sobre los acontecimientos que se sucedieron en las últimas semanas en Brasil. Para Marazina, las manifestaciones demuestran una “discordancia absoluta de la agenda de la gente y la agenda del gobierno” y criticó la tentativa de invisibilizar estos conflictos por parte de las autoridades políticas del país: “la primera movilización que se hace es de aproximadamente cinco mil personas que luchan por la tarifa del ómnibus. La gente se pregunta por qué tanto por una suba de 0.20 que no es tanto, pero para este pueblo es mucho dinero. También creo que en estos 0.20 se acumulan muchas cosas. Y la brutal represión policial hace que la gente estalle, y en poco tiempo se den manifestaciones nunca antes esperadas. El ‘que se vayan todos’ de Argentina creo que tiene su traducción hoy cuando la gente dice ‘no nos representan’, creo que hay una crisis de representatividad muy fuerte y que jamás antes en Brasil se había podido expresar de esta manera”, comparó Mazarina.
Además, la psicoanalista afirmó que se vienen dando distintas situaciones que hacen que la gente se sienta poco escuchada: “hay aquí una larga historia de desmovilización. El PT de alguna manera ha desactivado los movimientos sociales. Tanto el Movimiento Sin Tierra, que era importantísimo, como innumerables reivindicaciones sociales, se han invisibilizado de alguna forma, y el arco de alianzas del gobierno con sus diferentes partidos que lo apoyan es tan amplio que ha dado origen a muchas situaciones que han dejado a la población muy disconforme. Desde la asunción de la presidencia del Senado de Renan Calheiros, un político absolutamente corrupto y execrado, que en quince días y gracias justamente a las redes sociales se consiguieron más de un millón trescientas mil firmas contra él y jamás se le dio la más mínima pelota; la asunción de un pastor homofóbico y racista como presidente de la Comisión de Derechos Humanos del parlamento, también ha causado una revuelta enorme entre la gente”.
Al respecto, Grande -que es hijo de Alfredo, el conductor de Sueños Posibles- agregó: “creo que nadie se imaginaba que el gigante se iba a despertar, y nadie se imaginaba que iba a estar tan organizado aún sin tener una organización concreta”. Marazina coincidió al señalar que el gobierno nunca pensó que iba a suceder este desborde: “es cierto que aquí se junta de todo, pero fundamentalmente lo que yo he visto en la calle es que las manifestaciones en su inmensa mayoría han sido pacíficas, la gente no quería violencia, sino que la violencia fue instalada justamente por la represión policial de una manera muy intensa”.
Enrique Grande se refirió a las infiltraciones en las movilizaciones. Explicó que en Brasil hay muchos problemas de delincuencia, narcotráfico y poder paralelo: “en estos días, por ejemplo en Río, muchos grupos de favelas aprovecharon el momento e hicieron saqueos, avalanchas por todas partes. Y eso va mezclando la imagen. Los narcos no juegan, sino que aprovechan las situaciones. Después de una exagerada represión por parte de la policía militar, que es subordinada al gobernador que es una persona bastante de derecha, el mandatario dio orden de que no se metan por un día, durante ese día fue tierra de nadie. Obviamente es un terreno fértil para el que quiera hacer lo haga. En cuanto a la derecha propiamente dicha creo que ni se gasta en ir a esos lugares para quemar a la izquierda. Suele pasar más que la izquierda más fervorosa se exceda pero no que vaya una derecha a quemar un acto de izquierda”.
En relación a la postura de la derecha en este momento político en Brasil, Marazina hizo especial referencia al vicepresidente de esa nación, Michel Temer: “Dilma se ha tenido que ver desde el inicio con la capacidad de Lula para hacer alianzas que eran muy manejadas por su cintura política, que no es la capacidad de Dilma para sustentarlas. Ahora esas alianzas tiene un arco muy amplio, entonces el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), cuyo mayor representante es el vicepresidente Michel Temer, es un partido de derecha. Está comprobado por pesquisas que por ejemplo PMDB, que según dicen es una de las bases de sustentación de la situación, ha votado menos proyectos en apoyo al gobierno que otros partidos, entonces la derecha está muy organizada y está trabajando desde adentro”.
Algunos analistas argentinos han señalado que una forma de solucionar este conflicto sería el regreso al poder del ex presidente, algo que Grande desmiente categóricamente al señalar que “una de los grandes reclamos es en relación a Lula”: “a pesar de ser muy popular y también muy populista, Lula dejó una imagen bastante arañada; o sea, cuando entró era una cosa, cuando salió era otra. A mí me sorprendió que tal vez Dilma fue mucho más dura con sus alianzas y sus relaciones políticas que Lula, él acabó haciendo concesiones y alianzas para estar en el poder, para llegar y mantenerse, algo con lo que muchas veces Dilma no pactó y en ese sentido a lo mejor lo está padeciendo. Una alianza tiene un precio”.
Sin duda, los acontecimientos de las últimas semanas, que aún continúan ya que diariamente se producen movilizaciones en distintas ciudades del país, dejarán una marca. La capacidad de reacción del pueblo brasileño, caracterizado por Marazina como menos reactivo que el argentino, ha sorprendido al gobierno y a las elites dominantes: “creo que van a empezar a cuidarse un poco más –reflexionó la psicoanalista–. Además, mi hijo que es de la facultad de filosofía conoce mucho a la gente que inició todo este trabajo y me aclaró que fundamentalmente levantan la bandera del apartidismo, no del apoliticismo, que justamente están muy cansados en su propia práctica estudiantil y académica de encontrarse con grupos que intentan manipular las reivindicaciones. También es una protesta contra la vieja política y el oportunismo electoral que ya está a mil por hora a partir de que la agenda del 2014 incluye las elecciones”.
La crisis estalló. Se sabe que comenzó con el reclamos por la suba del boleto del transporte público. Cómo seguirá y cuáles serán sus próximas consignas, es una incógnita que se develará en las calles. La clase política, a la fuerza, comienza a mirar por la ventana. No vaya a ser que vengan por ellos.

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