Julio López
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(Debate) Los medios de comunicación y Siria
Por (reenvio) Patrick Cockburn - Saturday, Jul. 06, 2013 at 2:36 PM

6/7/2013- Las consignas reemplazan las políticas: se muestra a los "rebeldes" como personas éticas y a los partidarios del gobierno como malvados

DAMASCO.– Cada vez que vengo a Siria me impresiona la diferencia entre la situación en el terreno y la forma en que se representa en el mundo exterior. Los medios extranjeros que informan del conflicto sirio seguramente son más inexactos y engañosos que cualquier cosa que hayamos visto desde el principio de la Primera Guerra Mundial. No puedo pensar en alguna otra guerra o crisis que haya cubierto en la que las fuentes propagandísticas llenas de prejuicios e información de segunda mano hayan sido aceptadas tan fácilmente por los periodistas como proveedores de hechos objetivos.

Un resultado de estas distorsiones es que los políticos y los lectores ocasionales lectores de periódicos o televidentes por igual nunca han tenido una idea clara en los dos últimos años de lo que ocurre en Siria. Peor todavía, esas impresiones equivocadas también sirven de base para hacer planes a largo plazo. Un informe respecto a Siria publicado la semana pasada por el Grupo Internacional de Crisis, con base en Bruselas, dice que “otrora confiados en una rápida victoria, los aliados extranjeros de la oposición pasaron a un paradigma peligrosamente divorciado de la realidad”.

Las consignas reemplazan las políticas: se muestra a los "rebeldes" como personas éticas y a los partidarios del gobierno como malvados; si tuviera más armas, la oposición podría supuestamente lograr una victoria decisiva; si existe suficiente presión militar, el presidente Bacher al-Asad aceptará negociaciones para las cuales una condición previa es la capitulación de su lado en el conflicto. Una de las muchas desventajas de la retórica demonizadora que se permiten la Consejera Nacional de Seguridad entrante de EE.UU. Susan Rice, y William Hague, es que excluye negociaciones serias y un compromiso con los gobernantes de Damasco. Y ya que Asad controla la mayor parte de Siria, Rice y Hague han ideado la receta de una guerra interminable mientras pretenden sentir una preocupación humanitaria por el pueblo sirio.

Cuesta probar la verdad o la falsedad de cualquier generalización con respecto a Siria. Pero, sobre la base de mi experiencia de este mes de viaje por Siria central entre Damasco, Homs y la costa mediterránea, es posible mostrar hasta qué punto las informaciones de los medios de comunicación difieren considerablemente de lo que sucede en realidad. Solo mediante la comprensión y la consideración del verdadero equilibrio de fuerzas sobre el terreno se puede hacer algún progreso hacia un cese de la violencia.

El martes viajé a Tal Kalakh, una ciudad de 55.000 habitantes que queda al norte de la frontera con el Líbano, que fue un bastión de la oposición. Tres días antes tropas del gobierno habían tomado la ciudad y 39 líderes del Ejército Libre Sirio (ELS) depusieron las armas. Hablando con comandantes del ejército sirio, un desertor del ELS y gente del lugar, fue evidente que no había un paso directo de la guerra a la paz. Era más bien como si hubiera habido una serie de treguas y de altos el fuego organizados por importantes ciudadanos de Tal Kalakh durante el año anterior.

Pero justamente cuando me encontraba en la ciudad, 'Al Jazeera Arabic' estaba informando de combates locales entre el ejército sirio y la oposición. Supuestamente salía humo de Tal Kalakh mientras los "rebeldes" defendían su baluarte. Por suerte parece que era una fantasía y durante las horas que pasé en la ciudad, no hubo disparos, ninguna señal de que hubiera habido combates y nada de humo.

Por supuesto todas las partes en una guerra pretenden que ninguna posición se pierde sin una heroica defensa frente una cantidad abrumadora de enemigos. Pero oculto en las informaciones de los medios de comunicación de lo sucedido en Tal Kalakh había un punto importante: la oposición en Siria es fluida en sus lealtades. EE.UU., Gran Bretaña y los llamados “Amigos de Siria”, 11 miembros que se reunieron en Doha el fin de semana pasado, quieren armar a los "rebeldes" que no sean fundamentalistas islámicos, pero no hay un gran abismo entre ellos y los que no están vinculados a al Qaida. Se informó de que un combatiente del Frente al-Nusra afiliado a al Qaida había desertado a un grupo más moderado porque no podía dejar de fumar. Los fundamentalistas pagan más y, considerando el empobrecimiento total de tantas familias árabes, los "rebeldes" siempre pueden conseguir más reclutas. “El dinero cuenta más que la ideología”, me dijo un diplomático en Damasco.

Mientras estaba en Homs vi un ejemplo de porqué la versión "rebelde" de los eventos frecuentemente es más aceptada por los medios de comunicación extranjeros que la del gobierno sirio. Puede ser parcial a favor de los "rebeldes", pero a menudo no existe una versión gubernamental, lo que deja un vacío que llenan los "rebeldes". Por ejemplo, solicité ir a un hospital militar en el distrito al-Waar de Homs y me dieron permiso, pero cuando llegué me negaron la entrada. Ahora bien, los soldados heridos que combaten a los "rebeldes" generalmente son elocuentes y convincentes defensores del lado del gobierno (visité un hospital militar en Damasco y hablé con soldados heridos). Pero el obsesivo secreto del gobierno significa que la oposición siempre sale ganando cuando se trata de presentar un caso convincente.

En el barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Damasco, donde estoy viviendo, hubo una explosión el jueves cerca de mi hotel. Fui a la escena y lo que ocurrió a continuación muestra que no puede haber una alternativa al informe de testigos imparciales. La televisión estatal estaba afirmando que posiblemente fue una bomba suicida, dirigida contra la Iglesia Ortodoxa Griega o contra un hospital chií que está aún más cerca. Hubo cuatro muertos.

Pude ver una pequeña hendidura en el pavimento muy parecida al impacto de un obús de mortero. Había poca sangre cerca, aunque sí había a unos 10 metros. Mientras estaba mirando, un segundo obús de mortero cayó sobre una casa y mató a una mujer.

El Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, favorable a la oposición, utilizado muy a menudo como fuente por los periodistas extranjeros, dijo posteriormente que su propia investigación mostraba que la explosión había sido provocada por una bomba dejada en la calle. De hecho, en este caso, fue posible saber definitivamente qué había ocurrido porque el hospital chií tiene televisión por circuito cerrado que mostró el obús del mortero en el aire antes de su caída, delineado durante la fracción de un segundo contra la camisa blanca de un transeúnte que murió en la explosión. Lo que probablemente ocurrió formó parte del usual bombardeo al azar de los morteros "rebeldes" en el cercano distrito de Jobar.

El plan de la CIA y de los Amigos de Siria de buscar de alguna manera un final de la guerra aumentando el flujo de armas es absurdo. La guerra solo producirá más guerra.

CounterPunch. Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens. Extractado por La Haine

fuente http://www.lahaine.org/index.php?p=70358

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¿Solidaridad con qué Siria?
Por Luis E. Sabini Fernández - Saturday, Jul. 06, 2013 at 2:41 PM
luigi14@gmail.com

20/5/2013- Como era de esperar el cruce de la atroz situaciòn siria y el pensamiento políticamente incorrecto de Gilad Atzmon ha generado, una vez más, fricciones. El disparador ha sido una declaración de solidaridad de intelectuales de variado origen, en que menudean los apellidos árabes y los radicados en EE.UU., “con la dignidad y la libertad siria”, en el cual estos firmantes describen críticamente, con sobradas razones, el régimen sirio. *

Criticar a la autocracia que ha gobernado Siria, a través de dos generaciones Assad, es entendible y saludable; no creo que despierte el disgusto de quienes se ubican como Gilad Atzmon. En Siria se llevó adelante una peculiar experiencia de llamado socialismo, el BAAS, anticlerical y por lo tanto antiislámica, más cercana a un bonapartismo, verticalista, o si quere-mos, con ciertos contactos sociales e ideológicos con el peronismo. Estudio-sos han insistido con que la segunda generación Assad ha incluso atenuado rasgos represivos que fueron muy marcados en tiempos de su padre, Hafez al Assad, aunque las protestas devenidas levantamiento, abierto desde 2011, han puesto otra vez al rojo vivo a los cuerpos represivos.

Ante lo acontecido en Siria desde principios de 2011, los intelectuales de marras, en abril de 2013, optan por señalar la crudeza represiva del gobierno (hasta con bombardeos aéreos, afirman, sobre zonas urbanas del país), pero dejan en nebulosa el papel de “los rebeldes” a lo largo de estos dos años.

Condenar, en abril de 2013, al gobierno sirio sin decir ni una palabra de los gobiernos de Turquía, el Reino Unido, Arabia Saudita, Qatar e Israel, empeñados en nutrir a la rebelión y “ayudar” a la caída del régimen sirio, es, a mi modo de ver, inaceptable, profundamente sesgado. Y entiendo que es esa bizquera la que ha soliviantado a Gilad Atzmon.

En Siria, las fuerzas que procuran dominar el mundo (y lo dominan, apreciablemente) a través de la OTAN, del eje Israel-EE.UU.-R. U. y la red de consorcios transnacionales más ligados a tales centros de poder a través de lo que se llama “globalización”, están procurando repetir lo que les diera tan buenos rindes en Libia y más en general con los levantamientos y las resistencias árabes. Aunque se noten diferencias entre, por ejemplo, los poderes nacionales respectivos, y en la reticencia de EE.UU. para intervenir manu militari. Pero esas diferencias situacionales no disculpan la llamativa ausencia en esta declaración de una referencia a los verdaderos opresores y privilegiados planetarios, empeñados en la destrucción de Siria, que se les presenta como un obstáculo (como en la región pueden serlo en dimensiones diferentes, el Hamas, el Hezbollah, el estado persa…).

Cuando GA les enrostra en su réplica a la declaración de solidaridad a intelectuales probadamente críticos del Estado de Israel si ahora se acuestan con B. Netanyahu, entiendo que personaliza el tono para mejor clavar los dardos, pero no porque se desvalorice o se niegue todo lo que los firmantes han aportado en el esclarecimiento y la lucha contra el racismo entronizado en Israel.

Sin embargo, tanto Santiago Alba Rico como Salvador López Arnal hacen hincapié en la personalización emprendida por Atzmon, como si agraviar intelectuales críticos fuera el motivo principal del escrito, de la reacción de GA.

A mi modo de ver, la prueba de que la personalización de las críticas han perdido el foco de la cosa está en la respuesta de GA a SAR y SLA (conjunta).

GA aclara que sus alusiones a camas y firmantes han sido hechas para provocar, precisamente. Pero que el nudo de la cosa está en qué posición tomar ante el arrasamiento, en este caso de un estado árabe, Siria, por parte de esta brigada geopolíticamente occidentalista (a su vez, más bien constituida, paradójicamente o no tanto, por fanáticos islámicos) que tan prestamente ha activado en varias “primaveras”.

Mencionar, reconocer a los luchadores contra la dictadura de Assad en Siria y no mencionar el nefasto papel de los intervencionistas que cada vez más tienen el protagonismo del enfrentamiento, es penosamente parcial.

Queden para otra oportunidad la serie de cuestiones disparadas por el escrito de Atzmon, sobre izquierda, derecha, pueblo elegido…

Porque lo cierto es que el despedazamiento de Siria sigue, casi como en un libreto, las prescripciones que Oded Yinon, un sionista adscripto a la cancillería israelí de los ’80 había “diseñado”, mediante el recurso del divide et impera:
“La disolución total del Líbano en cinco provincias sirve como precedente para todo el mundo árabe, incluidos Egipto, Siria, Iraq y la península árabe; en El Líbano ya es un hecho cumplido.
La disolución de Siria e Iraq en áreas étnicas o religiosamente homogéneas, como en El Líbano, es el principal objetivo de Israel en el frente oriental en el largo plazo, mientras que la disolución del poder militar de esos estados debe ser el principal objetivo en el corto plazo. Siria se dividirá de acuerdo con su estructura étnica y religiosa, en varios estados, tal como ocurre en el Líbano actual, de modo que habrá un estado chiita alawita a lo largo de su costa, un estado sunní en el área de Aleppo, otro estado sunní en Damasco, hostil a su vecino del norte [Aleppo] y los drusos que establecerán un estado, tal vez aun en nuestro Golan y sin duda en Hauran y en Jordania del norte.
Esta situación será la garantía de paz y seguridad en el área a largo plazo, y ese objetivo está ya a nuestro alcance hoy.” (1)

Vale recordar que esto fue escrito a principios de 1982, a menos de 15 años de adueñarse Israel de las colinas de Golan, del que Yinon habla como ”nuestro”, y a pocos meses de la invasión israelí a El Líbano, que el autor considera ya perfectamente descuartizado.

También vale la pena confrontar el estado que Yinon le destina a los alawitas sirios en la costa mediterránea con su propia observación de que en un mundo nuclear, es decir con potenciales usos militares nucleares, el Estado de Israel no puede permitirse estar asentado en la costa y por eso debe ampliar su superficie extendiéndose hacia regiones mediterráneas. (2)

Los firmantes de lo que declaran su solidaridad con la dignidad y la libertad sirias y defienden lo que con mucha elocuencia describe SAR: “en Siria, sobre el terreno, hay miles de hombres y mujeres (de las Coordinadoras Locales a los partidos de la izquierda revolucionaria, incluyendo a muchos palestinos) que se juegan el pellejo defendiendo los principios (democracia, laicismo, soberanía, socialismo)” pasan por alto de donde proviene, cada vez más, la “ayuda” contra la dictadura baasista. En el caso de SAR, su análisis procura ser más profundo porque habla de cómo los amigos de los árabes en el concierto internacional (Rusia, China, Irán) mantienen el apoyo a la dictadura y no a los árabes masacrados y en cambio, EE.UU. y su claque “han intervenido en apoyo de los revolucionarios [sic]”. Estamos bordeando la campaña desplegada por la OTAN en Libia. Pero SAR nos advierte: “Lo han hecho con un claro y cínico interés propio [como por otra parte lo aclaró el mismo SAR en algún momento en Libia]. De hecho, su intervención ha tratado de aplastar y subvertir el levantamiento, mientras que venden ilusiones y mentiras engañosas.” Esta última frase escapa a mi entendimiento, puesto que no conozco qué acciones de EE.UU y los suyos habrían aplastado el levantamiento… Y escapa a mi comprensión asimismo la mera mención a “mentiras engañosas”.

SAR remata estas consideraciones: “Teniendo en cuenta que las potencias regionales y mundiales han dejado el pueblo sirio solo […]”. Esta afirmación me llevaría a reclamar el cese absoluto e inmediato de la violencia dentro del país, mediante la presencia lo más masiva posible de veedores… no es eso lo que veo reclamado en la declaración sino únicamente un acusación, probablemente certera, de la represión oficial, pero sin mencionar el comportamiento tan atroz o peor de los “insurrectos”, lo que los medios de incomunicación de masas, occidentales, llaman, los “revolucionarios” o los “rebeldes”, lo cual significa brindar el apoyo y el aval a una serie de combatientes, yihadistas en buena medida, seleccionados de las peores escuelas de fanatismo.

Entiendo que no mencionar ese papel de Occidente en la peripecia siria actual es otra falencia básica en la proclama de solidaridad que cuestionara GA.

Porque GA es concreto: sostiene que hay complejidad en el caso sirio, donde una resistencia inicial no violenta se enfrentó al régimen brutal, como nos lo recuerdan los firmantes del llamado solidario. GA acota sobre el particular: “la situación sobre el terreno ha cambiado radicalmente y ya no es el pueblo sirio ni sus intereses los que dan forma a este conflicto. Creo que estamos siendo testigos de una extraña alianza entre Qatar, mercenarios extranjeros, EE.UU. e Israel”.

De allí provienen, a mi modo de ver, las preguntas “insolentes”.
Para mí, la discusión no pasa por defender o cuestionar a seres humanos por los que tengo mucho respeto como Ilan Pappe (y podría mencionar a algunos más que conozco, por lecturas, en la lista) ni por desconocer el esforzado papel de los refractarios a la pesadilla “proteccionista” del estado baasista, sino por saber a qué servimos, a qué ayudamos, qué cohonestamos con el derribo del BAAS y la ascensión al poder de… ¿salafistas, Karzais, Talabanis, de la OTAN ya totalmente librada a una labor extracontinental?

La sociedad siria, entre tanto, sus ciudades, calles, escuelas, mercados, cuerpos humanos con sus vínculos y ocupaciones, sigue siendo destruida, bien destruida. Tal vez eso permita a “Occidente” reconstruirla…

notas:
* http://www.rebelion.org
11/4/2013 / “Solidaridad con la lucha por la dignidad y la libertad siria”
8/5/ 2013 / Gilad Atzmon, “En la cama con Bibi”
9/5/2013 / Santiago Alba Rico, “Gilad Atzmon, Siria y el “pueblo elegido”
9/5 /2013 / Salvador López Arnal, “Falacias en una ‘crítica’ impropia de Gilad Atzmon”
13/5/2013 / Gilad Atzmon, “Mi respuesta a Salvador López Arnal y Santiago Alba Rico”
1) “Una estrategia para Israel en la década del ‘80”. Traducido por Israel Shahak en El estado de Israel armó las dictaduras de América Latina, Editorial Canaán, Buenos Aires, 2007.
2) ïd., p. 137.

fuente http://argentina.indymedia.org/news/2013/05/838561.php

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Mi respuesta a Salvador López Arnal y Santiago Alba Rico
Por (reenvio) Gilad Atzmon - Saturday, Jul. 06, 2013 at 2:44 PM

12/5/2013 - Hace unos días publiqué el original inglés de mi artículo “In Bed With Bibi”, que luego diseminaron buena parte de los sitios web de la disidencia occidental. Muchos lo han aplaudido y, que yo sepa, nadie se ha tomado la molestia de criticarlo o deconstruirlo.

Curiosamente, hace dos días el colectivo Tlaxcala publicó en línea la traducción al español, “En la cama con Bibi”, que luego apareció reproducida en el sitio web de Rebelión. Pocas horas después se desató el infierno: Salvador López Arnal y Santiago Alba Rico hicieron gala de una notable rapidez para criticar su contenido. La conclusión que saco de estos hechos me parece simple y positiva: la izquierda de habla española sigue implicada en un debate intelectual e ideológico.

He leído los textos de López Arnal y Alba Rico y mi respuesta será breve y directa al grano. Me temo que ni Salvador ni Santiago se han enterado de mi artículo.

Para empezar, en él me abstengo de tomar partido. No estoy a favor de Al-Assad ni de los “rebeldes”. No tomo partido por dos razones.

En primer lugar, pongo en duda la noción de “intervención moral” y pregunto: ¿Cuál sería la base ética para cualquier tipo de intervención? ¿Cuándo es bueno y cuándo es malo intervenir? ¿Qué es lo que hace que sea adecuado que una “persona A”, que vive en el “lugar B”, interfiera en la realidad de la “persona C”, que vive en el “lugar D”? Y si se justifica éticamente la intervención, ¿cómo distinguiríamos entre el llamamiento de un neoconservador y el de un “progresista honrado”?

En segundo lugar, creo que la guerra a la que estamos asistiendo en Siria es extraordinariamente compleja. No olvidemos que en su primera fase estaba liderada por manifestantes sirios no violentos que se enfrentaron a la brutalidad del régimen. Sin embargo, la situación sobre el terreno ha cambiado radicalmente y ya no es el pueblo sirio ni sus intereses los que dan forma a este conflicto. Creo que estamos siendo testigos de una extraña alianza entre Qatar, mercenarios extranjeros, USA e Israel.

La pregunta que planteé en mi artículo es muy simple:

¿Cómo es posible que algunos de nuestros mejores politólogos hagan ojos ciegos a la devastadora probabilidad de que sus peticiones de intervención den luz verde a Israel para que ataque a un país árabe?

También creo que tanto López Arnal como Alba Rico no han logrado responder a esta pregunta. En vez de ello, critican mi lenguaje y la manera que he elegido de enfrentarme al término “aliados”. En eso tienen razón, no elijo mis palabras para apaciguar a los lectores. Al contrario, me gusta mucho más estimularlos para que piensen con sentido crítico, ético e innovador.

Además, lo que pretendo es provocar un vigoroso debate que conduzca de una vez por todas a un cambio real.

Pero hay algo más y es que en realidad estoy en un período de transición, he dejado de pensar en términos de “aliados” o “colectivos”. No soy activista ni político, soy filósofo y artista y mis aliados son la verdad y la integridad. No pretendo estar en posesión de la verdad, pero no soporto que la manipulen, en particular si lo hacen por una causa justa.

Supongo que López Arnal y Alba Rico se sienten ofendidos por mis escritos más recientes y tal vez no les falte razón. De hecho me estoy distanciando, porque creo que la izquierda occidental contemporánea –con su discurso progre– es un desastre absoluto. Ha fracasado en todos los frentes posibles, no ha liberado al pueblo palestino y se dedica exclusivamente a desviar la atención de los auténticos problemas. Ha introducido en nuestro lenguaje terminologías incorrectas y engañosas y ha subvertido lo que era una búsqueda metafísica en cuestiones de elegidos, tribalismo y poder judío en particular.

Si no estoy equivocado, mi planteamiento conducirá sin duda a un cambio.

fuente http://www.rebelion.org/noticia.php?id=168018

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Falacias en una “crítica” (impropia) de Gilad Atzmon
Por (reenvio) Salvador López Arnal * - Saturday, Jul. 06, 2013 at 2:45 PM

9/5/2013- Es difícil o imposible no aprender de la mayoría de intervenciones de Gilad Atzmon [GA], un intelectual sólido y comprometido que piensa siempre con su propia cabeza. Pero, en sus últimas reflexiones político-culturales, tiende a psicologizar o psiconalizar en exceso y a pensar en términos de lógica y racionalidad bivalentes, causa probable de más de un error de perspectiva o análisis. Su reciente “En la cama con Bibi” [1] es, en mi opinión, un ejemplo de ello.

Una vez más, señala GA con tono y estilo netamente mejorables, asistimos a un marco familiar: “nuestros “progres” unidos –que son una auténtica sinagoga, un colectivo de grandes humanistas– prestan su apoyo a los oprimidos”. Esta vez, prosigue sarcásticamente arrojando a la basura política inutilizable conceptos como humanismo y progresismo, quieren liberar al “pueblo sirio”, “cuyo enemigo, obviamente, es Bashar Al-Assad.”

GA denuncia el esquema político-cultural que en numerosas ocasiones merece y ha merecido críticas sustantivas y más que razonables. Antes de la guerra contra el terror, recuerda, “fuimos testigos de años de intensas campañas progres de grupos feministas y gays a favor de los derechos de las mujeres en Afganistán”. De la misma forma, prosigue, “los progres también condenan el estado actual de la revolución iraní. Con harta frecuencia insisten en que hay que liberar a los iraníes”. El punto no resuelto: que el paralelismo que GA da por descontado entre unos y otros pueda establecerse. No todo es uno y lo mismo aunque las formas aparentes pueden coincidir o asemejarse. Las críticas al estructuralismo de los años setenta deben enseñar a todos.

El frente común que GA critica está formado por Tariq Ali, Ilan Pappe, Fredric Jameson, Norman Finkelstein “y otros tíos estupendos” (tíos, el equivalente inglés, es una enorme aportación político-semántica del gran artista internacionalista; mis alumnos de ciclos también usan esa expresión con frecuencia). El frente común quiere ahora, prosigue GA, que “liberemos a los sirios” y han iniciado para ello “una campaña para derrocar al régimen de Bashar al-Asad”. En esa campaña hacen “un llamamiento al “pueblo del mundo” para que presione al régimen sirio con el fin de que éste ponga fin a la opresión y a la guerra contra el “pueblo sirio”. Exigen que Bashar Al-Assad se vaya de inmediato “y sin ninguna excusa para que Siria pueda iniciar una rápida recuperación hacia un futuro democrático”. En ésas estamos, así concluye GA su presentación.

Tras la sesgada-muy-sesgada descripción, que bebe –atragantándose un poco- de las razonables críticas al humanismo intervencionista, GA se desliza hacia la más elemental de las falacias de matriz cristiana: “Señores Ali, Jameson, Pappe, Finkelstein y compañía: a la luz de los recientes ataques israelíes contra Siria, ¿serían tan amables de aclararnos a quién apoyan? ¿De qué lado están, del de Al-Assad o del de Netanyahu?” ¿De dónde esa disyunción excluyente? ¿Por qué es necesario apoyar a Netahnyahu o Al-Assad? ¿Quién nos ha conducido a ese terrible precipicio? ¿O A o B? ¿Por qué no C, D, E o MNO?

Pero no sólo es eso. GA disuelve él mismo la disyunción y conduce al grupo criticado donde él desea llevarlos: “Cabe preguntarse cómo es posible que los progres, a pesar de su buena voluntad y de sus credenciales humanistas, hayan terminado una vez más en la cama con Bibi Netanyahu”. Pappe, Alí, Jameson, Finkelstein, ¿en la cama con Netanyahu? ¿Esto es una aproximación equilibrada? ¿Práctica contrastada del mesotes aristotélico?

La respuesta al interrogante también es de GA y, en su opinión, “vergonzosamente simple”. La vergüenza criticada: la filosofía progre, una “filosofía” que GA está lejos de describir, “es la más nueva y avanzada variante de la ideología del pueblo elegido”. ¿Hemos leído bien? Sí, hemos leído bien. ¿Por qué? Porque, en opinión de GA, “es obvio que si uno se considera a sí mismo progresista tiene que haber alguien que sea “reaccionario””. ¿Y quiénes se consideran progresistas? ¿No conoce GA las innumerables críticas que desde la izquierda se han formulado contra esa expresión y la cosmovisión que le subyace? Suponiendo, aunque no admitiendo, que fuera así: ¿por qué piensa GA en equívocos términos dicotómicos? Lo opuesto de progresista no es reaccionario sino no-progresista. Y, entre estos últimos, entre el taxón complementario, puede haber, reaccionarios, conservadores, centristas, radicales de izquierda, largo etcétera.

Y no sólo es eso. Para GA el “progresismo” es una posición elitista que es, además, intolerante y racista. “El progresismo es el precepto ideológico del Tikun Olam (arreglar el mundo)”. Se basa en la idea “de que los defensores de ideas progres “saben mejor que nadie” lo que es correcto y quién está equivocado”. La racionalidad bivalente le vuelve a jugar muy malas pasadas a GA en su crítica. ¿De dónde saca que los autores que cita creen saber mejor que nadie lo que es correcto y lo que no lo es? De hecho, puestos a aceptar este absurdo dictamen, esta simple y pueril disyunción, ¿no está presupuesta la misma consideración en la aproximación de GA? ¿No afirma él que lo correcto, lo ajustado, son las aproximaciones de Robert Fisk al tema (imprescindibles desde luego) o la lucha de los soldados del Ejército árabe sirio? ¿No es esa la posición correcta que él defiende? ¿También él es intolerante, racista y elitista?

La estocada final está a la altura de la nota. GA cree -¿por qué es lo correcto?- que ya va siendo hora de “que nuestros humanistas progres hagan un examen introspectivo de ética y aprendan de una vez por todas cuál es la base moral para cualquier tipo de intervención.” ¿Alí nunca ha realizado un examen retrospectivo de ética? ¿Tampoco Jameson? ¿Y de una vez por todas? ¿Para cualquier tipo de intervención? Cabe la posibilidad de que antes de predicar el Tikun Olam y de arrogarse la misión de arreglar el mundo en nombre de la “sociedad civil” y del “Derecho internacional”, es el último golpe del combate emprendido por GA, “decidan arreglarse antes a sí mismos”. ¡Vale! ¡Un Freud básico en el puesto de mando! ¿Y no podría GA, lamento hablar en estos términos, aplicarse a sí mismo esta consideración sobre arreglos personales?

De hecho, puestos en este extraño sendero, ¿quién está libre de una terapia de estas características y con esas finalidades? ¿Y qué más tras ella?

Nota:
[1] Gilad Atzmon, “En la cama con Bibi” (traducción de Manuel Talens), http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=9628

* Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)

fuente http://www.rebelion.org/noticia.php?id=167867

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Gilad Atzmon, Siria y el “pueblo elegido”
Por (reenvio) Santiago Alba Rico - Saturday, Jul. 06, 2013 at 2:48 PM

9/5/2013- Uno de los curiosos efectos de los bombardeos israelíes sobre Siria -a los que Bachar Al-Assad ha respondido de inmediato bombardeando Alepo, Deraa y Raqa- es la relegitimización del régimen y la criminalización de los “rebeldes” y, por extensión, de la izquierda solidaria con la lucha del pueblo sirio que se opone a la dictadura. Para un sector del anti-imperialismo y del anti-sionismo europeo esa solidaridad constituiría en realidad un apoyo explícito a Israel y a la ocupación de Palestina y exigiría, por lo tanto, “nuestro” más enérgico “rechazo ético y moral” como paladines que somos de la causa palestina y la liberación mundial. El que este tipo de atajos pansémicos -de la velocidad al tocino o viceversa- se produzcan con frecuencia dentro del campo anti-imperialista no los hace menos dolorosos ni menos destructivos; y su potencia tenebrosa se multiplica si es un intelectual comprometido y de reconocido renombre el que los utiliza (http://rebelion.org/noticia.php?id=167836).

Si he de decir la verdad, no me gusta el tono desenfadado y perdonavidas con el que Gilad Atzmon, un tío estupendo, despacha al mismo tiempo la complejidad de la situación siria y el gesto solidario de -entre otros- Tariq Ali, Fredric Jameson, Norman Finkelstein o Ilan Pappe. ¿Desde dónde habla Atzmon? ¿Desde un superior compromiso? Después de todo, es “un tío estupendo que quiere liberar Palestina” y que, como Ali, Jameson, Finkelstein o Pappe, dedica una parte importante de su tiempo y de su esfuerzo a defender una causa justa. ¿Cuál sería la diferencia? Todos somos tíos estupendos que, en cualquier caso, no nos jugamos la vida -o al menos no directamente- sino sólo la inteligencia, el discurso y quizás el prestigio (el talón de Aquiles donde se nos puede clavar una lanza). Sólo tenemos nuestras palabras. Pero que no comprometamos otra cosa que nuestras palabras entraña al menos dos consecuencias. La primera es que, si sólo “decimos”, sólo “hacemos” lo que decimos: nuestros gestos son nuestros verbos. No creo que haga falta recordar todo lo que han dicho a lo largo de sus vidas Tariq Ali, Jameson o Pappe sobre la ocupación israelí; ni que esas “acciones discursivas” jamás se han visto desmentidas fuera del discurso -la contradicción que llamamos hipocresía o doble moral- por ninguna acción material: ellos, desde luego, no han bombardeado Gaza ni colonizado Cisjordania mientras hablaban de libertad y democracia, pero tampoco han compartido nunca cócteles con los verdugos ni participado -por ejemplo- en una manifestación pro-israelí. Son unos tíos estupendos, como Gilad Atzmon, que -como Gilad Atzmon- consisten en lo que escriben; y nada que hayan escrito hasta la fecha contiene el más mínimo atisbo de apoyo, directo o indirecto, a Israel y la ocupación de Palestina.

La segunda consecuencia de que no comprometamos más que palabras es precisamente que tenemos que tener mucho cuidado con lo que decimos. Y si Tariq Ali, Jameson y Pappe han extremado los cuidados en la redacción del comunicado sobre Siria (http://rebelion.org/noticia.php?id=166595), no puede decirse lo mismo de la denuncia de Gilad Atzmon. Romperle las piernas a la lengua no es como romperle las piernas a un hermano, desde luego, pero es romper algo muy serio con lo que tenemos una íntima relación de parentesco. Atzmon cuida poco la lengua. Abusa de ella. Le hace decir cosas que inhabilitan precisamente su capacidad para hacer diferencias; es decir, su poder de significar. Dice que Ali, Pappe y Jameson se han “metido en la cama con Bibi” (Netanyahu) porque él, Atzmon, ha decidido que habría alguna misteriosa relación hipotáctica -de subordinación- entre los dos términos de esta coordinación: la firma de un comunicado en solidaridad con el pueblo sirio y los bombardeos de Israel sobre Damasco. Pero esa hipotaxis es peor que fantasiosa; es malvada; o peor que malvada: falsa. Ningún argumento enteramente reversible -o que permita asociaciones contagiosas ad libitum- es realmente un argumento. Una arbitrariedad que cortocircuita toda posibilidad de pensar e introducir diferencias no es un pensamiento. Veamos. Si Atzmon dice que solidarizarse con el pueblo sirio equivale a acostarse con Netanyahu, los EEUU, Qatar, la OTAN, etc., podríamos igualmente decir que solidarizarse con el pueblo palestino equivale a acostarse con Irán, la Yihad Islámica, sectores rabínicos radicales, el Frente Nacional francés y algunos grupos neonazis antisemitas. Aún más absurdo: este tipo de escaleras mecánicas de doble dirección conducen a su propia autodestrucción: porque pendiente abajo tendríamos que aceptar que los que estamos a favor del pueblo sirio y del pueblo palestino -como es el caso de Ali, Jameson y Pappe- estaríamos al mismo tiempo a favor y en contra de los yihadistas, los nazis, la OTAN, los EEUU, Israel y Palestina; es decir, a favor y en contra de todos los actores, amigos y enemigos, entrometidos en esa gran cama revuelta en que se ha convertido Siria.

¿Por qué un hombre inteligente y comprometido como Atzmon le hace esto a nuestra Madre lengua? ¿Por qué se burla de los que “quieren liberar al pueblo sirio”? ¿No quiere él liberar al pueblo palestino? ¿Es que uno lo merece menos que el otro? ¿Es que hay que escoger entre uno de los dos? No es eso lo que pensamos los que apostamos por afirmar al mismo tiempo los principios y la complejidad. Algunos nos comprometemos sólo de palabra, desde comunicados y artículos, pero en Siria, sobre el terreno, hay miles de hombres y mujeres (de las Coordinadoras Locales a los partidos de la izquierda revolucionaria, incluyendo a muchos palestinos) que se juegan el pellejo defendiendo los principios (democracia, laicismo, soberanía, socialismo) y asumiendo por eso una oposición compleja: a la criminal dictadura del Assad, sin duda, pero también a Israel, a las potencias del Golfo, a los EEUU, a los HHMM, al frente Nusra. Dirá Atzmon que no son muchos y no van a ganar, que la geoestrategia impone su feroz dogal, que no es momento para blandenguerías o ingenuidades, que hay que elegir, frente a los principios y la complejidad, una rotunda simplicidad jesuítica (nada de “humanismos” ni “progresismos”). Pero entonces, ¿en nombre de qué, cómo atreverse a hablar -y con ese empaque paternalista y displicente- de “ética y moralidad”? Esta invocación a la “ética y la moralidad” con la que Atzmon despacha a “esos tíos estupendos” me resulta particularmente dolorosa si pienso que su atajo criminalizador reproduce fielmente la lógica del régimen sirio. Ali, Jameson y Pappe están a salvo; y Atzmon no quiere matarlos. Pero a los que piensan en Siria como Ali, Jameson y Pappe esa lógica criminalizadora -los “rebeldes” son “terroristas” que se acuestan con Israel- les está haciendo literalmente pedacitos: bombardeos aéreos, torturas, masacres indiscriminadas. Quizás Atzmon piense que eso es lo que merecen -por acostarse con Netanyahu- y que los israelíes, a su vez, merecerían otro tanto (una expiación colectiva de un gran crimen colectivo), pero que se atreva, si tiene agallas, a enraizar esa locura sangrienta en “la ética y la moralidad”.

Lo bueno de los razonamientos consistentes es que son como la homeopatía: en el peor de los casos, no causan ningún efecto. Un razonamiento inconsistente, en cambio, siempre tiene consecuencias materiales. Atzmon, que ha sufrido en sus propias carnes estas hipotaxis contaminantes, no debería entregarse a la lujuria de las criminalizaciones. Porque tienen descendencia, como él bien sabe; vástagos monstruosos que vagan por las noches, justicieros, depurando las filas de los que no son suficientemente sionistas, suficientemente anti-sionistas, suficientemente amigos. Lógicas iguales producen efectos iguales, ya se trate de Israel o de Siria; y son los pueblos y los que los defienden los que acusan los golpes. Hay algo muy “israelí” en el gobierno sirio; y algo muy “sirio” en el gobierno israelí. Y hay algo ahora muy palestino en el pueblo sirio como hay algo muy sirio en el pueblo palestino. ¿No podría Atzmon, ese tío estupendo, oponerse a la “israelidad” en general y solidarizarse con los dos pueblos masacrados, el sirio y el palestino, en lugar de “elegir” uno, como hace Israel, y criminalizar, como hace Israel, a los que creen posible defender para todos la justicia, la democracia y la dignidad?

Lo peor que puede decirse de Tariq Ali, Jameson y Pappe es que han apoyado de palabra al pueblo sirio; lo mejor que puede decirse de Atzmon es que lo ha abandonado. Pero ha hecho algo mucho peor: ha dicho que esos mismos que denuncian a Israel por sus crímenes, cuando denuncian al régimen sirio por los suyos... ¡están apoyando los crímenes de Israel! ¿Es posible decir una cosa así sin hacer jirones la lengua? ¿No hay también palabras-bomba? Hace unos días, el ministro del interior español, Jorge Fernández Díaz, hizo una declaración de pérfida y gloriosa majadería: “El aborto tiene algo que ver con ETA pero no demasiado”. Pues bien, de la argumentación de Atzmon se puede decir lo mismo que decía un usuario de facebook de la majadería del ministro: “esta frase tiene algo que ver con la posesión de un cerebro, pero casi nada”.

Con la ética y la moralidad -para las que basta apenas una neurona decente- nada de nada.

fuente http://www.rebelion.org/noticia.php?id=167884

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En la cama con Bibi
Por (reenvio) Gilad Atzmon - Saturday, Jul. 06, 2013 at 2:50 PM

8/5/5013- Una vez más asistimos a un esquema familiar: nuestros “progres” unidos –que son una auténtica sinagoga, un colectivo de grandes humanistas– prestan su apoyo a los oprimidos. Esta vez quieren liberar al “pueblo sirio”, cuyo enemigo, obviamente, es Bashar Al-Assad.

Se trata de un esquema que a estas alturas conocemos demasiado bien. Antes de la guerra contra el terror fuimos testigos de años de intensas campañas progres de grupos feministas y gays a favor de los derechos de las mujeres en Afganistán. Los progres también condenan el estado actual de la revolución iraní. Con harta frecuencia insisten en que hay que liberar a los iraníes. Esta semana, de nuevo, asistimos a un frente común formado por Tariq Ali, Ilan Pappe, Fredric Jameson, Norman Finkelstein y otros tíos estupendos. Quieren claramente que “liberemos a los sirios”. Han iniciado una campaña para derrocar al régimen de Bashar al-Asad. Hacen un llamamiento al “pueblo del mundo” para que presione al régimen sirio con el fin de de que éste ponga fin a la opresión y a la guerra contra el “pueblo sirio”. “Exigimos”, dicen, “que Bashar Al-Assad se vaya de inmediato y sin ninguna excusa para que Siria pueda iniciar una rápida recuperación hacia un futuro democrático”. Y en ésas estamos.

Señores Ali, Jameson, Pappe, Finkelstein y compañía: a la luz de los recientes ataques israelíes contra Siria, ¿serían tan amables de aclararnos a quién apoyan? ¿De qué lado están, del de Al-Assad o del de Netanyahu?

Cabe preguntarse cómo es posible que los progres, a pesar de su buena voluntad y de sus credenciales humanistas, hayan terminado una vez más en la cama con Bibi Netanyahu. La respuesta es vergonzosamente simple. La filosofía progre es la más nueva y avanzada variante de la ideología del pueblo elegido. Es obvio que si uno se considera a sí mismo progresista tiene que haber alguien que sea “reaccionario”. Se trata de una posición elitista de carácter intolerante y racista. El progresismo es el precepto ideológico del Tikun Olam (arreglar el mundo). Se basa en la idea de que los defensores de ideas progres “saben mejor que nadie” lo que es correcto y quién está equivocado. El progre sabe diferenciar entre Kosher y Taref. En este caso, las voces progres hacen la vista gorda ante el hecho vergonzoso de que en realidad es el ejército sirio, básicamente suní, quien está luchando contra los denominados “rebeldes sirios”, una tropa variopinta de mercenarios extranjeros. Quizá sería mejor que nuestros intervencionistas progres leyesen más a menudo a Robert Fisk, que es acaso el único periodista fiable de habla inglesa en la región. “La palabra democracia y el nombre de Al-Assad no se combinan muy bien en gran parte de Siria”, escribe Fisk, y continúa: “Yo más bien creo que los soldados de eso que oficialmente se llama el Ejército árabe sirio están luchando por Siria en vez de Al-Assad. Pero luchan, sí, y por ahora están ganando una guerra imposible de ganar.” Si tenemos esto en mente, cabría esperar que los intelectuales progres, que cuentan con respetados historiadores y politólogos, fueran un poco más sofisticados y se lo pensasen bien antes de dar luz verde moral a Israel para que ponga en marcha un nuevo conflicto global.

Creo que ya va siendo hora de que nuestros humanistas progres hagan un examen introspectivo de ética y aprendan de una vez por todas cuál es la base moral para cualquier tipo de intervención. Cabe la posibilidad de que antes de predicar el Tikun Olam y de arrogarse la misión de arreglar el mundo en nombre de la “sociedad civil” y del “Derecho internacional”, decidan arreglarse antes a sí mismos.

Traducido por Manuel Talens

Fuente: http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=9628

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Solidaridad con la lucha por la Dignidad y la Libertad Siria
Por (reenvio) Rebelión - Saturday, Jul. 06, 2013 at 2:52 PM

11/4/2013- Nosotros, los abajo firmantes, en solidaridad con los millones de sirios que han estado luchando por la dignidad y la libertad desde marzo de 2011, hacemos un llamado a los pueblos del mundo para presionar al régimen sirio que ponga fin a su opresión y guerra contra el pueblo sirio. Exigimos que Bashar al-Asad renuncie inmediatamente y sin excusas para que Siria pueda comenzar una recuperación rápida hacia un futuro democrático.

Desde marzo de 2011, el régimen de Asad ha ido aumentado su violencia contra el pueblo sirio, el lanzamiento de misiles Scud, el uso de armas prohibidas por la Convención de Ginebra, como las bombas de racimo y munición incendiaria, y el uso de bombardeos aéreos. El régimen ha detenido y torturado a decenas de miles de personas y ha cometido masacres indecibles. Ha rechazado acuerdos políticos que no incluyan a Asad en el poder, y ha polarizado a la sociedad a través de actos de violencia estratégicos, sembrando las semillas de la división. Desde los primeros días de la sublevación el régimen también ha tratado de internacionalizar la crisis con el fin de situarla en un tablero de batallas geopolíticas que sólo lo fortalecen. Manteniéndose fiel a la lógica de un régimen autoritario, Asad no puede aceptar las demandas legítimas de libertad y dignidad del pueblo sirio. Por lo tanto, no hay esperanza para un sistema unificado, libre, e independiente en Siria en tanto que su régimen se mantenga en el poder.

Esta es una revuelta provocada por los niños de Deraa (el pueblo donde la revuelta comenzó) y por las sentadas y manifestaciones de los jóvenes en las ciudades, los campesinos en las zonas rurales, y los desposeídos y marginados de Siria. Son ellos los que se unieron de manera no violenta a través de protestas y canciones, antes de la represión brutal del régimen. Desde entonces, el régimen ha impulsado la militarización de un movimiento no violento en Siria. Como resultado, los jóvenes se levantaron en armas, primero para la auto-defensa pero últimamente esto ha dado lugar a intentos de algunos grupos que luchan contra el régimen de forzar un clima de polarización, y la negación del Otro política, social y culturalmente. Estos actos son en si mismos actos en contra de la revolución por la libertad y la dignidad.

Sin embargo, la revolución por la libertad y dignidad sigue firme. Es por esta razón que nosotros, los abajo firmantes, hacemos un llamamiento a la sociedad civil global y no a los gobiernos ineficaces y manipuladores, para defender las conquistas de los revolucionarios sirios y para difundir nuestra visión: la liberación del yugo del autoritarismo y el apoyo a la revolución siria como parte integral de las luchas por la libertad y la dignidad en la región y en el mundo.

La lucha en Siria es una extensión de la lucha por la libertad tanto a nivel regional como a nivel mundial. No puede separarse de la lucha de la gente de Bahrein, de Egipto, Tunez, Libia, Yemen y otros pueblos que se han rebelado contra la opresión y el autoritarismo, así como contra quienes tratan de usurpar o destruir los levantamientos y desviarlos de sus propias agendas. Esta lucha se conecta con la lucha de los palestinos por la libertad, la dignidad y la igualdad. La revolución en Siria es una parte fundamental de las revoluciones del norte de África, pero es también una extensión de la revuelta zapatista en México, el movimiento de los sin tierra en Brasil, las revueltas europeas y norteamericanas contra la explotación neoliberal, y un eco de los movimientos por la libertad en Irán, Rusia y China.

La revolución siria confronta un mundo al revés, donde estados que supuestamente eran amigos de los árabes, como Rusia, China e Irán han mantenido su apoyo al régimen a pesar de la masacre de personas, mientras que estados que nunca han realmente apoyado la democracia o la independencia, especialmente los EE.UU. y sus aliados del Golfo, han intervenido en apoyo de los revolucionarios. Lo han hecho con un claro y cínico interés propio. De hecho, su intervención a tratado de aplastar y subvertir el levantamiento, mientras que venden ilusiones y mentiras engañosas.

Teniendo en cuenta que las potencias regionales y mundiales han dejado el pueblo sirio solo, les pedimos que presten su apoyo a los sirios que siguen luchando por la justicia, la dignidad y la libertad, y que resisten el sonido ensordecedor de la batalla, así como rechazan la ilusiones vendidas por los enemigos de la libertad.

Como intelectuales, académicos, activistas, artistas, ciudadanos interesados y como movimientos sociales nos solidarizamos con el pueblo sirio para enfatizar la dimensión revolucionaria de su lucha y para evitar las batallas geopolíticas y guerras de poder que tienen lugar en su país. Les pedimos que presten su apoyo a todos los sirios que piden una transición pacífica del poder, una donde todos los sirios pueden tener una voz y decidir su propio destino. También rechazamos todo intento de cualquier grupo de monopolizar el poder e imponer su propia agenda, o para imponer identidades unitarias u homogéneas al pueblo sirio. Les pedimos que apoyen a las personas y organizaciones de base que todavía defienden los ideales de una sociedad Siria libre y democrática.

Frederic Jameson (Duke University, United States)
Tariq Ali (British Pakistani writer, journalist, and filmmaker, United Kingdom/ Pakistan)
Ilan Pappe (University of Exeter, United Kingdom)
Etienne Balibar (Columbia University, United States/ France)
Nigel Gibson (Emerson college, United States/ Britain)
Norman Finkelstein (American researcher and writer, United Sates)
John Holloway (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, United States/ Mexico)
Vijay Prashad (Trinity College, United States/ India)
Salameh Kaileh (Intellectual, Syria/Palestine)
Bill Ayers (University of Illinois at Chicago, United States)
Bernardine Dohrn (Northwestern University, United States)
Rashid Khalidi (Columbia University, United States/Palestine)
Lieven de Cuater (Philosopher, Belgium)
Jihane Sfeir (l'Université Libre de Bruxelles, Lebanon/ Belgium)
Jean-Pierre Filiu (Institut d'études politiques de Paris, France)
Farouk Mardam Bey (Intellectual, Syria)
Faraj Bayrakdar (Poet, Syria)
Ziad Majed (American University of Paris, Lebanon/ France)
Kamal Bandara (Intellectual, Tunisia)
Francois Burgat (CNRS, France)
Adam Shapiro (Activist, United States)
Razan Ghazzawi, (Activist, Syria)
Yassin el-Haj Saleh (Intellectual, Syria)
Thierry Boissière (Institut français du Proche-Orient, France)
Olivier Le Cour Grandmaison (universitaire, France)
Jens Hanssen (University of Tornoto, Canada/ Germany)
Ghassan Hage (The University of Melbourne, Australia/ Lebanon)
Hani al-Sayed (American University of Cairo, Syria/ Egypt)
Hazem al-Azmeh (Intellectual, Syria)
Sadri Khiari (Intellectual, Tunisia)
Oussama Mohamad (Film maker, Syria/ France)
Jihad Yazigi (Journalist, Syria)
Saad Hajo (Cartoonist, Syria)
Wendy Brown (UC Berkeley, United States)
R. Radhakrishnan (UC Irvine, United States/ India)
Ann Ferguson (Philosopher, United States)
Samir Aita (Le Monde Diplomatique editions arabes, Cercle des Economistes Arabes)
Santiago Alba Rico (Philosopher, Spain)
Asef Bayat (University of Illinois, USA)
Chela Sandoval (University of California, Santa Barbara)

fuente http://rebelion.org/noticia.php?id=166595

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