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Una copa que se comparte: La competencia cannábica por dentro
Por (reenvio) Veintitrés - Saturday, Aug. 10, 2013 at 7:31 PM

Cultivadores de todo el país se reunieron frente al Río de la Plata para exponer sus flores y ver quién arma más rápido. El jurado evaluó aroma, sabor, presentación y “mambo”. Camaradería, usos medicinales y activismo contra la prohibición. Velocidad. Una de las competencias que tienen lugar en este torneo es la de armado de cigarrillos de marihuana.

Una copa que se comp...
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Una fraternal competencia entre eximios cultivadores de marihuana con un nivel de dedicación que los lleva a perfeccionar su arte. Y a compartirlo. Un evento en el que se dan cita expertos en todo lo que tiene que ver con esta planta prohibida, ya sea en sus usos recreacionales, medicinales o industriales. Todo esto se da en una convención muy especial, ya que sucede en la clandestinidad, a causa de una normativa repudiada por su ineficacia, la ley de drogas 23.737. Una reunión que pasó a ser, además de una junta de sibaritas, un ámbito de militancia por los derechos humanos y por la divulgación científica de los beneficios del cannabis.

Veintitrés tuvo acceso a la mítica Copa del Plata, la meca de los cultivadores argentinos y de la región, cuya 12ª edición se realizó el domingo 4 de agosto pasado. Concurrieron 450 personas y concursaron 80 cultivadores, cada uno ofreciendo la mejor muestra de sus cogollos, como se denomina a la flor de la marihuana, que es lo que se fuma. Los concurrentes que no compiten ni exhiben tuvieron que pagar 250 pesos por la entrada. Las invitaciones son personales y la información circula de boca en boca o en los foros de Internet especializados en el tema. El único dato geográfico para aportar es la cercanía con el río que se llama igual que la copa.

Ya antes de que se abran las puertas, al mediodía, en las inmediaciones, varios de los concursantes se sientan frente a las aguas rioplatenses. Ansiosos por tener el reconocimiento de sus colegas, muestran los frascos donde llevan sus flores. E invitan a olerlas. El hábito de compartir es un infaltable en la copa cannábica: no hay cabida para el egoísmo. Por lo menos en cuanto a un cigarro de marihuana refiere. Y son varios los que se prenden aun antes de entrar. Apenas traspasando las puertas del predio donde tiene lugar el evento, un integrante de la organización informa que este año, por primera vez, no se retirarán los celulares de los concurrentes. Se apela a la autodisciplina: “Sin fotos ni mensajes ni llamados”, exigen los organizadores, por motivos de seguridad. La medida de protección que se mantiene es que, una vez adentro, nadie sale hasta que termina la feria, después de las 20.

Este es un evento donde no tiene cabida la marihuana prensada, la que se consigue en el mercado negro comercializada por narcos con connivencia policial. Aquí se aprecia la calidad de cada muestra: un jurado compuesto por el campeón del año pasado, un integrante del comité organizador, un experto internacional y otro nacional, además del voto de los mismos competidores, evalúa el aroma, el sabor, la presentación y el mambo, o sea el efecto psicoactivo que genera la inhalación del humo del cannabis.

Los expertos catan. Y apelan a metáforas frutales para referirse a las distintas muestras. “Probá esta, es más alimonada. Fumá suavemente. No tanto. Hacé que el humo vaya hasta la nariz. Sentilo. Y largalo lentamente”, guía Moisha, el campeón del año pasado, una eminencia local en cuanto a cultivo. El experto describe el efecto que siente: “Es como subir un escalón más, fijate que la visión se expande, te hace tener visión de pez, de 180 grados”, detalla apasionado. Está catando una muestra de la cepa cruza de la variedad White Widow con White Satin/Herijuana, que compite con el número 26, sin que se sepa quién fue el que la cultivó. Moisha pronostica que podría ser una de las ganadoras.

Finalmente, el que se impone es Gastón Santo, con la muestra número 20, una cruza entre las variedades Thai con Chocolope. Emocionado, recibe la copa de manos del jurado. El cuello de la copa es transparente y adentro luce un cogollo. “Estoy recontento, le pongo todas las pilas a esto. Presenté una planta de genética sativa, cultivada en exterior, es una cruza rústica que vengo seleccionando. Me siento realizado. Desde el 2006 que cultivo bien. Soy activista, esto es autocultivo a muerte: el prensado no existe más ni en mi vida ni en la de todos mis amigos”, se enorgullece el campeón, rodeado de sus colegas que lo felicitan y abrazan. Por motivos económicos, acaba de cerrar su tienda ubicada en el barrio de Boedo, Billy Grow, un lugar emblemático para la movida cannábica. En ese contexto, el premio es una gran alegría. Su sueño que es que la marihuana sea legal y tener su propio club de cultivo. “Ya lo estamos haciendo, todos plantamos. Nosotros somos los pibes que nos sacamos la careta, no nos escondemos”, desafía.

En la copa también se compite a ver quién arma más rápido. En cuestión de segundos, expertos en manualidades se concentran para ver quién es el que lía en menos segundos su cigarrillo de marihuana. Otra competencia es la de las resinas, o sea el hachís, la milenaria forma de transformar la florida sustancia en algo parecido a un chocolate. El ganador, Juan Vaz, referente del movimiento cannábico en la otra orilla, es uno de los más felicitados del evento, no sólo por la calidad de su producción, que invita a mirar con lupa, sino por los avances legislativos que obtuvieron en su país. No fue el único invitado del cono sur: como en los dos últimos años hubo presencias de Brasil y Chile. “Acá puedo competir, en Montevideo no porque soy el que organiza”, explica Vaz. Su compatriota, Juan Guano, cuenta sobre la realidad en su país. Es el campeón uruguayo y dueño de Urugrow, el único grow shop del vecino país, ubicado a una cuadra de la intendencia montevideana. Las tiendas dedicadas a la venta de adminículos necesarios para el cultivo, como luces, macetas y abono, son toda una novedad en Uruguay. “Se ha votado en la Cámara de Diputados. En octubre se tiene que votar en Senadores. Esperamos que salga. Se va a habilitar el cultivo de 6 plantas, la posesión de 480 gramos en el hogar, la compra de 40 gramos por mes por persona, sacando registro. Se abren las puertas para lo medicinal, para la industria del cáñamo”, se esperanza. Sabe que no está todo resuelto: “Todos los diputados de la oposición admitieron que el prohibicionismo ha fracasado, pero a la vez lo quieren mantener”.

Uno de los principales difusores de los reclamos de usuarios y cultivadores en la Argentina es Sebastián Basalo, director de la revista de la cultura cannábica, la THC. En un alto entre cultivadores que lo saludan o usuarios que lo reconocen porque lo vieron en televisión, destaca los avances del movimiento en contra de la criminalización de la marihuana. “El crecimiento se ve en la Copa del Plata y en todos las demás eventos, así como en las movilizaciones. Sin embargo, todavía nos siguen persiguiendo, como pasa con los casos de Adrián Minervino, de Pilar y preso en Mercedes; Atilio Cazón, jujeño preso en Marcos Paz, así como Alexis Torrijo, preso en Santiago del Estero, entre otros, todos detenidos por fumar o plantar, víctimas del prohibicionismo”. En ese sentido se expresa Matías Faray, de la Agrupación de Cannabicultores del Oeste, que hace unos años fue detenido por cultivar en su casa. “Es un garrón. Nos siguen persiguiendo. Hace dos semanas me quiso llevar preso Gendarmería. Fue el Día del Amigo, estaban cazando perejiles y me requisaron en la plaza de Merlo. Estuve 40 minutos hasta que el gendarme me dejó ir, bah, me echó. Me pude defender porque me sé los artículos de la ley de memoria, así como los fallos de la Corte”, cuenta el referente en su stand, rodeado de sus compañeros de la agrupación, que durante toda la jornada difundieron los usos del cannabis para artrosis, reuma, psoriasis, depresión, asma, glaucoma, dolores musculares, de cabeza, anorexia, insomnio o como antiespasmódico, entre otros usos, como el alivio para personas con VIH o cáncer. Faray enseña cómo producir los aceites de marihuana para aprovechar la planta entera y luego comenta su alegría por la recepción que tuvieron de la gente: le tocó estar en el escenario para divulgar las propiedades medicinales de la marihuana. “A diferencia de otras copas, las agrupaciones y el activismo tuvimos mucho lugar. Es imprescindible esta concientización del aprovechamiento que podemos hacer de la ganja”.

Entre los asistentes se pudo ver al panelista televisivo Eduardo “Cabito” Massa Alcántara, a la periodista Carla Czudnowsky y al cantante Andy Chango. Otro que dio el presente es el candidato a diputado por el Frente para la Victoria Alex Freyre, que concurrió junto a su compañero José María Di Bello. “Abogamos por la construcción de una patria más igualitaria, siguiendo lo dicho por la Presidenta a favor de la descriminalización de las personas usuarias de drogas”, dice el militante por la diversidad sexual. “Mi militancia a favor de la modificación de la ley 23.737 es pública. Participo en las marchas, no por época electoralista. Soy cultivador. Aunque no ahora: se me murieron todas las plantas con la campaña. Estoy militando para poder cultivar de forma no clandestina. Fui y soy víctima de esa ley, que atenta contra la seguridad y la justicia. El 80 por ciento de las personas detenidas en el Servicio Penitenciario Federal es por esa ley, que es ineficaz. Hay que regularizar el acceso al cannabis”, propone el candidato.

Otra de las víctimas de la ley de drogas es Ezequiel, el dueño de Pulpot, que sufrió un ruidoso allanamiento y la clausura de su local, acusado de vender semillas, lo cual niega rotundamente. Pese a la persecución, volvió a abrir su tienda, donde –por ejemplo–, a precio dólar, se venden unos vaporizadores de última generación, la mejor forma de fumar marihuana sin sufrir en los pulmones los efectos dañinos de la combustión. En la competencia, el curioso que quiera vivenciar cómo funciona puede dar unas caladas sintiendo frescor al inhalar. Elogioso de la Copa, Ezequiel remarca que “hay muy buena onda, una buena pantalla gigante, buen sonido, los detalles bien cuidados. Es una reunión que se da pocas veces, donde hay tanta gente que cultiva junta, intercambiando experiencias. Es un ambiente sin disturbios, la gente está re bien. No hay nadie vomitando ni dado vuelta, está bueno eso, demuestra que no hay problemas con el uso de la marihuana. Somos mucha gente a la que nos gusta fumar la chala”, resume. Este experimentado usuario de marihuana se queja porque “aunque hay mayor aceptación social, seguimos siendo discriminados y perseguidos: nos hacen vivir con paranoia”.

Antes de que finalice el evento, esta revista logra charlar con el pionero de la Copa, conocido con el alias de “Argentino”. “Cada vez más gente fuma marihuana. Hay más información y un cambio cultural, de a poquito. Esto de la prohibición ya está, ¿no?”, se presenta el organizador. Al recordar el origen del certamen, comenta que comenzaron cinco amigos en una casa. “Nos peleábamos a ver quién tenía la cosecha más rica. Entonces pusimos alguien de afuera para que lo diga. Y así fue evolucionando. Es un evento clandestino que llevo adelante desde hace doce años, con un montón de gente que me rodea. Es el Italpark del porro. Si te gusta la marihuana, no la podés pasar mal nunca. Evoluciona porque hay más gente. Y porque está el tema médico y de la lucha. Es cada vez más abierto: antes, por cada cultivador podía haber un invitado. Después pudimos invitar más gente. El año que viene va a venir más gente. En algún momento lo vamos a hacer con las puertas abiertas”

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